El jabalí es un mamífero que pertenece a la familia de los suidos, al igual que el conocido cerdo doméstico. Como este, tiene una alimentación omnívora. Si bien es cierto que la predilección de estos animales es por los alimentos de origen vegetal, no es tan raro verlos comiendo carne. Por lo tanto ¿es el jabalí un inesperado depredador?
En realidad, aunque tiene la morfología ideal para convertirse en un verdadero carnívoro, es raro ver al jabalí matando a otro animal para comérselo. Lo que sí sucede —y razón por la cual se habla de él como depredador— es que se alimenta de carroña, sobre todo si no encuentra ninguna alternativa mejor.
Característica generales del jabalí
El jabalí (Sus scrofa) es originario de Eurasia y de algunas zonas del norte de África, pero ha sido introducido por el hombre tanto en América como en Oceanía con intenciones cinegéticas. A raíz de esta introducción, se le ha incluido en la lista de las «100 de las especies exóticas invasoras más dañinas del mundo», gestionada por la UICN.
¿Por qué se tiende a pensar que es un animal peligroso?
Quizás porque su aspecto infunde miedo o respeto, no tanto cuando es una cría, razón por la cual se producen muchos de los ataques a humano. El rayón —o jabato— se nos acerca y nos encandila con su adorabilidad, pero cerca de ese pequeño animal estará la madre, dispuesta a defenderlo de una posible amenaza con uñas y dientes.
Ese es el aspecto que asusta, el de los adultos. Después de todo, el jabalí es un animal grande y robusto, que puede llegar a pesar más de 100 kilos. Su pelambre suele ser de color negro, marrón rojizo, gris o plateado, tornándose más denso y oscuro en el invierno.
Sobre la columna vertebral los jabalís tienen una línea de pelos más largos y oscuros, que llegan hasta la nuca. Estos pelos cumplen la función de indicar el estado emocional del animal ante los conflictos. Por eso se yerguen ante el peligro, ya que el animal está tratando de aumentar el tamaño corporal para parecer más letal.
A pesar de todo esto, en realidad el aspecto del jabalí no es el de un típico depredador. Sus defensas se limitan a los 4 caninos que sobresalen de su boca. Estos colmillos tienen un crecimiento continuo, solo limitado por el desgaste natural, razón por la cual los afilan de forma constante.
El jabalí es un animal bastante sociable
El jabalí tiene un comportamiento —como la mayoría de animales no carnívoros— bastante social. No es demasiado territorial con otras especies y puede convivir en perfecta armonía con ellas.
Se desplaza en grupos matriarcales, de entre 3 y 5 animales—hembras y sus crías—. De vez en cuando, se pueden ver grupos superiores a los 20 individuos en entornos naturales.
¿Por qué en algunos países el jabalí tiene fama de inesperado depredador?
Al tratarse de una especie introducida de forma artificial, en algunos países el jabalí actúa como una verdadera plaga. Daña los cultivos al hozar, provoca accidentes y se alimenta de cosas de las que no se tendría que alimentar.
En Uruguay, por ejemplo, en los años noventa se afirmaba que los jabalíes generaban grandes pérdidas a los ganaderos de ovino. Entre otras cosas, porque los ciudadanos creían que mataban a las ovejas.
En realidad, es poco probable que los jabalíes maten al ganado. Primero, porque este viaja en grupos protegidos por perros pastores. Segundo, porque suelen haber personas cerca, cosa que no les hace ninguna gracia. Si bien puede ser que en determinadas épocas, por falta de alimentos mejores, los jabalíes se alimenten de carne, suelen recurrir a la carroña.
Por lo tanto, en aquellas zonas donde el jabalí sea considerado como un inesperado depredador, habrá que hacer estudios de campo para confirmarlo. No vaya a ser que el ganado muera por otras razones y el jabalí simplemente aproveche la coyuntura para incorporar proteína a su dieta.
De un inesperado depredador a un animal obsesionado con la higiene personal
El cuidado de la piel en los jabalíes es llevado a cabo con sumo esmero. Es en el momento del aseo donde bajan la guardia y pueden ser más vulnerables. Por eso, se dice que su obsesión por la higiene y el autocuidado es uno de los pocos puntos débiles en su supervivencia.
El jabalí realiza el aseo en los revolcaderos, por lo general a primera hora de la madrugada, después de comer. La finalidad de estos baños es cubrirse con barro para evitar a los parásitos externos. Para ello, escoge lugares donde la tierra posee minerales capaces de actuar como repelentes naturales.
Una vez abandona el baño, el jabalí refriega su cuerpo contra troncos, rocas o malezas presentes en las cercanías del revolcadero. Este rascado complementa la acción antiparasitaria del barro y se cree que es además una forma de marcar el territorio.
Porque si bien decíamos que no es un animal demasiado territorial, en la época de celo todo cambia. Por ejemplo, la altura a la cual deja la mancha de barro puede indicar a sus rivales el porte del animal.
Por tanto, es mejor no juzgar a un animal por su aspecto. A veces, son los animales más insignificantes los verdaderos depredadores, y los más imponentes, los menos peligrosos.
Bibliografía
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