El mapache es una especie muy conocida en Estados Unidos, pero en Europa resulta más exótica. Y eso a pesar de que este omnívoro ha conseguido extenderse por gran parte de ella desde el siglo XX por culpa de la industria peletera. En España también existen mapaches salvajes, pero la razón es más reciente e igual de irresponsable.
A pesar de su capacidad de expansión y su carácter invasor, este mamífero es uno de los más curiosos y fascinantes de todo el mundo. Además de tener un precioso antifaz que delinea sus ojos, enamora con su conducta y su capacidad para utilizar las manos casi como lo haría una persona. Si quieres saber más sobre él, sigue leyendo.
Situación taxonómica
El mapache común (Procyon lotor) es una de las 3 especies que pertenecen a la familia Procyonidae, a su vez englobada en el orden de los carnívoros. Aparte de la especie que aquí nos atañe, también se conocen como mapaches Procyon cancrivorus y Procyon pygmaeus. Existen varias subespecies de mapache común, las cuales antes se consideraban como ejemplares separados.
Aunque todos los mapaches englobados en el complejo específico de P. lotor sean muy parecidos entre sí, cabe destacar que se han citado hasta 22 variantes dentro de la misma especie. Procyon lotor marinus y Procyon lotor hirtus son solo algunas de ellas.
Existen 3 especies de mapaches y hasta 22 subespecies englobadas dentro del propio mapache común.
Características del mapache
El mapache es uno de los animales omnívoros más representativos de América, perteneciente a la familia de los prociónidos, al igual que el coatí. Esta especie suele rondar los 7 kilos, si bien tiene una gran capacidad para acumular grasa y llegar hasta los 15 kilogramos. Su pelaje va desde el gris hasta el negro y se caracteriza por portar una cola anillada y un rostro con antifaz.
La longitud de un ejemplar adulto puede variar entre los 60 y los 90 centímetros y la cola corresponde a gran parte de su porte total, con dimensiones de 20 hasta 40 centímetros. Ambas extremidades (posteriores y anteriores) tienen 5 dedos, lo cual le permite al mapache maniobrar de forma excelente en su entorno.
Los machos son usualmente más pesados que las hembras. El cuerpo del mapache puede llegar a estar compuesto por grasa hasta en un 50 %.
Alimentación
Estos animales tienen una dentadura adaptada a su variada dieta, que se compone de roedores, anfibios, peces, reptiles, crustáceos, huevos de pájaros e incluso frutos y semillas. Se considera un animal omnívoro y con una gran capacidad oportunista, ya que ingiere todo aquello que se encuentre en su camino (incluyendo piensos de otros animales y basura de procedencia humana).
Los mapaches poseen una mandíbula con 40 dientes que se compone, entre otros, de caninos desarrollados y molares adaptados a esta dieta mixta. Se ha llegado a detectar a ejemplares consumiendo cuerpos de otros mamíferos muertos, si bien esto no es lo más común en la especie.
Comportamiento del mapache
Su dieta polivalente hace que sea uno de los animales salvajes que más aprovecha los desperdicios humanos, lo que ha propiciado que los mapaches sean considerados plagas y que se vean muy afectados por la caza y los atropellos. En sus encuentros con el ser humano suelen ser pacíficos, pero se pueden tornar agresivos y morder, especialmente ante la presencia de perros y otros animales domésticos.
Estos animales suelen acercarse a los lechos de los ríos para consumir alimento, e incluso para lavarse, por lo que son conocidos como osos lavadores (por mucho que no pertenezcan a la familia de los úrsidos). Son nocturnos y solitarios, así que los machos y las hembras solo se juntan para reproducirse.
Cabe reseñar que algunos etólogos desafían esta concepción clásica del mapache solitario. De hecho, recientes estudios demuestran que las hembras suelen compartir alimento y juntarse para comerlo en los ríos, mientras que los machos forman coaliciones para defender territorios.
El famoso lavado de manos
Como hemos dicho en líneas previas, el sentido del tacto de los mapaches está extremadamente desarrollado. Cogen todo lo que encuentran antes de llevárselo a la boca y, en muchos casos, utilizan sus manos a modo de cuenco para transportar la comida de un sitio a otro.
Es especialmente interesante observar como los mapaches “lavan” la comida en ríos y fuentes de agua. De todas formas, no lo hacen por motivos higiénicos. La humedad mejora la precisión de los receptores nerviosos presentes en sus manos, así que humedecen los objetos y los alimentos con el fin de reconocerlos de una manera más efectiva.
Reproducción
Aunque la época de reproducción varía según la población analizada, en general los mapaches se reproducen entre el final del invierno y el inicio de la primavera. En este periodo, los machos aumentan su rango de forrajeo y patrullan zonas amplias en busca de hembras con las que reproducirse.
El periodo de gestación de la madre oscila entre 63 y 65 días. Esta especie suele dar a luz a una sola camada por año, la cual está compuesta por 3-7 crías en general. Estas nacen completamente indefensas y deben ser amamantadas por la madre durante varias semanas. Se suelen quedar con la madre durante su primer invierno de vida, abandonándola en primavera (1 año después de nacer).
Hábitat del mapache
El hábitat del mapache son los bosques caducifolios o mixtos, donde duerme en las oquedades de los árboles, madrigueras o cuevas, y habitan cerca de los ríos y otros entornos fluviales. Dado su aprovechamiento de los desperdicios humanos, o incluso de la comida para mascotas, estos mamíferos han sido capaces de adaptarse a entornos urbanos, lo que hace que los podamos encontrar en garajes, áticos y zonas residenciales.
La subespecie boreal, la más extendida, habita desde el sur de Canadá hasta Panamá. Su presencia en Europa es relativamente reciente, y como ya mencionamos, se debe a escapes de granjas peleteras. También se pueden encontrar poblaciones en Alemania, Japón, en la antigua Unión Soviética y en otras regiones.
En España han aparecido varias colonias de muy reciente creación. Esto se debe a su uso como mascota tras ponerse de moda en Estados Unidos, por lo que se empezó a exportar a Europa, algo que resulto en decenas de ejemplares abandonados.
¿Un mapache como mascota?
Los mapaches son muy malas mascotas, ya que pueden ser agresivos y, al ser nocturnos, se adaptan mal a los horarios de los humanos. Al ser abandonados destruyen los nidos de especies autóctonas, y pueden contagiar la rabia. Por ello, se consideran unas de las múltiples especies invasoras y son sacrificados, con lo cual son palpables –de nuevo– las consecuencias del egoísmo humano.
El mapache es un animal fascinante, pero también extremadamente adaptable. Por ello, su tenencia debe estar regulada (o prohibida) y hay que evitar a toda costa que se siga expandiendo por el mundo. Se trata de un mamífero muy singular, pero se ve más bonito en su área nativa que como especie invasora.