Los conejos nacen ciegos, sordos y sin pelaje. El primer alimento que reciben es leche materna; por esta razón, no debes separarlo de su madre antes de las ocho semanas. Cuando ya tienen unas tres o cuatro semanas de vida, comienzan a probar el heno, que en su adultez se convertirá en la base de su dieta, así como otros alimentos sólidos, entre ellos, pellets.
En caso de que debas hacerte cargo de una cría de conejo que tiene a su madre enferma, no desea alimentarlo o es huérfano, debes recurrir a la leche de fórmula y dársela con ayuda de una jeringa o un biberón, siempre bajo la guía de un veterinario de animales exóticos. Si eres principiante en el cuidado de estos pequeñitos, a continuación, te explicamos qué comen los conejos bebés, cuáles son los errores que debes evitar en su cuidado y algunas recomendaciones para garantizar su bienestar.
Importancia de la leche materna
La leche materna de las conejas es muy rica en nutrientes, superando incluso a la leche de vaca y de cerda. Esto hace posible que puedan alimentar a sus gazapos solo una o dos veces al día, y que crezcan con rapidez. Este es su alimento exclusivo durante sus primeros 19 días de vida. Veamos a detalle su composición, de acuerdo con una publicación divulgada en el World Rabbit Science:
- Grasa (12,9 gramos/100 gramos)
- Proteína (12,3 gramos/100 gramos)
- Energía (8,4 MJ/kilogramos)
- Lactosa (<2 gramos/100 gramos)
El Royal Veterinaty College, de la Universidad de Londres, explica que el pH del estómago de los conejos recién nacidos los hace vulnerables a infecciones intestinales. Es gracias a la interacción entre el estómago de la cría y la leche materna, que se producen unas moléculas capaces de proteger al bebé de bacterias patógenas, responsables de enfermedades infecciosas. El resultado de este proceso vuelve ácido el pH del estómago del conejo bebé.
En vista de la relevancia de esta sustancia en la adecuada colonización bacteriana del tracto digestivo de los gazapos, la madre debe permanecer con sus crías, preferiblemente, hasta las siete u ocho semanas. De hecho, los pequeños también deben consumir los cecotrofos de su madre: un tipo de heces, que les ofrece bacterias esenciales.
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¿Cuándo introducir alimentos sólidos?
A partir de las dos o tres semanas de nacidos, los conejos bebés podrán iniciar su alimentación con heno, que en su vida adulta constituirá cerca del 85 % de su alimentación. Se puede comenzar con heno de alfalfa cuando las crías ya estén en capacidad de comer solos, debido a que es suave y rico en proteínas y calcio. Este alimento, ideal para el crecimiento de sus huesos, los acompañará hasta los siete u ocho meses de edad. Para entonces, requerirán un heno con menor cantidad de calcio, como el Timothy.
En este periodo, también pueden incorporarse a su dieta, en pequeñas cantidades, verduras y hortalizas, que deben ser lavadas para remover sustancias dañinas, como pesticidas. Veamos algunas variedades:
- Acelga
- Brócoli
- Espinaca
- Pimentón
- Col rizada
El sistema digestivo de los conejos bebés es bastante sensible y sus requerimientos dietéticos son específicos. Por eso, cuando se trata de introducir alimentos nuevos a la dieta, debes hacerlo uno por uno, para evaluar su recepción. Además, al momento de hacer cambios, estos deben ser de forma gradual.
Por otro lado, debido a su alto contenido en azúcar, las frutas no son recomendables de forma regular. Mejor ofrécelas como golosinas: los pequeños trozos de manzanas y los arándanos son buenas opciones. Otro alimento importante en la dieta del conejo bebé es una cantidad reducida de pellets de alta calidad. En este caso, lo ideal es buscar opciones fortificadas con vitaminas y minerales, al igual que ricas en proteínas.
Conforme se incluye en su alimentación comida seca, la ingesta de agua se incrementa. Por esta razón, debe estar disponible para el conejo durante todo el día. Debes ofrecerla en una botella con gotero o, si la cría es más grande, en un recipiente de poca profundidad.
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¿Cómo alimentarlos si no está la madre?
El primer paso es asegurarte de que realmente la coneja no pueda amamantar o que falleció. La importancia de constatar esto radica en que las madres alimentan a sus pequeños una vez al día, o en algunos casos dos, y luego se van para evitar atraer la atención de los depredadores. Por lo general, suele ofrecerles alimentos a sus pequeños entre la medianoche y antes del amanecer.
Por eso, es común considerar que la madre abandonó al nido cuando, en realidad, está ausente para protegerlos. Con esta idea en mente, te recomendamos constatar el estado de salud de la cría. Si observas que su barriga está redonda, su temperatura es cálida y su piel está rosada, está bajo el cuidado de su madre. En cambio, si lo notas delgado, frío y con un tono de piel azulado, entonces sí podría considerarse pertinente que le brindes asistencia.
Puede ocurrir que la coneja esté presente, pero no produzca leche o que sufra de mastitis. Ante ambos escenarios, acude a un veterinario con la madre y las crías. Si la situación te lleva a intervenir por la imposibilidad de que el pequeño reciba alimento, primero procura encontrar alguna madre sustituta y frota el olor de ella en el gazapo huérfano para intentar que asuma su cuidado; sin embargo, debes vigilar que no lastime al pequeño.
En caso de que el plan anterior no funcione, deberás criarlo a mano y alimentarlo con leche de fórmula. Aunque sea difícil aceptarlo, un bebé que no esté bajo el cuidado de su madre tiene pocas posibilidades de sobrevivir. Para aumentar las probabilidades, es necesario consultar a un veterinario especializado. Además, a continuación, te compartimos algunas recomendaciones:
- Ubícate con el conejo en un lugar cálido y tranquilo. Puedes introducir al pequeño en un gorro para mantener su temperatura. Esto es clave debido a que los bebés cuando tienen frío no ingieren alimento.
- Prepara la leche de fórmula para conejos bebés. Si no la tienes a disposición, puedes alimentarlo con leche de cabra entera o sustituto de leche para gatos, aunque esta última no es tan nutritiva como la leche para conejos, debido a que es más baja en grasas y alta en carbohidratos. Esta diferencia puede suplirse con crema entera. El Royal Veterinaty College recomienda agregarla de 1 a 4 partes por cada 10 partes de sustituto de leches para mininos.
- Antes de su primera toma del día, pesa al bebé. Puedes darle el sustituto de la leche con ayuda de un biberón con una tetina pequeña o una jeringa. Se recomienda administrarla a 35 °C. Puedes constatar la temperatura con ayuda de un termómetro. Si se trata de la primera vez que le das de comer, moja los labios del pequeño con un poco de leche para estimular el lamido.
- Aliméntalo en una posición donde el gazapo tenga las patitas hacia abajo. No debe colocarse al bebé conejo boca arriba porque puede sufrir neumonía por aspiración, la cual puede ser fatal.
- Cuando termine de comer, limpia la cara de la cría con suavidad y la ayuda de un paño. También es importante tomar nota de la cantidad de leche que ingirió.
Si se trata de un conejo que supera las dos semanas, puedes intentar que beba la leche de un recipiente de poca profundidad. Si fracasas en la primera prueba, continúa ofreciéndola con frecuencia, en poca cantidad y tibia.
¿Cuál es la frecuencia adecuada de alimentación?
Como indicamos en líneas anteriores, en la naturaleza, los pequeños comen una vez al día. Sin embargo, cuando no se alimentan de manera directa de la madre, no suelen ingerir la cantidad de comida suficiente y, en consecuencia, pueden demorar más en aumentar de peso.
Aunque la cantidad de alimento depende de la raza del conejo, la salud y el momento en el que inicio la crianza a mano, te compartimos algunas orientaciones. En un principio, el pequeño podría necesitar comer cada hora. Cuando ya se ha logrado establecer una rutina alimentaria —esto puede tomar entre dos y tres días—, las tomas pueden ser de tres o cuatro veces al día, de acuerdo a como aumente su peso. Además, considera que no es necesario ofrecerle alimento por las noches.
No olvides que los ajustes a la dieta del gazapo debes hacerlos con la guía de un veterinario, para que estén alineadas a sus necesidades individuales.
Recomendaciones para conejos domésticos y salvajes
La crianza manual tanto de conejos domésticos como salvajes es bastante similar. Sin embargo, se diferencia en que, una vez concluida esta etapa de apoyo, deberás liberar a los segundos, porque es muy probable que no se acostumbren a vivir en cautiverio. La excepción a esta regla dependerá de que el pequeño presente algún daño físico permanente que lo exponga en la naturaleza. Dicho esto, te presentamos algunos consejos que debes tener en cuenta para el bienestar de los gazapos:
- Estimular la micción en conejitos con menos de seis días. En caso que no logren hacerlo de forma independiente, después de cada comida, moja tu dedo o un bastoncillo en agua tibia y acaricia con suavidad el área rectal.
- Verifica que los excrementos no se acumulen alrededor de la cola. Cuando esto ocurre puede ocasionar una obstrucción. Para remediarlo, puedes limpiarla con un algodón húmedo.
- Evita darle golosinas azucaradas o alimentos procesados. Para proteger el sistema digestivo del conejo, no le ofrezcas mucha azúcar, ya que puede causar enfermedades cardíacas y obesidad. Tampoco se recomiendan alimentos como el muesli. Este último resulta perjudicial a largo plazo, porque no le brinda los nutrientes que requiere.
- Monitorea al conejo. Estos animalitos se ocultan cuando se enferman, por lo que debes prestar atención para identificar algún signo de malestar, como diarrea, estornudos frecuentes, poco apetito, constipación, entre otros.
- No debes darle pellets ni agua en una botella a los conejos salvajes. La razón es que estos alimentos secos no los encontrará en su entorno natural cuando regrese ni tampoco la botella.
Errores comunes que se deben evitar en la crianza
La crianza es una tarea compleja. Por desconocimiento, podemos incurrir en omisiones o errores que pueden poner en riesgo la salud y bienestar del conejito. Para evitarlo, considera los llamados de atención que realizamos a continuación:
- No limpiar la boca y la barbilla después de comer. Cuando este procedimiento no se realiza, puede aparecer una infección causada por hongos y hacer que su pelaje se caiga en esa área.
- Realizar cambios bruscos en la dieta. Los conejos bebés criados a mano no tienen la misma tolerancia a las modificaciones en su dieta y la incorporación repentina de verduras, en comparación con aquellos que fueron amamantados por su madre. Por eso, cada alimento que se sume debe hacerse de forma gradual. De hecho, algunos recomiendan la incorporación de los alimentos frescos a partir del tercer o cuarto mes de vida a los pequeños criados en estas circunstancias. No obstante, esto no aplica si se trata de conejos salvajes criados de forma manual, ya que desde las tres semanas deberían tener disponible pasto y otras plantas en su hábitat natural.
- No ofrecerle la cantidad de heno y agua que necesita. Esta carencia atenta contra su salud y adecuado desarrollo.
- Limitar su estimulación física y mental. A estos animalitos les encanta pararse sobre sus patas traseras, correr, cavar y mucho más. Por ser muy inteligentes, también es necesario brindarle juguetes para evitar que se aburran.
- Tener un conejo solo. Estos pequeños viven en la naturaleza en grupos. En vista de esto, te recomendamos que le ofrezcas compañía para evitar que se aburra y esto cause hiperactividad o un comportamiento relacionado con el estrés.
La crianza a mano es un desafío gratificante
Los conejos bebés llenan de alegría la vida de sus tutores. Cuando su madre está presente, puedes disfrutar de ser testigo de cómo los amamanta y estos crecen con rapidez. Sin embargo, cuando ella no puede hacerlo o ha muerto, debes informarte sobre la alimentación de las crías.
Si no funciona la búsqueda de una madre sustituta, deberás alimentarlo con leche de fórmula. Este procedimiento requiere de paciencia, higiene y amor. Cuando se crían bajo estas circunstancias los pequeños suelen ser más vulnerables a los trastornos digestivos, por los que la incorporación de alimentos debe hacerse de forma gradual. No hay dudas de que este nivel de dedicación y compromiso, cuando todo sale bien, tiene muchas recompensas.
Bibliografía
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