Sapo de Kihansi: hábitat, características y conservación

Entre el 2000 y 2001 se construyeron sistemas para crear rocío artificial en el rio Kihansi en un intento de recuperar el hábitat que estaba perdiendo su sapo endémico debido a la construcción de una planta hidroeléctrica.
Sapo de Kihansi: hábitat, características y conservación
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 17 octubre, 2022

El sapo de kihansi o sapo de rocío es un anfibio de talla pequeña endémico de una región particular de África. Está adaptado a áreas con exceso de humedad y que dependen del rocío de una cascada para sobrevivir. Lleva años luchando contra la extinción, aunque al parecer por fin está logrando ganar la batalla.

Esta especie pertenece a la familia de los bufónidos, en la que se agrupan la gran mayoría de sapos. Sin embargo, a diferencia de ellos no presenta glándulas de veneno ni la típica bufotoxina. En específico nos referimos a Nectophrynoides asperginis, un anuro que se niega a extinguirse por completo. Sigue leyendo para conocer más de este pequeño animal.

Hábitat del sapo de kihansi

Esta especie de sapo es endémica del rio Kihansi situado en Udzungwa (África), donde habita un área de apenas 2 hectáreas. El sitio pertenece a las cadenas montañosas del este de Tanzania, conocidas como el Arco Este, que contiene una gran diversidad de anfibios. De hecho, estas zonas se nutren del rocío producido por las cascadas del rio, ocasionando la formación de humedales.

Los hábitats de este anfibio se denominan “humedales de rocío” y son ecosistemas capaces de alcanzar una humedad relativa del 100 %. Estas condiciones ocasionan que ningún árbol pueda crecer cerca, pero propicia que hierbas y pastizales sean abundantes. Al final, se crea un espacio ideal para los sapos, ya que les provee de protección y humedad, algo esencial para su supervivencia.

Los anfibios realizan gran parte de su intercambio de gases por la piel. Por ello, esta siempre debe estar húmeda.

Características físicas

Es uno de los sapos más pequeños que existen, alcanzando apenas los 2,5 centímetros de largo. Además, carece de membranas timpánicas y glándulas parotoides, lo que significa que su sentido del oído está comprometido y que no presenta ningún tipo de veneno. Esto último es interesante, debido a que los bufónidos suelen producir bufotoxinas, siendo el sapo de kihansi una de las excepciones.

Este anuro se caracteriza por exhibir colores café-amarillo en su espalda y tonos blancos en su vientre. Aunado a esto, su piel tiene un efecto traslúcido que incluso permite ver el desarrollo de las crías a través de su estómago. Por otro lado, sus extremidades tienen formas adaptadas al medio acuático y exhiben dedos palmeados en sus patas traseras.

El dimorfismo sexual de esta especie es evidente en el tamaño y coloración de los ejemplares. Las hembras suelen ser más grandes, mientras que los machos hacen gala de colores más vibrantes en su cuerpo. Ambas características pueden estar ligadas al éxito reproductivo del sapo, ya que el tamaño impacta en la cantidad de hijos, mientras que el color ayuda a la selección de pareja.

Comportamiento del sapo de kihansi

Estos pequeños anuros no son agresivos ni territoriales, excepto durante la época reproductiva. Por esta razón, no tienen complicación si necesitan compartir un espacio pequeño con sus congéneres. Es más, esto sucede de forma habitual cuando la humedad disminuye por las épocas de sequía, provocando que muchos de los ejemplares se agrupen debajo de los sitios más húmedos.

El rocío de las cascadas es un factor importante para este sapo, ya que la humedad que producen es esencial para ellos. Por esta razón se los suele ver sobre las rocas, disfrutando de la pequeña niebla que se forma por la caída del agua. Además, son muy susceptibles a las perturbaciones, por lo que si detectan que el flujo del cuerpo de agua disminuye saltarán para sumergirse y evitar la desecación.

Un aspecto importante de estos anfibios es su capacidad de fijar horarios, lo que les permite turnarse para usar las zonas de su entorno. De esta forma, durante las mañanas los jóvenes ocupan el suelo y las rocas bajas, mientras que los adultos explotan las piedras y vegetación altas. Cuando llega la noche cambian de posiciones para tener acceso a los recursos de forma ordenada.

Alimentación del sapo de kihansi

Los sapos de kihansi se alimentan de una gran variedad de artrópodos que incluyen algunos dípteros, homópteros, himenópteros y ácaros. Es más, tienen 3 sistemas para cazar a sus presas: la primera consiste solo en sentarse y esperar, la segunda implica seguirlos y atraparlos y la tercera consiste en acecharlos.

Reproducción del sapo de kihansi

Una de las características principales de este tipo de anfibios es su llamado o canto para atraer a las parejas. De hecho, la mayoría de los machos se congregan en un sitio con vegetación en el que no puedan verse entre sí, pero su coro sí se escucha en conjunto. Gracias a esto, las hembras pueden localizar de forma fácil a los machos, acercándose y comenzando el apareamiento.

El amplexo de estos anfibios toma lugar cada año entre diciembre y febrero, y por medio de un “abrazo”, el macho fertiliza a la hembra. Puede parecer raro, pero este anuro presenta una fertilización interna, ya que su modo de reproducción es ovovivíparo. En consecuencia, la nueva madre producirá huevos, pero los retendrá en su vientre hasta que las crías salgan del cascarón.

La madre tendrá entre 5 y 13 renacuajos por temporada que nacerán después de 30 o 60 días de incubación. Estas pequeñas crías exhiben coloraciones moradas con líneas verdes irregulares a lo largo de su cuerpo. Conforme los ejemplares crecen, van tomando la tonalidad habitual de los adultos.

Los ejemplares subadultos presentan una mezcla de ambos patrones de pigmentación.

Estado de conservación del sapo de kihansi

Este sapo se encuentra extinto en estado salvaje, pero aún se conservan individuos en cautiverio. Gracias a esto, existen esperanzas de poder recuperar a la especie por medio de reintroducciones controladas. Sin embargo, uno de los mayores retos es recuperar el río Kihansi, ya que debido a la implementación de plantas hidroeléctricas se provocó una reducción de su caudal.

Amenazas del sapo de kihansi

Aunque los proyectos de generación eléctrica fueron uno de los factores importantes en su extinción, no se trataban de los únicos. En noviembre del 2003, algunos investigadores confirmaron la presencia de hongos quitridios en las cercanías del rio Kihansi. Estos organismos patógenos son considerados una de las mayores amenazas que pueden enfrentar los anfibios.

La última vez que se observó al sapo de kihansi en vida libre fue durante un censo llevado a cabo en el 2004, el cual demostró que su población era extremadamente baja. Debido a que no se logró identificar al causante de su desaparición, se cree que la quitridiomicosis tuvo un rol importante en su extinción.

Asimismo, algunos expertos creen que el uso de pesticidas en cultivos rio arriba pudo tener un impacto negativo en su salud. Esto tiene sentido, ya que los anfibios son animales muy sensibles a las condiciones del agua, así que los cambios más ínfimos podrían provocarles la muerte.

Regresando al reino perdido

Debido a la situación por la que pasan estos organismos, varias personas se han unido para permitirles regresar a su hábitat. Gracias a la reproducción en cautiverio, se analiza la posibilidad de reintroducir a la especie para que pueda repoblar su hogar. Este trabajo es difícil, ya que se debe verificar que las condiciones del ecosistema sean las mejores para que el sapo logre sobrevivir.

Esto significa que se tienen al menos dos tareas: intentar incrementar el caudal del rio para que el rocío mantenga la humedad y combatir las enfermedades del medio. A pesar de las complicaciones, durante el 2019 se hicieron las primeras pruebas de su reintroducción. En este ejercicio, se enfatizó que el proceso podría tomar mucho tiempo, pero que era probable que tuvieran éxito.

Al contrario de lo que se podría llegar a pensar, devolver a una especie a su hábitat natural conlleva más que solo soltar al individuo en el sitio. Es más, se necesita conocer la razón por la cual desapareció en primer lugar, ya que si alguna enfermedad lo ocasionó hay que lidiar con ella primero. De otra forma, se estaría condenando a los nuevos colonos a sufrir el mismo destino que sus antecesores.

Existen más implicaciones detrás de este tipo de procesos y en su mayoría dependen del tipo de animal del que se hable. Sin embargo, todos los planes de reintroducción coinciden en lo mismo: se necesitan métodos estructurados y desarrollados por profesionales para asegurar el éxito de la misión.


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