Temple Grandin es una mujer que tal vez no sea demasiado conocida para muchos, pero su repercusión en el bienestar de los animales de todo el mundo ha sido gigantesca.
Grandin es una reputada etóloga, zoóloga y profesora que ha escrito decenas de libros y ha dado cientos de charlas, principalmente centradas en el comportamiento animal y en su bienestar.
Curiosamente, es autista, lo que según ella le ha permitido comprender mejor a los animales, y actuar como nexo entre el pensamiento humano y el del resto de la fauna.
La complicada infancia de Temple Grandin
Temple Grandin nació en 1947, y tuvo una infancia con un fuerte autismo, que fue complicada tanto para ella como para toda su familia, al rechazar enormemente el contacto humano; pero esto cambiaría en su adolescencia, pues al visitar una granja familiar se le ocurrió una idea brillante.
La joven Temple contempló una máquina que ejercía presión sobre las vacas para tranquilizarlas e ideó una máquina para hacer lo mismo con los niños que padecían autismo: un abrazo mecánico que permitía aplicar el tan necesario contacto para todo primate, pero sin que esto lo hiciera una persona.
Otro de los hechos que le ayudaron a convivir con su autismo fue su relación con los animales: montar a caballo y estar entre vacas hizo a Temple mucho más empática y, probablemente, fue una terapia más poderosa que su propia invención.
Temple Grandin y el bienestar animal
Decidió entonces que quería estudiar psicología y especializarse en comportamiento animal, por lo que dedicó su carrera tanto a explorar el mundo del autismo como a mejorar el bienestar de los animales.
Su principal interés fue mejorar el bienestar del ganado, y ha publicado varios trabajos sobre enriquecimiento ambiental, sobre manejo en el transporte o sobre estrés de estos animales.
Gracias a ella se rediseñaron multitud de granjas y mataderos en Estados Unidos, y se reconocen internacionalmente sus implicaciones en la mejora en la calidad de vida de estas especies.
Temple Grandin asegura que una mente autista piensa en imágenes y está atenta a los detalles; esto ha hecho que algunos de los más brillantes científicos y artistas de la historia tengan un mayor o menor espectro de autismo.
Autismo y animales
Un ejemplo claro para Grandin es cómo la mayoría de personas no se daba cuenta de por qué un grupo de vacas no se acercaba al veterinario: había una bandera ondeando en la entrada, lo que daba mucha inseguridad a las vacas.
Estas mismas ideas las ha aplicado al diseño de instalaciones en diversas facetas de la producción animal; por ejemplo, eliminó objetos colgantes, cambió las formas y recorridos, y usó su mente para visualizar otra forma de entender nuestra relación con los animales.
Para Grandin, la naturaleza tiene ejemplos poderosos que relacionan autismo y animales: por ejemplo, muchos animales tienen comportamientos similares a las personas autistas en relación a los sonidos fuertes; la reacción de la propia Temple ante alarmas o tormentas le recordaba a la de los animales con los que convivía.
Estas ideas tienen muchas aplicaciones; así, los recuerdos que nos causan miedo son imborrables, y los traumas de personas autistas y especies como el caballo parecen tener causas y soluciones similares.
Esta mujer asegura que “todas las mentes son necesarias”: las mentes de niños autistas e incluso las de otras especies pueden aportarnos muchas soluciones en nuestro día a día.