Grulla común: características, comportamiento y hábitat

Este ave se caracteriza por sus largos viajes migratorios y por formar bandadas de 400 individuos
Grulla común: características, comportamiento y hábitat

Escrito por Yamila

Última actualización: 06 enero, 2018

De gran tamaño y porte, la grulla común es un ave migratoria que pasa su vida entre Eurasia y África, según la época del año. Con sus patas y cuello largo, tiene un vuelo precioso que merece la pena avistar. En este artículo te contamos las características, el comportamiento y el hábitat de esta especie.

Grulla común: características

La grulla común pertenece a la familia de los Gruidae y al género de las Grus y se la conoce por su gran tamaño y porte: puede medir hasta 130 centímetros de altura y llegar a los 240 centímetros de envergadura con sus alas desplegadas.

El plumaje es de color gris en la mayor parte del cuerpo, aunque presenta partes más oscuras en la espalda y encima de la cola. Además podemos identificarla por los colores de la cabeza, los cuales son de diferentes tonos incluidos el rojo, el blanco y el negro; la distinguen de otras especies de grullas, como es el caso de la cuellinegra o la monje.

El aspecto de la grulla común es similar en machos y hembras: solo podemos diferenciarlos cuando son jóvenes, ya que las puntas de las plumas son de color ocre. Por otra parte, La muda de las plumas sucede dos veces al año: durante las seis semanas en las que transcurre el cambio no tienen la capacidad de volar.

Grulla común: hábitat

Este ave majestuosa y con un vuelo tan magnífico vive, según la época del año, en Europa, Asia y norte de África. Concretamente, se distribuye por Grecia, Rumania, Alemania, Vietnam, Birmania, Tailandia, Túnez y Sudán.

Podría decirse que la grulla común es una gran viajera, ya que en un mismo año puede volar miles de kilómetros y atravesar nada menos que tres continentes. Prefiere los bosques de taiga, situados hasta 2 200 metros por encima del nivel del mar, y en las áreas frías de Europa elige ciénagas, charcas, lagunas y pantanos.

Grulla común: habitat

Necesitan ambientes tranquilos, con el menor contacto posible con los seres humanos, para poder desarrollarse correctamente, aunque es común verlas en campos de cultivo durante el período de migración. Cuando mudan las alas y no pueden volar se quedan en aguas con muchas vegetación para poder esconderse.

Grulla común: comportamiento

Se trata de un ave gregaria, es decir que se agrupa o asocia con otros ejemplares para trabajar por un objetivo en común. Durante el viaje migratorio vuelan en forma de ‘V’, y van cambiando de posición cada cierto tiempo, lo que evita que los que están delante se fatiguen demasiado.

Además, esta agrupación no solo se lleva a cabo durante la migración. Resulta que, además, forman bandadas eventuales de hasta 400 individuos cuando realizan paradas intermedias de descanso o se hallan en un sitio con buena cantidad de comida.

La grulla común es omnívora y puede, gracias a su pico, alimentarse en tierra o agua de plantas (raíces, tallos, hojas, frutos, semillas) y de pequeños animales (cangrejos, lombrices, anfibios, insectos, arañas). Estos últimos forman parte de la dieta durante la época de cría.

En lo referido a la reproducción, merece la pena destacar que la grulla es un animal monógamo que mantiene a la misma pareja toda la vida. Si uno de los miembros muere, el otro busca un ‘reemplazo’ la siguiente temporada. Cada primavera llevan a cabo un cortejo muy visible y llamativo que incluye danzas, despliegues de alas y lanzamiento de vegetación al aire.

Las parejas eligen sitios tranquilos a orillas del agua o entre plantas para preparar el nido y, para ello, usan tallos y hojas. El mismo refugio puede ser usado para empollar durante varios años en el caso de que no se haya destruido o deteriorado.

Grulla común: comportamiento

La puesta consta de dos huevos y la incubación se prolonga durante un mes: la hembra es la encargada de esta tarea, mientras el macho sale a buscar alimento para ambos.

El primer polluelo que nace queda a cargo del padre y el segundo de la madre y, cumplidas las nueve semanas, pueden valerse por ellos mismos. Sin embargo, estos se quedan cerca de los progenitores hasta que alcanzan la madurez sexual, que se sitúa alrededor de los tres años.


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