La oveja doméstica: alimentación y temperamento

Te informamos sobre la oveja y algunas singularidades que ayudan a su cuidado adecuado
La oveja doméstica: alimentación y temperamento
Paloma de los Milagros

Escrito y verificado por la bióloga Paloma de los Milagros.

Última actualización: 11 febrero, 2019

La oveja doméstica, conocida científicamente como Ovis orientalis aries, es uno de los animales por excelencia de la ganadería española. Conocer su temperamento y las necesidades alimenticias es esencial para la explotación de sus recursos.

Características principales: morfología y comportamiento

La oveja doméstica es un mamífero cuadrúpedo ungulado. Es decir, se encuadra dentro de un conjunto de mamíferos placentarios que caminan apoyando el extremo de sus dedos, normalmente transformado en pezuña.

Según la raza, las dimensiones y el peso fluctúan entre los 45 y los 150 kilogramos. También varía la presencia –o ausencia– y la forma de su ornamenta, que puede ser de un par de cuernos o incluso de dos pares, en ambos sexos o solo en los machos.

Generalmente, destacan por su pelaje denso y rizado, conocido en el sector ganadero y textil como lana, y cuyo color puede variar desde el blanco hasta tonalidades más pardas, negras o manchadas. Sin embargo, cabe destacar la selección de ovejas blancas en la mayoría de los rebaños cuyo fin es la explotación de lana, por facilitar su posterior tinción.

Por otra parte, esta especie se caracteriza por presentar una especie de visión periférica, con un campo visual capaz de superar los 300º. Además, cuenta con un oído sensible y un potente sentido del olfato gracias a la presencia de unas glándulas odoríferas que juegan un papel crucial durante el período reproductivo.

Ovis orientalis aries

En lo que al comportamiento se refiere, la oveja doméstica se define por su instinto gregario con tendencia a formar grupos jerarquizados, con un ‘líder’ que guía al conjunto hacia nuevos pastos. Además, dentro de un mismo rebaño las ovejas que comparten parentesco tienen mayor relación entre ellas y, en el caso de los rebaños mixtos, suelen agruparse por razas.

Esta vinculación con el grupo ha sido aprovechada en su explotación ganadera, donde la figura del líder suele ejercerla el denominado perro pastor que realiza una doble misión marcando el rumbo y protegiendo al conjunto de posibles depredadores.

A pesar de la idea compartida de que la oveja doméstica es un animal simple, huidizo y poco inteligente, su capacidad de aprendizaje y memorística es prácticamente equiparable a la de los cerdos y las vacas. Y es que puede,entre otras cosas, recordar nombres.

El sonido que define por excelencia a la oveja es el balido. Este es habitual en la denominada comunicación de contacto, sobre todo entre la madre y sus crías. Sin embargo, también es frecuente el balido como forma de manifestar angustia entre las ovejas aisladas.

Además, las ovejas pueden emitir otros ruidos característicos de situaciones concretas, como es el caso del gruñido de las hembras durante el parto, el ronquido de los machos durante el cortejo y el resoplido ante momentos de tensión o a modo de advertencia.

Ovejas domésticas comiendo

Alimentación de la oveja doméstica

La oveja doméstica es un mamífero herbívoro y rumiante. Es decir, cuenta con un aparato digestivo multicameral en el que, gracias a la simbiosis y a una serie de bacterias anaerobias, pueden digerir la celulosa de tallos y hojas.

Generalmente, se alimentan durante todo el día, aunque intercalan ciertos descansos en los que regurgitan el denominado bolo, masa vegetal característica de los rumiantes que, una vez masticada, pasa al rumen o a la panza a través del retículo: puede ser regurgitada para una masticación o salivación adicional.

Estos herbívoros prefieren los pastos compuestos por gramíneas y leguminosas y, a diferencia de los ramoneadores, tienden a arrancar las plantas a ras de suelo. Por ello, para evitar el sobrepastoreo los ganaderos suelen hacer un pastoreo rotacional alternado distintas zonas, de forma que la vegetación pueda volver a crecer.

Por otra parte, durante los meses de invierno, su alimentación se compone básicamente de heno, gramínea o leguminosa seca y cortada frecuente en la dieta de ovejas, cabras, vacas y caballos. La cantidad diaria variará en función de la raza, la edad, el tipo de explotación ovina –cárnica, lechera o textil– y el desgaste físico del animal.


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