Los primates nos llaman mucho la atención por su parecido a nuestros hábitos y comportamiento; sin embargo, hay algunos que son aún más curiosos debido a alguna característica específica. Es el caso del macaco de cara roja, un mono muy peculiar no solo por su rostro, sino también por sus reposos en aguas termales.
Características y hábitat del macaco de cara roja
El también llamado macaco japonés es un primate catarrino –con los orificios nasales abiertos hacia abajo– originario de los bosques y las montañas de las islas niponas. Debido a que tienen la capacidad para nadar, han poblado todo el archipiélago.
El macaco de cara roja prefiere hábitats terrestres y cerca de los árboles, sin importar cuáles sean. Puede vivir en bosques de coníferas, caducifolios o subtropicales sin distinción, siempre y cuando estén a menos de 1 500 metros sobre el nivel del mar.
Su cuerpo está muy bien adaptado al clima frío, y es que durante el invierno se pueden alcanzar los -15°C: lo recubre un manto denso y espeso de color pardo grisáceo que le crece más en la época invernal.
Las únicas áreas peladas son los pies, las palmas de las manos, las nalgas y la cara. Justamente, su rostro colorado es el que le da el nombre con el que todos le conocemos, y se debe a que allí tiene una gran cantidad de vasos sanguíneos que se agolpan para mantener el calor.
Además, su cola es corta (no más de 12 centímetros) y la diferencia entre sexos tiene que ver con el tamaño: las hembras son más pequeñas que los machos. Las primeras pesan cerca de cinco kilos y los segundos pueden alcanzar los 14 kilogramos.
Comportamiento del macaco de cara roja
Con claros hábitos diurnos y fuertemente sociales, pues vive en grupos de hasta 200 individuos emparentados o no entre sí, puede interactuar con individuos en varios kilómetros a la redonda.
El control de las ‘familias’ siempre lo llevan a cabo los machos, y tienen un líder, el cual se localiza en el centro de la manada. A medida que los ejemplares masculinos se alejan de esa posición van ‘perdiendo’ importancia y, por supuesto, aumentan la exposición a los peligros, como por ejemplo ataques de bandas de macacos rivales.
En el caso de las hembras, cuentan con un sistema propio de organización y jerarquía, basado en las generaciones o camadas. Igualmente, se relacionan entre sexos todo el tiempo y forman lazos de amistad muy fuertes. Los macacos emparentados entre sí comparten la comida y se desparasitan unos a otros.
En cuánto a la reproducción, las crías nacen a los 173 días de gestación y cada camada está compuesta por un único cachorro. Este es cuidado tanto por el padre como por la madre. En el caso de que su progenitora fallezca, otra ‘madre’ adopta al bebé y lo acoge como propio.
El macaco de cara roja está considerado como uno de los primates más inteligentes del mundo, y eso lo demuestra con un curioso hábito: sumergirse en las aguas termales durante el invierno. Quizás pasan varios días en el agua caliente… ¡Como si estuviesen en un SPA!
Alimentación del macaco de cara roja
Este primate es omnívoro y se alimenta de todo tipo de alimentos que encuentra en las cercanías: huevos de aves, pequeños invertebrados, hongos, cereales, flores, brotes, hojas, raíces, cortezas, semillas y frutos.
Algo muy interesante de esta especie es que aderezan la comida con sal marina tras aprender esta tarea durante un experimento en la isla de Koshima en los años 50. Una hembra recibió una patata que había caído al agua salada por accidente. Tras ello, la joven mono lavó la verdura antes de consumirla y, al regresar a su familia, lo enseñó a sus congéneres.
Los machos se mantuvieron alejados de este cambio hasta que las madres se lo enseñaron a sus hijos de sexo masculino. En la actualidad, la mayoría sazona la comida antes de consumirla.