Salamandra de jackson: redescubierta en Guatemala después de 42 años
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Las salamandras son unos de los grupos más amenazados que existen. Esto se debe en gran parte a la contaminación de los cuerpos de agua y la modificación de su hábitat. Por esta razón, cada vez es más difícil encontrarse con algunos de estos ejemplares. La salamandra de jackson no es la excepción, pues se le vio por primera vez en 1975 y desapareció durante años sin dejar rastro.
El nombre científico de esta especie es Bolitoglossa jacksoni y pertenece a la familia de los pletodóntidos (Plethodontidae). Este grupo de salamandras se caracteriza por carecer de pulmones, por lo que necesitan mucha humedad para poder respirar a través de su piel. Sigue leyendo el artículo y descubre más sobre este curioso anfibio.
Hallada y perdida por primera vez
La salamandra de jackson fue descubierta en la sierra de los cuchumatanes, Guatemala, durante una expedición realizada por Paul Elías y Jeremy Jackson en 1975. Ambos colegas se asombraron del hermoso color dorado y la forma que caracteriza a la especie. Sin embargo, desconocían que esta sería la primera y la última vez que la salamandra saldría a la luz durante más de 40 años.
En los años subsecuentes, se llevaron a cabo diversas expediciones para buscar a esta y otras especies. No obstante, en ninguna de ella se volvió a ver a la salamandra de jackson. Por esta razón, en el 2016 varios expertos en anfibios consideraron que este organismo estaba extinto, lo cual podría haber sido ocasionado por la destrucción de su hábitat.
Las especies más buscadas
En 2017, una organización sin fines de lucro denominada Global Wildlife Conservation elaboró una lista con las 25 especies desaparecidas y más buscadas en ese momento. Este movimiento tenía el objetivo de localizar a los ejemplares para confirmar que aún no estaban extintos. Entre ellos estaba la salamandra de jackson, así que se inició una campaña para dar con su paradero.
El difícil bosque de la sierra cuchumatanes
Uno de los grandes retos para volver a contemplar a este anfibio era navegar el bosque en el que habitaba. Esto se debe a que la humedad, la temperatura y la vegetación impiden el acceso a varias áreas de la zona. Además, muchos obstáculos pueden obstruir la vista, por lo que no es sencillo caminar y buscar a este ejemplar al mismo tiempo.
Por si fuera poco, el tamaño de este animal no supera los 6 centímetros de longitud.
La salamandra de jackson vive a una altitud mínima de 1400 metros sobre el nivel del mar. Dicha situación complica aún más las expediciones, así que los expertos se demoraron bastante tiempo en prepararse para poder buscar al anfibio. Asimismo, solo las épocas de lluvia intensa son las adecuadas para explorar la zona, ya que esto propicia que los ejemplares se expongan con facilidad.
El guardia que devolvió la esperanza
A pesar de todas las dificultades, un equipo de investigadores comenzaba a preparar una nueva expedición para el 2018. Entre los integrantes se encontraba Carlos Vázquez Almazán, el curador de la Universidad de San Carlos de Guatemala que ya participaba en la búsqueda de las 25 especies pérdidas.
En octubre de 2017 Carlos recibió un mensaje de un guardia que patrullaba en la Reserva de Anfibios Finca San Isidro. En él se encontraba una foto de un hermoso anfibio color dorado, el cual tenía una franja negra a lo largo de su espina dorsal. Dicho organismo encajaba a la perfección con la descripción de la salamandra de jackson.
De esta forma, y apenas unos meses después de haberse iniciado la campaña para su búsqueda, la salamandra de jackson había sido redescubierta cerca de la zona en la que fue vista por primera vez. En total, esta especie estuvo desaparecida por 42 años.
El peligro de los anfibios
A pesar de que se logró localizar a esta especie, los peligros a los que se enfrenta no han desaparecido por completo. Los anfibios están amenazados por el calentamiento global, la contaminación, la deforestación, el tráfico de especies y otros factores ecológicos. Por lo tanto, se les considera el grupo de animales que tiene mayor probabilidad de desaparecer.
En el 2020, cerca de 2200 especies se encontraban bajo alguna categoría de riesgo, mientras que muchas otras experimentaron una gran disminución de su población. Una de las principales razones de esto es su alta sensibilidad en la piel, por lo que cualquier cambio en el ambiente puede provocar serios daños a su salud. Por consecuencia, varios tipos de anfibios se encuentran al borde de desaparecer.
El caso de esta salamandra es una proeza esperanzadora, pues parece indicar que aún hay tiempo para intentar remediar la situación de los anfibios. De manera afortunada, muchas organizaciones como la Global Wildlife Conservation ya se encuentran en acción. Sin embargo, falta el apoyo de la sociedad para poder lograr un impacto que realmente sea benéfico para todos.
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