El que guarda siempre tiene: animales almacenistas de víveres

Sobrevivir en la naturaleza es un reto para todos los animales, incluso los que están en lo más alto de la cena trófica. Una de las estrategias que siguen estos animales es la de guardar comida para el futuro.
El que guarda siempre tiene: animales almacenistas de víveres
Érica Terrón González

Escrito y verificado por la veterinaria Érica Terrón González.

Última actualización: 27 julio, 2020

Existen muchos animales almacenistas de víveres que guardan provisiones para épocas de necesidad, tales como el invierno, la temporada de cría o las sequías. Para ello, esconden los alimentos con gran cuidado, en un escondrijo que ni si quiera sus congéneres conocen.

Estos animales se alimentan, habitualmente, de semillas o frutos; es decir, son herbívoros. Sin embargo, hay especies con dietas más variadas, omnívoras. Por sorprendente que pueda parecer, incluso hay algún carnívoro considerado experto en eso de guardar comida para más tarde.

Animales almacenistas de víveres

¿Por qué los animales tienen esta necesidad de acopio? A continuación te lo explicamos.

Hay que ser previsores

Este comportamiento almacenista responde, en la mayor parte de los casos, al instinto de supervivencia. Es una forma de guardar alimentos (excedentarios en un momento) para consumirlos más adelante, cuando escasee la comida. Normalmente, se almacenan en una “despensa” improvisada adaptada a diversos factores:

  • Los posibles cambios estacionales.
  • La presencia de animales competidores en el mismo territorio.

En regiones donde los inviernos son duros, por ejemplo, ser un animal almacenista proporciona una ventaja significativa de supervivencia.

En el reino animal es importante diferenciar entre almacenar y acumular. Un animal en la naturaleza estará acostumbrado a los periodos difíciles en que el alimento escasea, y por eso tenderá a hacer acopio.

Sin embargo, los perros domésticos, en principio sin ninguna necesidad, adoran enterrar huesos y juguetes. ¿A qué se debe esto? Una vez más, al instinto de supervivencia. No hay que olvidar que sus ancestros no tenían el lujo de que las personas los alimentasen sin reservas. Eso queda grabado a fuego en el ADN.

Un perro labrador mordiendo un hueso

A veces lo bueno se hace esperar

Es cierto que, en la mayoría de ocasiones, el animal almacenista trata de crear una reserva alimentos para un futuro incierto. Sin embargo, se conocen especies que llevan a cabo este almacenamiento con el fin de dejar madurar el alimento. En estos casos, los animales guardan los alimentos que no pueden comer en el momento porque no están lo bastante maduros, todo ello sabiendo que se volverán perfectamente comestibles al cabo de un tiempo.

  • Por ejemplo, el tayra (Eira barbara) esconde los plátanos verdes y vuelve más adelante a comerlos, una vez han madurado.
  • Los caimanes pueden matar a sus presas a dentelladas, pero no pueden arrancar su carne ni masticarla. De esta manera, si la presa es pequeña, se la traga entera. si es muy grande, la guarda bajo el agua y “deja que se pudra” (madurar) para comerla más fácilmente.
  • También los insectos, como es el caso de las hormigas, dejan algunos alimentos madurar. Algunas especies de hormigas cosechan trozos de hojas no comestibles y después las guardan bajo tierra. Almacenadas junto con una serie de hongos, maduran y alimentan a toda la colonia.

Algunos ejemplos de animales almacenistas de víveres

En el orden de los roedores encontramos a la mayoría de los animales almacenistas. Las ardillas, por ejemplo, son muy previsoras ante posibles épocas de desabastecimiento. Por eso ocultan nueces, avellanas y semillas en una serie de escondrijos, para cuando llegue el frío. El problemas es que, con frecuencia, olvidan dónde se encuentra esa despensa. Lo bueno de este despiste es que las semillas o frutos enterrados después germinan y desarrollan árboles.

Pero también hay especies almacenistas entre las aves. Es el caso del pájaro alcaudón o verdugo, que es conocido por cazar insectos, aves, reptiles o mamíferos y empalar sus cuerpos en tallos espinosos. Esto le sirve como despensa para alimentar a sus polluelos sin necesidad de volver a salir a cazar.

Otras formas que tienen los animales para prepararse ante las épocas de escasez

Los animales hacen muchas cosas diferentes para sobrevivir al invierno, además de almacenar comida:

  • Algunos emigran a otros lugares donde el clima es más cálido y pueden encontrar alimento con mayor facilidad. Este es el caso de muchas aves que viajan en bandadas para reducir los peligros de una travesía tan larga.
  • Otros animales hibernan durante parte del invierno. Hibernar supone sumirse en un sueño especial, más profundo de lo normal. Durante este sueño la temperatura corporal, el ritmo cardíaco y la respiración disminuyen hasta hacerse imperceptibles. Antes de que llegue el momento de hibernar, estos animales se preparan comiendo comida extra y almacenándola en forma de grasa corporal.
  • Por el contrario, hay animales que permanecen activos durante el invierno, pero lo que hacen es realizar adaptaciones previas a la llegada del clima más frío. Por ejemplo, cambios en su comportamiento alimenticio o en sus cuerpos, como generar pieles nuevas y más gruesas.
Los osos también son animales almacenistas de víveres.

Como hemos podido ver, muchos animales tienen engranado en su código genético el almacenamiento de comida para tiempos más duros. Esta estrategia responde a un mero intercambio de energía, pues invierten sus propias fuerzas en almacenar comida cuando más hay, para tener alimento en los momentos más duros.


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