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Piometra en perras: una razón más para considerar la esterilización

7 minutos
Las perras que no están esterilizadas tienen un alto riesgo de desarrollar patologías reproductivas como la piometra. ¡Descubre de qué se trata esta enfermedad y por qué compromete la vida de tu mascota!
Piometra en perras: una razón más para considerar la esterilización
Última actualización: 04 julio, 2023

La piometra es una de las enfermedades reproductivas más comunes en las hembras caninas. De hecho, un artículo de la revista Reproduction in Domestic Animals expone que cerca del 20 % de las perras enteras —que no están castradas— llegan a padecerlo antes de los 10 años de edad.

Por las serias complicaciones que genera sobre la salud animal, la piometra en perras se considera una urgencia. Por esta razón, debe atenderse lo más rápido posible.

A lo largo de este artículo se detallarán aspectos claves de la enfermedad como las causas, los tipos de piometra, los síntomas que se presentan, así como la mejor manera de tratarla y prevenirla. Si deseas aprender más sobre esta relevante patología canina, no dudes en continuar la lectura del siguiente contenido.

¿Qué es la piometra y cuáles son sus tipos?

Se conoce como piometra a la inflamación y acumulación de material purulento al interior del útero, a causa de una infección bacteriana. Aunque puede presentarse en hembras de cualquier raza o edad, una publicación del Brazilian Journal of Veterinary Pathology revela que están más predispuestas a padecerla las perras entre los 6 y 10 años de edad, así como las siguientes razas:

  • bernés,
  • collie,
  • golden retriever,
  • rottweiler. 

De igual manera, como lo refieren sus autores, pueden presentarse dos tipos de piometra en perras:

  • Piometra de cérvix abierto: en estos casos, el exudado purulento drena a través del cuello uterino. Como resultado, se observa una secreción vulvar sanguinolenta, acompañada de pus y de muy mal olor.
  • Piometra de cérvix cerrado: el cuello uterino se encuentra cerrado, y el exudado purulento queda retenido al interior del útero. Se considera el tipo más grave, pues existe riesgo de que se desarrolle una septicemia. Esta condición puede conducir a la muerte del animal, ya que se trata de la infección generalizada de todo el organismo.
A diferencia de la anterior, la piometra de cérvix cerrado es más difícil de identificar, debido a que la descarga vaginal es escasa o nula.

¿Cuáles son las causas de la piometra en perras?

A pesar de que la patogénesis de la piometra no está del todo clara, un artículo de la revista The Veterinary Clinics of North America plantea que sus causas incluyen tanto factores hormonales como bacterianos.

Por un lado, tras la etapa del estro o celo —período conocido como fase lútea o diestro— la progesterona genera ciertas alteraciones sobre el aparato reproductivo de las perras. Entre estos se incluyen los siguientes:

  • crecimiento y proliferación de las glándulas endometriales;
  • aumento de las secreciones intrauterinas;
  • cierre del cuello uterino;
  • supresión de las contracciones del miometrio.

Si bien estos cambios se producen de manera natural para favorecer el crecimiento del feto en las perras embarazadas, el útero —de aquellas que no lo están— queda expuesto a la colonización de bacterias oportunistas y a la acumulación de las mismas en su interior.

Sumado a esto, durante la fase lútea disminuye la respuesta local de las células de defensa, además de que decrece la resistencia del útero a las infecciones bacterianas.

Por otra parte, de acuerdo a una revisión divulgada en la revista The Indian Journal of Veterinary Sciences and Biotechnology, entre los microorganismos implicados en la piometra en perras se pueden encontrar los siguientes:

  • Escherichia coli,
  • Klebsiella spp,
  • Streptococcus spp,
  • Staphylococcus spp,
  • Pseudomonas spp.
Por lo general, estas bacterias ascienden desde la vagina hacia el útero, y proliferan si se dan las condiciones ideales para su crecimiento.

Entre otras cosas, los tratamientos para evitar el celo y la preñez con hormonas esteroidales, como las progesteronas y estrógenos sintéticos, aumentan el riesgo de que se desarrolle la enfermedad.

Además, las patologías reproductivas, como la hiperplasia endometrial quística, incrementan la susceptibilidad del útero a sufrir infecciones. Así lo afirma un artículo de la revista Theriogenology.

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La Escherichia coli es la principal bacteria asociada a casos de piometra en perras. Crédito: Eric Erbe/Wikimedia Commons.

¿Qué síntomas se presentan?

Como se evidenció en líneas anteriores, el desarrollo de la enfermedad ocurre durante la fase lútea, por lo que los síntomas suelen aparecer entre las 3 a 5 semanas después del celo. Entre los signos más comunes que se presentan están los siguientes:

  • inapetencia,
  • depresión,
  • fiebre,
  • anorexia,
  • aumento de la micción,
  • incremento del consumo de agua,
  • diarrea,
  • vómitos,
  • deshidratación,
  • abdomen distendido (piometras cerradas),
  • secreción vaginal purulenta y sanguinolenta (piometras abiertas).

¿Por qué se considera una enfermedad que pone en riesgo la vida?

De acuerdo con la descripción de un estudio de la revista BMC Veterinary Research, una de las complicaciones más serias de la piometra en perras es la sepsis. Esta condición —que de no tratarse a tiempo es mortal— ocurre cuando las toxinas producidas por las bacterias se diseminan por todo el organismo, a través del torrente sanguíneo.

Esto, a su vez, genera lo que se conoce como el síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS por sus siglas en inglés), que conduce a las alteraciones en diferentes sistemas del cuerpo y a la falla de órganos como el corazón, riñón o hígado. Suele presentarse de manera más frecuente en perras con piometras cerradas.

Otra de las complicaciones que pone en riesgo la vida del animal es la peritonitis. Esta se presenta cuando la acumulación de material purulento es tanta que el útero se perfora. Por lo tanto, el pus pasa hacia la cavidad abdominal y produce la inflamación del peritoneo.

Diagnóstico

Ante la manifestación de los síntomas mencionados, es necesario acudir al médico veterinario. En esencia, después del estudio de la historia clínica y la revisión de la paciente, este profesional indicará la realización de las siguientes pruebas:

  • radiología,
  • ecografía,
  • citología vaginal,
  • análisis de sangre completo,
  • urianálisis.

¿Cómo es el tratamiento del piometra en perras?

El tratamiento de elección tanto para la piometra abierta como la cerrada es la intervención quirúrgica. El procedimiento que se realiza es la ovariohisterectomía (OVH) o esterilización, que consiste en la remoción completa del útero y de los ovarios.

No obstante, el paciente primero se debe estabilizar con una adecuada terapia de fluidos intravenosos. Los propósitos de esta medida se distinguen a continuación:

  • restablecer la presión sanguínea;
  • corregir la deshidratación;
  • recuperar el balance electrolítico;
  • prevenir la falla de órganos y un posible shock o problemas de coagulación.
Además, se debe iniciar de inmediato el suministro de fármacos antibacterianos como la ampicilina.

Aunque es cuestionable, algunos estudios sugieren un posible tratamiento del piometra a base de medicamentos. Por ejemplo, una publicación de la revista Reproduction in Domestic Animals, planeta el siguiente protocolo:

  • Fluidoterapia para resolver la deshidratación.
  • Antibióticos como amoxicilina + ácido clavulánico para la infección.
  • Antiprogestágenos como el aglepristone para reducir el efecto de la progesterona en el cuerpo.
  • Prostaglandinas para aumentar la contracción de la musculatura del útero y favorecer la expulsión del material purulento.

Sin embargo, es importante resaltar que este tipo de manejo solo debe realizarse en casos de piometras abiertas. No se recomienda en los de cérvix cerrado, por el riesgo de ruptura del útero y posible peritonitis. Tampoco se aconseja en sepsis o cuando otros órganos se vean comprometidos.

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Las hembras con piometra deben pasar por un tratamiento de estabilización antes de la cirugía. Crédito: Shutterstock.

¿Cuál es el pronóstico?

Por lo general, la tasa de supervivencia de las perras sometidas a un tratamiento quirúrgico oportuno es alta. De hecho, un estudio divulgado en el Journal of The American Veterinary Medical Association reportó una supervivencia del 97 % en hembras con piometra sometidas a OVH.

No obstante, cuando se deja avanzar la enfermedad, el pronóstico empeora. Entre los factores que influyen sobre un mal pronóstico se encuentran los siguientes:

  • altas concentraciones de BUN (nitrógeno ureico) y creatina en sangre, que son indicativos de falla renal;
  • soplos cardíacos;
  • leucopenia (bajos niveles de células de defensa en sangre);
  • síndrome de respuesta inflamatoria sistémica (SIRS);
  • peritonitis.

La esterilización: el mejor método de prevención del piometra en perras

Como pudiste observar, todos los problemas asociados a la piometra en perras se resuelven con una esterilización. Gracias a este procedimiento, la hembra ya no tendrá útero ni ovarios, por lo que no habrá manera de que presente la enfermedad. Además, se reducirá el riesgo de que presente otras patologías como los tumores mamarios.

Por otro lado, si la perra no ha sido esterilizada, se recomienda evitar la administración de anticonceptivos hormonales, así como hacerle seguimiento a los celos. Del mismo modo, es aconsejable realizar el control ecográfico periódico.

Ahora que sabes todo lo relacionado con esta grave patología, es tu responsabilidad determinar si la capacidad reproductiva de tu mascota tiene más valor que su salud y bienestar.

Para finalizar, recuerda estar siempre atento a los cambios de comportamiento que indiquen un posible piometra. No olvides que, en algunos casos, la enfermedad progresa de manera silenciosa hasta que puede ser demasiado tarde.

 


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