El uso de progestágenos en perros como método anticonceptivo busca inhibir la aparición del celo en las hembras enteras. No obstante, a pesar de cumplir con su objetivo, esta práctica se considera riesgosa por el número de efectos adversos que puede llegar a producir.
Por esta razón, tanto médicos veterinarios como responsables, deben replantearse su administración para el control de los ciclos reproductivos, en las hembras caninas. Continúa leyendo estas líneas y conoce todos los aspectos relacionados con el uso de estas hormonas en los animales de compañía.
Ciclo estral de las perras
Antes de iniciar con un tema tan significativo para la salud, es importante repasar parte del proceso reproductivo de las hembras caninas. Primero, el celo o estro se define como el estado en que una hembra se encuentra receptiva para el apareamiento.
Este periodo se presenta al alcanzar la madurez sexual, la cual se consigue entre los 8 y 15 meses de edad dependiendo de la raza del individuo. A diferencia de otras especies animales, el celo de las perras es monoéstrico no estacional. Es decir, se presenta un solo celo por ciclo estral y se da en cualquier época del año.
Este fenómeno ocurre por lo general cada 6 a 12 meses, aunque en algunas razas como el pastor alemán puede darse cada 4. Por ende, los celos suceden entre 1 a 3 veces en el año. Este periodo reproductivo cuenta con 4 fases o etapas:
Fases del celo
- Proestro: es la primera fase del ciclo estral. Tiene una duración de entre 3 a 20 días y se caracteriza por el inicio del sangrado en la perra y por presentarse aumento en el tamaño de la vulva. Durante este periodo, comienza el crecimiento folicular, gracias a la hormona foliculoestimulante (FSH).
- Estro: etapa en que la hembra se torna receptiva al apareamiento. Aunque no existe un tiempo estándar de duración, esta etapa persiste entre 3 a 20 días con un promedio general de 9 días. Gracias a la acción de los estrógenos y la progesterona, la ovulación ocurre entre 24 a 48 horas de iniciado el estro.
- Diestro: También conocido como fase lútea, inicia en el momento en que la hembra ya no acepta al macho. Si hubo concepción, esta etapa dura unos 63 días. Por otro lado, si no hay gestación, tiene una duración de 100 días en promedio.
- Anestro: es el periodo que transcurre entre el final del diestro y el inicio del proestro. En términos más prácticos, es una etapa de inactividad reproductiva.
Una vez identificadas las diferentes etapas del ciclo sexual de las perras, revisemos qué son los progestágenos, su clasificación y cuál es su uso en el campo de la medicina veterinaria.
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¿Qué son los progestágenos?
Los progestágenos son un conjunto de hormonas esteroidales de actividad importante en los procesos de gestación y celo de las hembras. Tienen como función principal preparar el endometrio para la implantación y mantenimiento de la preñez. Así como inhibir la motilidad uterina durante el embarazo y estimular el desarrollo del tejido mamario.
Además, actúan en conjunto con los estrógenos para inducir el comportamiento estral o celo. De acuerdo a su origen, se los puede clasificar de la siguiente manera:
- Progesterona: el organismo la produce de forma natural. Los cuerpos lúteos sintetizan y secretan esta hormona, durante la fase lútea del ciclo estral. Por su parte, la placenta se ocupa de esta función durante el embarazo. Debido a su rápida metabolización, presenta poca utilidad en el área médica.
- Progestinas: son aquellos fármacos sintéticos que se utilizan con propósitos terapéuticos, por tener efectos similares a la progesterona. Entre los principales, encontramos el acetato de medroxiprogesterona (AMP), el acetato de megestrol (AM) y la clormadinona.
¿Qué usos se les dan a los progestágenos en perros?
Los progestágenos se han utilizado para el tratamiento de diversas patologías de origen comportamental y dermatológico de los perros. No obstante, el campo de mayor aplicación es el control reproductivo.
Según el artículo Estrus Suppresion in Dogs, los primeros estudios que evaluaron el efecto de los progestinas en la supresión del ciclo estral en perras se remontan al año 1952. Desde entonces, un gran número de profesionales han empleado estos fármacos como métodos anticonceptivos.
Como hemos señalado, los progestágenos cumplen un papel fundamental durante los eventos del estro y la preñez. Sin embargo, se ha demostrado que a dosis altas o ante una exposición prolongada, se genera una inhibición en la síntesis y liberación de las gonadotropinas. Así lo indica la investigación titulada Uso clínico de progestinas en perras y gatas: una revisión.
Es importante tener en cuenta que la hormona foliculoestimulante (FSH) y la luteinizante (LH) —que hacen parte del grupo de las gonadotropinas— son necesarias para la aparición de las fases del ciclo estral y por ende, de la ovulación.
Respecto al tratamiento, en el artículo citado se distinguen 3 modos de suprimir el ciclo estral con las progestinas. Para el uso de estos fármacos se consideran la duración, la finalidad y la fase en la que se administra:
- Supresión aguda: en el primer caso, las progestinas se administran a dosis altas antes o durante el proestro temprano, con el objetivo de suprimir tanto el proestro como el estro. Además, tiene un efecto que retrasa el ciclo estral por varias semanas o meses.
- Supresión temporal: para lograr una inhibición temporal del nuevo ciclo, las progestinas se administran a dosis bajas, durante varias semanas en la etapa del anestro.
- Supresión permanente: la administración prolongada de progestina, iniciada en el anestro, puede retrasar el inicio del próximo ciclo por varios meses. Para hacerlo, se realizan administraciones repetidas por vía oral, inyecciones de formulación de corta acción, así como otras de acción larga. La duración del efecto es de ciclos múltiples.
Cabe destacar, que al igual que ocurre con los seres humanos, cuando se dejan de administrar estas hormonas de manera oral o inyectable, los ciclos reproductivos vuelven a la normalidad.
¿Es riesgoso usar los progestágenos en perros? Efectos secudarios
Aunque estos fármacos cumplen con su función, según sea el caso de su administración; por lo general, ocasionan cambios metabólicos y morfológicos no deseados en el organismo de los caninos.
Conforme a lo expuesto en un artículo publicado en la revista Topics in Companion Animal Medicine, la administración de progestinas aumenta el riesgo de presentar enfermedades reproductivas, como hiperplasia endometrial quística o tumores mamarios.
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De igual manera, se ha relacionado su aplicación al desarrollo de problemas hepáticos, desórdenes hormonales por supresión adrenocortical, enfermedades de la piel y síntomas de diabetes resistente a la insulina.
Por otro lado, en casos más graves, los progestágenos en perros pueden comprometer la vida del paciente. Esto es debido a que pueden generar lo que se conoce como piometra, una patología en la que se presenta producción y acumulación de material purulento en el interior del útero. Además, si se aplica en hembras que han sido preñadas, se corre el riesgo de que ocurra muerte y momificación fetal.
En cualquiera de los dos casos, la única solución es la cirugía para extraer el útero comprometido, con la consecuente infertilidad permanente en la perra.
Recomendaciones para los dueños de mascotas
Sin lugar a duda, el uso de progestágenos en perros genera más perjuicios que beneficios. Hasta la fecha, no existe un fármaco de anticoncepción seguro en la medicina veterinaria, ya que todos los productos del mercado producen este tipo de efectos secundarios de una u otra manera.
De hecho, la administración de ciertos medicamentos en caninos, como el acetato de medroxiprogesterona (AMP), está prohibido en los Estados Unidos. Por tal motivo, la principal opción en caso de que una persona no quiera que su mascota se reproduzca, es la esterilización u ovariohisterectomía.
Gracias a este procedimiento, los propietarios no solo impedirán el embarazo de sus animales de compañía, sino que también evitarán los síntomas característicos del celo como el sangrado vaginal o los cambios comportamentales.
Sumado a esto, estudios sugieren que esta cirugía disminuye el riesgo de que se presenten desórdenes reproductivos como los tumores mamarios. Para terminar, para los propietarios que no quieran someter a su mascota a una ovariohisterectomía y a la vez evitar la preñez de su perra, la recomendación es el aislamiento y el cuidado estricto.
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