Actualmente, cada vez más dueños optan por ofrecer una alimentación cruda y natural a sus mascotas. En la amplia gama de recetas BARF para perros, el pollo aparece como uno de los ingredientes más utilizados. No obstante, los científicos apuntan a los posibles riesgos de alimentar a un perro con pollo crudo.
En este artículo te explicaremos si el pollo crudo es o no un alimento apropiado para los perros. Lógicamente, también aclararemos las precauciones que debemos tener al ofrecer cualquier carne cruda para nuestros mejores amigos.
¿El pollo es un buen alimento para los perros?
Aunque no sean carnívoros estrictos como los gatos, los perros necesitan un buen aporte diario de proteínas para garantizar una nutrición completa y equilibrada. Por esta razón, los piensos de línea prémium suelen incorporar al menos un 25 % de proteínas en su elaboración.
El pollo, en especial la pechuga, es una excelente fuente de proteínas de alta calidad y bajas en grasas. Su carne resulta fácil de digerir para los perros, y sus nutrientes pueden ser absorbidos y asimilados de manera óptima por su organismo.
Considerando sus propiedades nutricionales, podemos afirmar que el pollo es un buen alimento para los perros, siempre que garanticemos que la carne sea de buena calidad y no esté en mal estado. Además, es esencial descartar la posibilidad de que nuestro can sea alérgico al pollo.
También vale destacar que su dieta debe incorporar otros alimentos que aporten nutrientes esenciales para su organismo, como fibras, vitaminas, minerales y grasas buenas.
¿Los perros pueden comer pollo crudo?
La carne, los subproductos y la harina de pollo suelen ser ampliamente utilizados en la fabricación de piensos para mascotas. Además, son varias las recetas caseras que podemos preparar usando pollo, como comida húmeda, pasteles, patés, etc.
Desde un punto de vista biológico, el organismo de los perros debería estar preparado para digerir la carne cruda y sintetizar sus nutrientes. Por ello, no podemos decir que el pollo crudo sea un alimento malo o inapropiado para los perros.
No obstante, esto solo aplica cuando se habla de los ancestros de los perros, puesto que los canes actuales han perdido muchas de sus características salvajes originales. De hecho, si a la mascota no se le acostumbra desde pequeño a consumir carne cruda, es poco probable que la digiera bien cuando es adulto.
¿Qué pasa si lo cocino?
En realidad, durante el proceso de cocción la carne de pollo sufre algunas transformaciones, y es que pierde determinados nutrientes esenciales. Al contrario, el pollo crudo mantiene todas las enzimas, vitaminas y minerales, por lo que resulta altamente nutritivo para nuestros canes.
Por otro lado, una dieta BARF –cruda y natural– ofrece numerosas ventajas y beneficios para nuestros mejores amigos. Aunque no existe evidencia científica que lo respalde, se cree que esta dieta también es una gran aliada de una óptima salud bucodental y podría ayudar a fortalecer su sistema inmunológico.
¿Los alimentos crudos son buenos para el perro?
Las dietas BARF o alimentos crudos biológicamente apropiados (por sus siglas en inglés), se basan en recuperar la alimentación original de los perros. Al ser descendientes del lobo, el metabolismo del perro es capaz de procesar la carne cruda y aprovechar los nutrientes que contiene. Por ello, se piensa que la comida seca como los piensos comerciales van en contra de su propia naturaleza.
Aunque es cierto que los alimentos crudos han demostrado darle diversos beneficios nutricionales a los canes, existen diversos riesgos a su salud. Según un artículo publicado en la revista Veterinary Journal of Republic of Srpska (Banka Luka), el principal problema con este tipo de dietas es la contaminación de la comida.
La superficie de la carne es el medio de cultivo ideal para varios patógenos que pueden afectar al perro y al tutor. Esto significa que no solo se pone en riesgo la vida de la mascota, sino que la salud de toda la familia podría verse comprometida.
¿Cuál es el peligro de alimentar a un perro con pollo crudo?
Según una reciente investigación del Hospital Veterinario U-Vet Werribee de la Universidad de Melbourne, podría haber una relación entre el consumo habitual de pollo crudo y la predisposición a desarrollar un tipo de parálisis severa, llamado síndrome APN.
El síndrome APN (poliradiculoneuritis aguda) consiste en un trastorno que afecta el sistema nervioso de los perros. Su punto de partida sería algún desequilibrio del sistema inmunológico que conllevaría a un progresivo deterioro de las estructuras nerviosas.
Los primeros síntomas suelen revelarse en las patas traseras, que se debilitan para acabar conduciendo a una parálisis local. Rápidamente, el trastorno llega a las patas delanteras, y se extiende también a la cabeza y al cuello. En casos más avanzados, afecta a los órganos vitales, lo que puede provocar fallos cardíacos y respiratorios.
Como destacan los científicos, el peligro no se encuentra en el pollo crudo en sí, sino en una bacteria llamada Campylobacter, que habitualmente se encuentra en la carne y en los huesos de pollo. Aunque también puede estar presente en los lácteos no pasteurizados y en aguas insalubres.
Según se estima, el consumo prolongado de pollo contaminado con dicho patógeno dejaría el organismo de los perros más vulnerable a desarrollar el síndrome APN. En especial si consideramos a los canes de pequeño tamaño, que ya suelen ser los más afectados por dicha sintomatología.
¡Cuidado con las alergias alimentarias!
Otro cuidado esencial antes de ofrecer pollo crudo o cocinado a tus perros es garantizar que no sean alérgicos a este alimento. Para ello, basta acudir a tu veterinario y consultarle sobre las pruebas de alergias para perros. Ten en cuenta que alrededor de un 25 % de los perros con alergias son intolerantes al pollo, por lo que no pases por alto este punto.
Al percibir que tu mascota tiene problemas digestivos –diarreas, gases o vómitos– u otros síntomas de alergia alimentaria, se debe suspender inmediatamente la administración de pollo y llevarlo al centro veterinario.
Por último, y no menos importante, jamás debemos alimentar un perro con pollo crudo si desconocemos la procedencia de la carne. Si no estamos seguros del origen del pollo adquirido, lo mejor es cocinarlo bien antes de ofrecerlo a nuestros mejores amigos.
Bibliografía
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