Las termitas son insectos con una fama muy negativa, y no es para menos. Se estima que solo en ciertas regiones combinadas de Estados unidos causan más de 1,5 miles de millones de pérdidas en dólares dañando estructuras de madera, ya sea pre o post construcción. Para acabar con una plaga o para evitar su llegada, es necesario conocer a fondo qué comen las termitas.
Estos invertebrados, a pesar de su papel como destructores de mobiliario, presentan una serie de características biológicas de gran interés. Sigue leyendo, pues te presentamos cómo logran digerir la celulosa estos primitivos (pero fascinantes) insectos.
Características de las termitas
Las termitas son insectos eusociales clasificados en el infraorden Isoptera y el orden Blattodea. Esto quiere decir que, contrario a lo que se suele pensar, están muy emparentadas con las cucarachas (y no con las hormigas). Su especificación a nivel alimenticio explica parte de este parentesco, tal y como veremos en líneas posteriores.
Existen más de 3100 especies de termitas, de las cuales unas 183 causan daños a las estructuras humanas (solo 83 son significativamente destructivas). Sin ir más lejos, en Estados Unidos no hay más de 18 especies que provoquen un impacto económico cuantificable. Aunque la mayoría no sean problemáticas, las que sí generan pestes son las que hacen más “ruido”.
Las termitas son insectos eusociales y, como tales, crean una colonia que funciona como una unidad o superorganismo. Las castas del termitero son las siguientes:
- Reina y rey: son los individuos alados que se reproducen sexualmente durante los vuelos nupciales. Son mucho más grandes que las obreras, tienen ojos (a diferencia del resto de castas en otras especies) y la reina es la única responsable de poner huevos. Esta puede llegar a producir 2000 huevos al día y la pareja vive junta hasta 50 años.
- Reproductoras secundarias: cuando la colonia es lo suficientemente grande, aparecen unas castas intermedias capaces de reproducirse. Estas son termitas sexualmente viables, pero carecen de alas y de ojos y no abandonan el termitero en ningún momento. Reemplazarán a la reina en caso de que muera, aunque son mucho menos eficaces.
- Trabajadoras: realizan todas las tareas del termitero, desde la búsqueda de comida hasta el cuidado de las larvas y la construcción de galerías. Viven de 1 a 2 años y el número de ejemplares se puede contar a miles.
- Soldados: tienen las cabezas muy desarrolladas y vigilan la entrada del termitero para evitar que se inmiscuyan intrusos. Son mucho menos numerosas que las trabajadoras.
Como puedes comprobar, poco tienen que ver estos insectos con las hormigas si se observan con detenimiento. En los formícidos una sola reina pone los huevos a lo largo de su vida (almacenando el esperma masculino) y los machos mueren a las pocas horas de reproducirse, mientras que aquí rey y reina viven juntos y copulan durante décadas.
Las termitas son insectos eusociales, pero no se parecen demasiado a nivel comportamental y físico a las hormigas. Como hemos dicho, son parientes de las cucarachas.
¿Qué comen las termitas?
La división de trabajos de estos insectos es fascinante, pero en este espacio venimos a responder qué comen las termitas en su ambiente natural y en las edificaciones humanas. La respuesta es sencilla: detritos vegetales.
Estos invertebrados son detritívoros, es decir, se alimentan de materia vegetal en cualquier nivel de descomposición. Aprovechan todo tipo de residuo proveniente de las plantas que ya no esté vivo, como pueden ser hojas caídas, madera en descomposición, ramas rotas, raíces podridas y muchas cosas más. Por ello, son unas excelentes recicladoras de materia orgánica.
Al igual que otros muchos animales herbívoros o detritívoros, las termitas son capaces de degradar la celulosa, un biopolímero compuesto de forma exclusiva de moléculas de β-glucosa (de cientos a miles). Para conseguirlo, albergan una serie de protozoos, protistas, bacterias y otros microbios en su aparato intestinal.
Estos microorganismos son los encargados de “romper” las moléculas de celulosa y dar lugar a azúcares simples que las termitas sí pueden metabolizar. Así, obtienen energía de una fuente extremadamente difícil de digerir, como puede ser la madera en descomposición.
En última instancia, cabe destacar que algunas termitas producen su propia enzima capaz de metabolizar la celulosa, en este caso la celulasa. Tal y como indican estudios, aún con esta capacidad las especies siguen confiando en las bacterias intestinales para que estas realicen la mayor parte del trabajo.
Por último, cabe destacar que las termitas no nacen con los microorganismos simbiontes en su aparato intestinal. Los ejemplares juveniles deben alimentarse de la materia ya tratada dentro del termitero para obtenerlos y así comenzar a digerir la materia orgánica vegetal.
El qué comen las termitas se explica por un tipo de simbiosis muy especial. Estos insectos le otorgan a las bacterias un entorno seguro en el que habitar, mientras que ellas les aportan las enzimas necesarias para degradar la celulosa.
El papel ecológico de las termitas
Comprender qué comen las termitas implica reconocer que existen relaciones simbiontes extremadamente complejas en el ecosistema natural. Sin las bacterias de su aparato digestivo, estos insectos no serían capaces de metabolizar la materia vegetal muerta y, por ende, no podrían existir. Algo similar ocurre con muchas especies de cucarachas (parientes cercanas).
Las termitas tienen fama de plaga y de insectos desagradables, pero la realidad es que reciclan de forma excelente la materia orgánica que ya no tiene ningún uso en los ecosistemas. Recuerda que solo una pequeña minoría de ellas son plaga para el ser humano, así que respetarlas es una obligación.
Bibliografía
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- Watanabe, H..; Noda, H.; Tokuda, G.; Lo, N. (1998). "A cellulase gene of termite origin". Nature. 394 (6691): 330–331.
- Isoptera, Sociedad Entomologica Aragonesa (SEA). Recogido a 14 de octubre en http://sea-entomologia.org/IDE@/revista_49.pdf