Más allá de la elaboración de miel, la labor más destacable de las abejas es la polinización. El transporte de polen favorece la fertilización y la formación de frutos y semillas; de ello depende parte de la producción alimenticia y la biodiversidad mundial. Sin duda, hay que reconocer el impacto de las abejas en el ecosistema.
Aun cuando se ha denunciado que las poblaciones de estos animales disminuyen, unas 20.000 especies se distinguen y realizan un trabajo irremplazable.
Mientras la abeja lucha por su supervivencia, estos pequeños insectos recogen polen de los estambres de las plantas y trasportan semillas. Utilizando su cuerpo, facilitan la unión del gameto masculino en el grano del polen con el gameto femenino del óvulo.
El proceso natural garantiza la producción de al menos un tercio de los productos que el hombre y otras especies consumen a diario. Incluso las llamadas abejas solitarias cumplen un papel importante en el ecosistema; benefician la reproducción y supervivencia de plantas raras o salvajes, en regiones donde no actúan otros agentes polinizadores.
Sin las abejas desaparecería la agricultura
Teniendo en cuenta que las abejas polinizan una gran proporción de los cultivos que abastecen al mundo, no hay que perderlas de vista. Sin ellas desaparecería el 60% de las frutas y hortalizas, además de unas 25 000 especies de plantas con flores.
Con la desaparición de esta especie se reduciría la diversidad de alimentos, mermaría la actividad agrícola y con ella millones de fuentes de ingresos. La falta de abejas podría llevar a situaciones de escasez de alimentos, e incluso al desequilibrio económico.
¿Hay motivos para pensar que se extinguirán las abejas? El tema ha ocupado a muchos estudiosos desde la entrada del milenio. Muchas abejas obreras mueren en las colmenas por el uso de pesticidas y otras sustancias tóxicas.
Preservando la especie
Asimismo, algunas técnicas industrializadas como el monocultivo disminuyen las opciones de alimento para estos insectos. Y ello sin contar que el aumento de los depredadores y los virus propagados en el entorno, han aniquilado sus colonias.
La situación es grave. Sólo en Europa el declive de las abejas supera el 25%, mientras que en Estados Unidos un tercio de ellas se ven afectadas. Aunque los pronósticos no son nada alentadores, son muchas las acciones que se pueden emprender para preservar a las abejas.
El rescate de la agricultura ecológica para el desarrollo sostenible, y el estudio de plaguicidas y sus incidencias en el ecosistema, son pasos ayudarán a conservar las abejas. Esto impactaría además en la protección del suelo, la conservación del agua y el cuidado del ambiente.
La polinización de las flores
La fabricación de miel, puede ser industrializada y arrojar buenos ingresos y beneficios, pero no es esta la función principal del insecto; no puede decirse lo mismo de la polinización de las flores. Sin la fecundación de las plantas la cadena trófica se rompe, frenando el nacimiento de especies vegetales.
Las abejas son vitales para la biodiversidad. De ahí la necesidad de promover y apoyar la crianza sostenible; es preciso ayudar a crear hábitats favorables mediante la rotación de cultivos, controlar naturalmente las plagas y emplear productos ecológicos. La compra a apicultores locales de miel y sus derivados, favorecerá la actividad sustentable.
Abejas en el ecosistema
Las abejas no son los únicos vectores polinizadores, pero sí los más eficientes, en un 80% responsables del proceso. Su cuerpo velludo y la carga electrostática que transmiten, contribuyen a que el polen se adhiera a ellas. Son herbívoras y ganan energía aprovechando el alto contenido de azúcar del néctar.
Este tipo de insectos himenópteros están provistos de órganos que facilitan la polinización de distintas maneras. Con sus especiales características en las patas posteriores y el abdomen, son aptos para recolectar el polen; también sus piezas bucales permiten libar o succionar el néctar de las flores, según la especie.
En las abejas las antenas son órganos olfatorios, que se complementan con la percepción de luz ultravioleta desarrollada por el animal para identificar las flores. Mariposas, moscas y escarabajos pertenecen también a grandes grupos de polinizadores, indispensables en el ecosistema.
La labor de las abejas es trabajosa y lenta; tienen que posarse sobre unas 10 millones de flores, para producir 1000 gramos de miel. Pero, como hemos visto, la producción de miel es solo uno de los grandes beneficios que nos aportan.