Pingüino de Adelia: la dura vida en colonia

Durante toda la vida, los pingüinos de Adelia luchan contra fuerzas más grandes que cualquier otra ave. A la vez, sobrellevan la sediciosa vida en la colonia.

Un pingüino de adelia enseñando los dientes.

El pingüino de Adelia o de ojo blanco (Pygoscelis de Adeliae) es, además del pingüino emperador, la única especie de pingüino que habita a lo largo del continente antártico. Incluso, puede instalarse en lugares lejos de la costa. Así, una colonia de estas aves ubicada en el Mar de Ross se reconoce como la colonia de pingüinos más austral del mundo.

El género Pygoscelis pertenece a la familia de aves marinas no voladoras Spheniscidae, la única del orden de los Sphenisciformes. Es interesante conocer que el nombre común de esta especie deriva de la “Tierra de Adelia”, un sector estrecho de la Antártida Oriental. La Tierra de Adelia fue bautizada en homenaje a la esposa del explorador polar francés Jules Dumont d’Urville.

La apariencia del pingüino de Adelia

Uno de los rasgos distintivos de la especie es un llamativo anillo de plumaje blanco que corre alrededor del ojo. Además, el pico es predominantemente negro, pues solo en su base se vuelve rojo anaranjado. Otro aspecto importante es que esta ave no presenta un marcado dimorfismo sexual.

La especie es de tamaño mediano, los adultos pesan alrededor de 5 kilogramos y alcanzan unos 70 centímetros.  En cuanto al plumaje, los adultos tienen la cabeza, barbilla, garganta y torso de color negro – azulado. Como es característico en varias especies de pingüinos, la parte ventral del cuerpo es blanca. Las piernas y los pies son de color blanco mate a rosado y las suelas son negras.

Un pingüino de Adelia incubando un huevo.

¿Cuánto se extiende el área geográfica de distribución?

El pingüino de Adelia es una especie circumpolar. Esto quiere decir que su área de distribución está limitada por el borde de la plataforma de hielo de la península antártica. Raramente se encuentra en aguas abiertas y prefiere regiones con hielo denso.

Su área de reproducción se extiende desde Cape Royds, las estribaciones occidentales de la isla Ross, a lo largo de la costa de la Antártida. El área se extiende hasta la costa oeste de la Península Antártica, a lo largo de las islas del Mar de Escocia, hasta las Islas Sandwich del Sur.

Ocasionalmente, los pingüinos de Adelia pueden visitar las costas de Sudamérica, Australia y Nueva Zelanda. También pueden aparecer en islas subárticas en los océanos Índico y Pacífico.

PLa vocalización es muy importante

Cabe señalar que reconocer a la pareja en las populosas colonias de reproducción de esta especie puede ser desafiante. Acertar garantiza que el suministro de alimento llegue al nido correcto. Así, el reconocimiento de los llamados evita invertir energía reproductiva en una descendencia que no sea la suya.

Resulta interesante conocer que es común que las parejas que se reproducen con éxito, repitan pareja en las temporadas de reproducción posteriores. Según expertos, el reencuentro de la pareja mejora mediante el reconocimiento auditivo individual, porque el recuerdo persiste entre temporadas.

La formidable tarea del pinguino de Adelia al forrajear en el mar

El pingüino de Adelia se alimenta principalmente de krill, otros pequeños crustáceos y peces pequeños. Por lo general, encuentran a sus presas a profundidades de agua entre diez a cuarenta metros. Aunque existen registros de que pueden bucear hasta 170 metros de profundidad, casi la mitad del tiempo forrajean  a menos de 12.5 metros.

Es una tarea agotadora. En general, los pingüinos de Adelia invierten mucho tiempo forrajeando. La cantidad del mismo varía en función de la ubicación de la colonia, la abundancia de presas y la edad de la cría. El ave puede ausentarse entre nueve a 25 días, y durante este tiempo, recorre distancias de hasta 100 kilómetros desde la colonia reproductora. Sin embargo, si la cría es un ave joven, los padres permanecen más cerca de la colonia reproductora.

La selección de la pareja

El pingüino de Adelia vive y se reproduce en colonias, que a menudo pueden ser bastante grandes, de miles de miembros. En 2014, se reportó el hallazgo de una “supercolonia” de pingüinos en los Islotes Peligro, en el extremo norte de la Península Antártica. El reporte estima que esta supercolonia puede tener en más de 1.5 millones de aves.

Cabe señalar que la temporada de reproducción de los pingüinos de Adelia es muy corta. Comienza en octubre, tan pronto como la temperatura de las aguas costeras supera el punto de congelación. A menudo, las aguas aún están cubiertas de hielo.

Los machos acuden primero a la zona de reproducción y elaboran sus nidos, hechos de piedras amontonadas en círculos. En el nido, el macho utiliza entre ocho y diez piedras dispuestas, de manera que evitan que los huevos resbalen.

Es interesante conocer que las hembras eligen a su pareja reproductiva, mientras los machos tratan de llamar su atención graznando, acicalándose y mostrando su nido. Luego de la selección, la pareja realiza una exhibición mutua para fortalecer el vínculo.

Según opinión de expertos, el ritual de la pareja puede servir para anunciar el territorio de anidación o coordinar los movimientos entre ellos.

La cópula, incubación y cuidado de la cría

Año tras año, los pingüinos de Adelia regresan al mismo territorio de sus colonias reproductivas. Allí, los machos ubican su zona de anidación y esperan ser encontrados por sus parejas. Seguidamente, la pareja efectúa diversas cópulas. La fertilización del óvulo ocurre alrededor de las 24 horas.

Tras esto, la hembra pone un máximo de dos huevos. Además, el macho es encargado de la incubación, que dura de 33 – 35 días. Durante este tiempo no come nada. Después de la eclosión, los polluelos son criados y protegidos por ambos padres durante 18 – 27 días.

Luego de este tiempo, la cría entra en fase de crecimiento rápido. La demanda de comida del pollito es tan grande, que ambos padres deben forrajear a la vez. Cuando no están vigilados, los polluelos se reúnen en grupos llamados guarderías. La tasa de mortalidad entre las aves jóvenes es grande.

Durante la etapa de guardería, que dura hasta emplumar, los pollitos pasan de ser alimentados diariamente a una o dos veces en la última semana de cuidados.

El curioso descubrimiento de la defecación en los nidos

Estudiosos de esta especie reportaron ya hace tiempo que el pingüino padre es reacio a dejar sus huevos sin vigilancia en el nido, incluso para aliviarse. De tal modo, el ave tampoco está dispuesta a manchar el nido con sus heces. En caso de necesidad, el pingüino apunta su extremo trasero, levanta la cola y deja volar un proyectil de excremento.

Las deposiciones van dejando rayas de material blanquecino que irradian desde el nido, a 30 – 40 centímetros de largo. En el 2003, un grupo de científicos calculó la presión rectal necesaria para impulsar estas heces, que resultó ser varias veces mayor a la ejercida por el cuerpo humano.

Según observaciones reportadas, la distancia máxima de vuelo del excremento de pingüino es la notable cifra de 1.34 metros.

Un grupo de pingüinos de Adelia saltando al mar.

Estado de conservación

En 2014, un reporte científico estimó que la población mundial de pingüinos de Adelia es de aproximadamente 3.79 millones de parejas. Esto equivale a 7.58 millones de individuos maduros, según las imágenes satelitales obtenidas entre 2006 y 2011. La especie se considera de preocupación menor por la IUCN.

Según estudios de modelos por computadora, se prevé que la tendencia actual de crecimiento poblacional puede revertirse en el futuro. Esto sucederá si el cambio climático continúa en su camino actual.

Es importante conocer que por la ausencia de vuelo, la especie es susceptible a la contaminación marina. Antes, ya ha sufrido mortalidad por lubricación, con el derrame de petróleo de Bahía Paraíso de 1989. Además, la recolección de krill podría ser una amenaza para esta especie.

 

Bibliografía

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