Domesticación de la oveja

La domesticación de la oveja tiene su origen en Mesopotamia, allá por el año 11000 antes de Cristo

Domesticación de la oveja

La domesticación de la oveja ha sido una de las primeras en ocurrir, y su historia cuenta con más de 13 000 años. Sin duda, ha sido otra de esas especies a la que hemos estado ligados durante nuestra historia, la cual conviene conocer.

Al igual que en otros casos de domesticación de los animales, se cree que esta ha modificado la especie enormemente. Incluso, el proceso de domesticación podría haber cambiado algunas de sus habilidades mentales, como el hecho de que las ovejas reconocen a las personas.

La domesticación de la oveja en Asia

La domesticación de la oveja comienza en Mesopotamia, alrededor del año 11000 antes de Cristo. Se cree que el ancestro de esta especie es el muflón asiático, aunque se han propuesto otras especies como el argalí y el urial, las cuales tienen un distinto número de cromosomas.

Estos animales seguramente fueron criados en un inicio como fuente de alimento, pero su selección comienza hace 8 000 años, cuando parece que ya en Irán se utilizaban para obtener lana. Sin embargo, no sería hasta 3 000 años más tarde cuando comenzamos a tejer prendas con esta lana.

La lana fue vital para la expansión del ser humano, ya que estos ropajes nos permitieron llegar a lugares más fríos. En la Edad del Bronce ya existían ovejas muy similares a las actuales, por lo que en está época ya era común encontrar ovejas en muchos lugares del planeta.

Historia de la oveja

La domesticación de la oveja en África y Europa

Aunque el inicio de la domesticación de la oveja se encuentra en Asia, es cierto que estos animales llegaron a través del Sinaí al continente africano, por lo que en el Antiguo Egipto ya existía esta especie. De hecho, algunos creen que la oveja podría tener un origen paralelo en África, aunque parece poco probable.

Europa también recibió con rapidez la presencia de ovejas y durante el Neolítico francés ya existía este tipo de ganado. Griegos y romanos dependieron de las ovejas a gran escala, y se atribuye a estos últimos su extensión por Europa.

En la Edad Media, España ya ganaría su importancia en la producción ovina. Esto se debe en parte a la aparición de la oveja merina, con una gran calidad de lana que financió en gran medida al imperio. De ahí la existencia de una de las primeras asociaciones de pastores, la Mesta, que realizaba la trashumancia con dos millones de ovejas merinas.

La oveja y el hombre

Las ovejas en la edad moderna

El poderío de estas razas en el imperio español hizo que estas viajaran a América en el segundo viaje de Colón, continente donde no se domesticó a esta especie. Se cree que la primera raza en llegar al continente americano sería la churra y, de hecho, los indios navajos tienen una variedad descendiente de estos animales. En Australia tampoco se domesticó la especie, y esta no llegaría hasta finales del siglo XVIII.

Mientras, cientos de nuevas razas surgían de las primeras ovejas que compartieron vida con el hombre. La selección de estos animales aún se sigue dando, y algunos plantean incluso seleccionar superovejas con los últimos avances en genética.

A día de hoy, la oveja es una de las especies de las que más depende el ser humano para subsistir e, igualmente, el proceso de domesticación de la oveja ha hecho a estos pequeños rumiantes totalmente dependientes del hombre para su supervivencia. Por ello, debemos a estos animales el mayor de los respetos, dado que sin ellas la historia del hombre sería probablemente bien distinta.

Bibliografía

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Pedrosa, S., Uzun, M., Arranz, J. J., Gutiérrez-Gil, B., San Primitivo, F., & Bayón, Y. (2005). Evidence of three maternal lineages in Near Eastern sheep supporting multiple domestication events. Proceedings of the Royal Society of London B: Biological Sciences272(1577), 2211-2217.

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