De gran tamaño y con la capacidad de estrangular a sus presas, las serpientes constrictoras no suelen ser venenosas y pueden comer animales enteros debido a sus mandíbulas ‘desencajadas’ que se abren de manera asombrosa. Conoce más sobre ellas a continuación.
Ejemplos de serpientes constrictoras
La constricción es una de las técnicas más asombrosas del reino animal: se basa en el estrangulamiento de la víctima una vez que el predador se aferra a ella. No se trata de romper huesos ni de aplastar, sino de evitar que pueda respirar, por lo cual la presa muere asfixiada. Algunas serpientes constrictoras que llevan a cabo este mecanismo para alimentarse son:
1. Anaconda verde
Este reptil endémico de Sudamérica –foto que abre este artículo– es la más grande y pesada del mundo y, si bien se han documentado muchos casos de ataque a seres humanos, solo actúa de esa manera si se siente amenazada.
Es de color verde oscuro con marcas marrones ovaladas, tiene el vientre claro y el patrón de la cola es único para cada ejemplar. El hocico está cubierto por escamas y tanto la nariz como los ojos están ‘elevados’ para poder sumergir todo el cuerpo menos esa parte en el agua y asechar a sus presas: tapires, carpinchos, ciervos, roedores, peces, anfibios, coatíes y reptiles.
2. Boa arco iris
Existen diferentes especies de boas arco iris, y todas viven en América del Sur, más precisamente en las regiones cálidas. Sus escamas pueden ser de varios colores, siempre con fondo claro o marrón y patrones de diversos tonos, de ahí su nombre.
Es un animal nocturno, tímido, lento y voluminoso, que se alimenta de pequeños mamíferos y en ocasiones aves. Se reproduce en primavera y la gestación dura unos cinco meses: para el verano la hembra ‘da a luz’ ocho huevos y sus crías son de unos 30 centímetros de largo.
3. Pitón reticulada
Vive en el sudeste asiático y ‘pelea’ con la anaconda para ver quién es la más grande del mundo. Se han hallado ejemplares de ocho metros de largo y 135 kilos de peso, aunque lo habitual es que tengan cinco metros (que igual es bastante).
Su cabeza es alargada y su hocico plano y ancho, su boca está dotada por un centenar de dientes y sus ojos son de color amarillo con pupilas negras. El cuerpo es de tonos amarillos, ocres o pardos en el dorso y blanco en el vientre.
Se alimenta de roedores, aves, reptiles, monos, jabalíes y pavos, ciervos. Es muy ágil y rápida, tiene hábitos nocturnos y puede trepar a los árboles para cazar.
4. Boa constrictor
Es una de las serpientes constrictoras más conocidas, nativa de América –desde México hasta Argentina– y prefiere los hábitats con poca agua, tales como la sabana y el desierto. Se trata de un reptil arbóreo y en ocasiones también terrestre.
La boa constrictor puede medir hasta cuatro metros –las hembras son más grandes que los machos– y presenta una coloración muy atractiva en tonos rojizos, blancos, dorados y rosados. Antes de mudar de piel esta es de color grisáceo poco vistoso.
No ven muy bien, por lo tanto utilizan sus escamas termosensibles para detectar a las presas: aves, lagartos, murciélagos, ratas, zarigueyas y ardillas. Es solitario, nocturno y se esconde entre las ramas de los árboles.
5. Pitón verde
Esta especie de serpiente constrictora vive en los bosques de Australia, Islas Salomón y Papúa Nueva Guinea y como su nombre lo indica, la piel es de color verde, bastante brillante y llamativo, con áreas más claras en el vientre.
Puede medir 2,5 metros y se pasa muchas horas al día enroscada en las ramas de los árboles con la cabeza ‘colgando’ que le permiten identificar a las presas (tiene fosetas termorreceptoras). Su dieta está basada en roedores, reptiles y solo en casos excepcionales algunas aves.