La lamprea marina es uno de esos ejemplares del mundo animal con los que se evidencia la vasta biodiversidad que nos rodea. Esta especie de peces de mandíbula ausente es muy fácil de reconocer. Su temible aspecto y la dieta hematófaga le han ganado el epíteto de ‘vampiro marino’.
Su boca se encuentra rodeada de una especie de disco circular que funciona como una ventosa. Con ella se adhiere a un costado de su presa para arañarle la piel e ingerir la carne que queda debajo. Las hileras de dientes y su lengua son la característica más resaltante de este pez tan particular.
Se trata de un pez anádromo, lo que quiere decir que lo podremos encontrar al inicio de su vida en los ríos. Luego migran hacia el mar para vivir su etapa adulta y, finalmente, regresan al río a desovar a sus crías.
¿Cómo es el hábitat de la lamprea marina?
Este espécimen tan peculiar prefiere el ambiente del norte del Atlántico, aunque en algunas ocasiones también se le puede hallar en el mar Báltico. Su existencia transcurre en mares y ríos según la etapa de la vida en que se encuentre.
Hace pocos años se podía encontrar a la lamprea marina en Andalucía, Cataluña, Aragón y Extremadura. Sin embargo, la explotación comercial ha reducido su hábitat, y en la actualidad es más frecuente hallar este pez en aguas gallegas.
Existen 40 especies que se distribuyen en mares y ríos de variadas maneras. No obstante, al inicio de su vida las larvas subsisten enterradas en el fondo del río. Allí obtienen nutrientes y se alimentan de la materia orgánica que se filtra en su nicho. Permanecen como larvas entre tres y cinco años hasta que sufren la metamorfosis que les permitirá adaptarse al ambiente marino.
Una vez que se han manifestado todos los cambios fisiológicos para esta nueva etapa, se mudan a las profundidades del mar. Se ubican entre los 300 y 600 metros de profundidad y subsisten allí cerca de cuatro años, período durante el cual ocurre la segunda metamorfosis que les obligará a abandonar los mares y regresar al río para dar inicio a un nuevo ciclo de vida de lampreas.
Por lo general, la lamprea prefiere los ríos caudalosos pero con poca rapidez en sus aguas, y elige los tramos medios. Su vida en el norte del Atlántico se ha visto mermada por la contaminación y el incremento de las barreras artificiales.
Morfología de la lamprea marina
Este es un tipo de pez primitivo carente de mandíbula y muy similar en su exterior a las anguilas. En la etapa larvaria pueden medir hasta 20 centímetros de longitud y, al migrar al océano en su adultez, llegan a alcanzar un metro de longitud y pesar entre dos y tres kilos.
Las larvas difieren en su morfología drásticamente de las lampreas adultas. Carecen de dientes, son invidentes y tienen un mecanismo para alimentarse que funciona distinto. Poseen una franja de diminutos tentáculos similares a una barba que utilizan para capturar otras formas de vida diminutas que le sirven de alimento.
Al concluir la etapa larvaria, migran a aguas marinas profundas y entonces se evidencian los cambios morfológicos típicos de ese período: ojos grandes con tonalidades de rojo, un par de aletas dorsales, siete aberturas branquiales y una nasal, cuerpo cilíndrico de color gris verdoso o terroso y la característica ventosa bucal con dientes pequeños, agudos y afilados.
Otras características físicas
No posee escamas, su cuerpo es liso y gelatinoso, con una cola que termina en punta. Su esqueleto es cartilaginoso y carece de partes óseas. Con un ciclo de vida muy completo, regresan a los cauces fluviales para reproducirse, y es allí donde se les puede pescar para su consumo.
La lamprea marina es una de las especies del mundo animal menos evolucionado que se haya encontrado, con una antigüedad de unos 500 millones de años. Su vida parasitaria ha causado estragos en la población marina de especies como el bacalao y la merluza.
La migración de vuelta a los ríos implica otros cambios morfológicos que incluyen la atrofia del sistema digestivo, aparición de signos sexuales secundarios y degeneración de los órganos visuales. Aun así, logran remontar el caudal fluvial, utilizan la ventosa bucal para arrastrar piedras que usarán para el nido de sus crías y, una vez terminado este, proceden al desove, que dará inicio a un nuevo ciclo de vida.
La colocación de redes alineadas al curso del agua provoca la captura de las lampreas al remontar el río para el desove. También existe una técnica que consiste en clavar un tridente atado a una vara larga en el cuerpo de la lamprea, mientras el pescador permanece de pie en la embarcación o riberas del río.
Esta especie se usa para preparar la tan conocida lamprea a la bordelesa, en la que se cocina al pez en su sangre, lo cual se ha convertido en un plato típico de Galicia.
Bibliografía
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https://es.wikipedia.org/wiki/Petromyzon_marinus