Mamba negra: características, hábitat y veneno

La mamba negra es uno de los reptiles más letales del planeta. La potencia de las toxinas que produce, su rapidez y su gracilidad hacen de ella una auténtica máquina de matar.
Mamba negra: características, hábitat y veneno

Escrito por Samuel Sanchez

Última actualización: 12 abril, 2021

La mamba negra (Dendroaspis polylepis) es el ofidio más venenoso de todo África, pues reporta una tasa de letalidad de casi el 100 % de los pacientes a los que ataca. En un continente donde unas 20 000 personas mueren de forma anual por la inoculación de veneno de un reptil, este elápido se gana la dudosa corona de ser el más peligroso.

La mamba negra es nativa de ciertas zonas en el África subsahariana. Fue descrita en el año 1864 y, desde entonces, ha causado terror tanto en los turistas como en los pobladores presentes dentro de su área de distribución. Si quieres conocerlo todo acerca de este reptil tan letal como bello, sigue leyendo.

Mamba negra: filogenia y taxonomía

La mamba negra (Dendroaspis polylepis) es una serpiente que pertenece al orden Squamata , más específicamente, a la familia Elapidae. Los elápidos son un grupo de serpientes que engloba a 55 géneros y 360 especies tanto terrestres como acuáticas, cuya fama general es la de ser animales altamente venenosos.

Los elápidos son parecidos de forma externa a las culebras (Colubridae), pues presentan un cuerpo largo, esbelto y recubierto de escamas lisas. Las especies terrestres de esta familia se encuentran en las regiones tropicales y subtropicales de la Tierra, generalmente en el hemisferio Sur. Suelen ser reptiles bastante activos y, por ende, peligrosos.

Volviendo a la mamba negra, dentro de la familia Elapidae se encuentra en el género Dendroaspis que engloba únicamente a 4 especies vivas a día de hoy. El ofidio que aquí nos atañe es el más atípico dentro de su grupo, pues el resto de mambas son de color verde y se asocian a un estilo de vida arborícola.

Hay 3 especies de mambas más allá de la mamba negra: Dendroaspis angusticeps, Dendroaspis jamesoni y Dendroaspis viridis. Todas ellas son africanas y de color verde.

Una mamba negra sobre un fondo negro.

Apariencia física

Como todos los elápidos, la mamba negra presenta una forma alargada, suave y esbelta. Tiene una cabeza en forma de ataúd —sí, irónico— con unos ojos de tamaño mediano. Los ejemplares adultos miden de 2 a 3 metros de largo, aunque se han detectado individuos que, de forma excepcional, han alcanzado los 4 metros.

Debido al porte que puede alcanzar, esta especie ostenta el segundo puesto como la serpiente más grande venenosa del mundo, solo superada por la cobra real o king cobra (Ophiophagus hannah)La mamba negra se diferencia fácilmente del resto de especies con las que comparte género, pues como hemos dicho, las demás mambas son verdes y más pequeñas.

En lo que a su mordida se refiere, esta especie presenta unos colmillos de 6,5 milímetros de longitud. Es una serpiente proteroglifa, es decir, los colmillos inoculadores de veneno se encuentran situados en la región anterior de la boca, con un tamaño bastante corto. Debido a esta dentición, los elápidos deben presionar momentáneamente para inocular el veneno.

Estamos ante una especie grácil, liviana y muy rápida, lo que la hace aún más letal. Sobre las superficies adecuadas, la mamba negra alcanza velocidades de 16 kilómetros por hora en carreras cortas. Además, debido a su longitud, es capaz de cubrir distancias largas para morder —y hacerlo de forma consecutiva—.

Estas serpientes no pesan más de 2 kilos y su vértebra caudal supone casi el 25 % de su cuerpo. Sin duda, su peso pluma le otorga a la mamba negra una velocidad inusitada.

Distribución

Por suerte —o por desgracia para los habitantes— la mamba negra es endémica de ciertas regiones de África y no se encuentra fuera de ellas. En su mapa de distribución, podemos destacar países como Angola, Botsuana, Burkina Faso, la República Central Africana, Eritrea, Senegal, Camerún, Etiopía y zonas accesorias.

A pesar de ser eminentemente terrestre, la mamba negra se desenvuelve bien en los árboles, al igual que sus primas. Las 4 especies dentro del género Dendroaspis son depredadoras diurnas, que se alimentan de pájaros, otros reptiles y mamíferos de tamaño pequeño.

El veneno de la mamba negra

No podemos terminar sin destacar la capacidad neurotóxica del veneno de la mamba negra: esta especie presenta una tasa de letalidad de mordida del 100 % si el paciente no es tratado. Una eficacia tan alta es muy poco común en el mundo de los reptiles y, por ello, se considera la segunda serpiente más venenosa del mundo con respecto a su tamaño.

Curiosamente, el veneno de esta serpiente no presenta enzimas proteasas y, por tanto, no genera necrosis localizadas. De todas formas, este líquido es rico en dendrotoxinas, que inhiben los receptores y circuitos nerviosos. Debido a la rapidez del animal, el paciente puede incluso no darse cuenta de la mordida, pero los síntomas llegan en unos 10 minutos.

Los primeros signos clínicos son una caída de los párpados (ptosis) y un sabor metálico en la boca. Poco a poco, el paciente va experimentando una parálisis progresiva, que se manifiesta con dificultad para respirar, imposibilidad para tragar, visión borrosa y, finalmente, parada respiratoria. Sin tratamiento, el colapso ocurre en unos 45 minutos.

Una mamba negra en tierra.

Como has podido comprobar, la mamba negra tiene herramientas para atemorizar al más valiente. Su veneno es extremadamente letal por sí solo, pero su rapidez y gracilidad a la hora de morder hacen de este reptil una verdadera máquina de matar. Como todo animal, merece respeto y esfuerzos de conservación, pero en este caso, siempre desde lejos.


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  • Laustsen, A. H., Lomonte, B., Lohse, B., Fernández, J., & Gutiérrez, J. M. (2015). Unveiling the nature of black mamba (Dendroaspis polylepis) venom through venomics and antivenom immunoprofiling: Identification of key toxin targets for antivenom development. Journal of proteomics, 119, 126-142.
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