7 mitos y verdades sobre los gatos que posiblemente no sabías

Sobre los gatos se dicen muchas cosas, revisemos algunos de los mitos y verdades sobre los gatos:

Los gatos blancos de ojos azules son sordos

Por muy curioso que parezca este mito es cierto. Una gran mayoría de los gatos con pelaje completamente blanco, son además sordos de nacimiento. Esto se debe a una condición genética derivada de la presencia del gen W (White, o blanco en inglés), que es el responsable de transportar la información para dar el color blanco y los ojos azules, pero infortunadamente también transporta la sordera. Sin embargo esto no ocurre en todos los casos, pues el gen actúa de manera distinta dependiendo de cierta clase de información genética.

Por ejemplo, un gato que posea el gen W siempre será blanco, pero la información en ocasiones está incompleta para el color de los ojos y el nivel de la sordera, por lo tanto, un gato blanco de ojos azules no será siempre sordo, aunque la probabilidad es alta. Sin embargo un gato que posea el gen W, pero con ojos de color diferente al azul, tiene menos posibilidades de ser sordo, y uno con un ojo azul y otro de otro color tendrá el doble de posibilidades de tener sordera congénita, que uno con ambos ojos azules, aunque la sordera de esta clase de gatos suele ser parcial.

Los gatos absorben malas energías

La creencia o no de este mito depende de tu nivel de esoterismo. Muchas personas piensan que los gatos absorben las malas energías y las liberan al dormir, purificando los espacios de la manera que lo haría un cuarzo. De hecho, se dice que pueden ver diferentes planos, incluso se piensa que disfrutan dormir con sus dueños para acompañarlos a realizar “viajes astrales”, protegiendo su espíritu mientras vigila de su cuerpo.

Descartar o aceptar este mito es muy complicado porque viene enraizado en la subjetividad de las personas, su capacidad de simbolización y su construcción de realidad, por lo tanto para cualquiera, un gato es una tierna mascota y para otro es el guardián y portón del más allá, siendo ambas posturas absolutamente respetables.

La leche de vaca buena para los gatos

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Esta es una creencia muy extendida (alimentada además por diferentes cuentos, caricaturas, etc), sin embargo no es cierta. Los gatos al igual que los perros, no tienen las enzimas necesarias para descomponer la lactosa producto del azúcar de la leche de vaca, y el consumo de esta le producirá a los mismos efectos que a una persona con intolerancia a la lactosa.

Al carecer de las enzimas necesarias para digerir, la leche se fermentará en su aparato digestivo causando diarrea y malestares estomacales. Así que si decides alimentar a tu gato con leche de vaca, es mejor que le des leche descremada.

Sin embargo, si el consumo de leche de vaca se da justo después del destete de la leche materna, el gato puede acostumbrarse a su consumo, aunque no es muy recomendable.

A los gatos no les gusta que les acaricien la panza

No es tanto que lo les guste que les acaricien la barriga, es sólo que es una de sus partes más sensibles y muchas veces las caricias le producen dolor. Generalmente cuando un gato se pone panza arriba cerca de ti, significa que te tiene confianza y considera que no le harás daño, pues esta es una postura que los deja vulnerables.

Los gatos no pueden saborear el dulce

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Los gatos al igual que todos los felinos, carecen de los pares de aminoácidos que les permiten saborear lo dulce. Es básicamente un elemento evolutivo que hace que su dieta sea exclusivamente carnívora, además tampoco pueden digerir lo dulce.

Los gatos engordan si los castran

La obesidad en los gatos no es una consecuencia de la castración, se debe a que el animal está siendo sobrealimentado o hace poco ejercicio. Si bien la castración o esterilización cambia el metabolismo del animal, el riesgo de que engorde es sólo durante las primeras semanas, una vez el metabolismo se acostumbre, el gato no tendrá tendencia a la obesidad como una consecuencia de la castración. Es recomendable que haga ejercicio al aire libre y que lleve una dieta balanceada.

Los gatos son traicioneros

Esta creencia se debe a la falta de familiaridad con las formas de demostrar afecto de los gatos. Dentro de su sistema de interacción social las mordidas forman parte de las demostraciones de afecto, por lo tanto, si acaricias a un gato y este te lame y después te da un mordisco suave, no lo tomes como una agresión, es una forma de demostrar afecto. Los mordiscos, dependiendo de la intensidad, pueden demostrar además dominancia, el gato está tratando de establecer una relación de jerarquía contigo, sin embargo, si lo hace fuerte, incluyendo rasguños y su lenguaje corporal es agresivo, debes prestarle atención y tratar de corregirlo antes de que se vuelva una conducta habitual.

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