La yarará común: características y hábitat

La yarará común es un ofidio venenoso, clasificado dentro del grupo de las víboras; además, registra un porcentaje alto de emponzoñamiento, motivo por el que es una especie de importancia biosanitaria
La yarará común: características y hábitat
Elsa M. de Arribas

Escrito y verificado por la bióloga Elsa M. de Arribas.

Última actualización: 08 febrero, 2022

La yarará común o Bothrops alternatus pertenece a la familia Viperidae. Esta serpiente, o en concreto esta víbora, es originaria de América del Sur. Es un reptil que puede alcanzar un gran tamaño y que posee coloraciones para pasar desapercibida en su hábitat. Por si fuera poco, también es venenosa y es capaz de provocar accidentes peligrosos. Sigue leyendo este espacio y conoce más sobre este temible ejemplar.

Características de la yarará común

La yarará común se clasifica en el grupo de serpientes u ofidios venenosos. En concreto, pertenece al grupo de los vipéridos, en el cual se encuentran varias especies peligrosas como las víboras de cascabel (Crotalus spp.).

Las serpientes venenosas poseen unas glándulas en las que se produce el veneno. Estas están conectadas por un conducto glandular a dientes especializados en la inoculación del veneno.

La yarará común forma parte de las víboras verdaderas. Muestran dos orificios a cada lado de la cabeza, delante de los ojos, y poseen escamas pequeñas en el dorso cefálico. Posee una coloración marrón oscura con manchas de tonos más claros alternados a lo largo de su cuerpo. Mientras que su dorso es más claro.

La reproducción de estas especies es vivípara. Además, es posible diferenciar a las hembras de los machos gracias al dimorfismo sexual que muestran: los ejemplares de género femenino son de mayor tamaño.

Diferencias entre ofidio venenoso y no venenoso

La foseta loreal es el rasgo decisivo que permite diferenciar a las víboras del resto de serpientes. Se localiza en la región delante del ojo, detrás de las fosas nasales y encima de la boca.

Las serpientes con foseta loreal son víboras –cascabel o yararás– y las serpientes carentes de foseta son boas o culebras. Es curioso que la serpiente de coral, pese a ser venenosa, carece de foseta loreal.

Otro rasgo que hay que tener en cuenta es la presencia o ausencia de cuello y la forma de la cabeza. Las víboras, del género Bothrops y Crotalus, muestran una cabeza triangular, con un cuello marcado. Por el contrario, las corales o culebras tienen una cabeza redondeada y un cuello apenas marcado.

Sin embargo, el cuello no es determinante, ya que hay boas y culebras que tienen un cuello marcado pese a no ser venenosas.

En ocasiones, las escamas pueden facilitar la identificación del ejemplar. Las víboras tienen escamas pequeñas que cubren la parte dorsal de la cabeza. Asimismo, la textura de las escamas es rugosa, debido a su apariencia carenada.

Yarará grande

Inoculación del veneno

Todas las serpientes de la familia Viperidae tienen una dentadura muy evolucionada, llamada solenoglifas, eficaz en la inoculación del veneno. Así, puede inyectar cantidades considerables de veneno en cuestión de segundos. 

En el momento del ataque se enroscan en espiral, con dos tercios de su cuerpo erguido. Así les resulta más sencillo proyectar su cabeza hacia la presa y volver a su posición inicial. 

La toxina que inyecta a sus víctimas es una potente hemotoxina, lo cual significa que impide el transporte de oxígeno a los órganos y a los tejidos. Es capaz de ocasionar serios daños locales como necrosis, mientras que pocos casos son los que terminan en un desenlace fatal.

Hábitat

Las yararás son animales nocturnos o de hábitos crepusculares. Sin embargo, los envenenamientos suelen producirse durante el día.

Normalmente, esta especie se localiza en regiones con climas cálidos o templados. Estas serpientes prefieren las regiones con lluvias frecuentes, por lo que es normal verla en ambientes húmedos o inundados como pantanos o cerca de cuerpos de agua.

Dos especies, Bothrops alternatus y Bothrops ammodytoides se localizan en regiones frías o en zonas de sierra. Aun así, la mayoría prefiere habitar en climas cálidos, independientemente de si es húmedo o es seco.

Estado de conservación

En la lista roja de la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) se lista como una especie de menor preocupación. Esto se debe a que no existe suficiente información sobre la yarará común, así que no es posible determinar si se encuentra amenazada o no.

Según el Sistema de Información de Biodiversidad de la Administración de Parques Nacionales (Argentina), no existe un riesgo para la población de esta especie. Por lo tanto, al menos en algunas de las zonas en donde es endémica se le clasifica como un reptil no amenazado.

Bothrops alternatus

Curiosidades sobre la yarará común

De los diferentes géneros de víboras existentes, son tres los que requieren una mayor atención biosanitaria. Dichos géneros engloban a víboras de cascabel (Crotalus), víboras de coral (Micruscus) y yararás (Bothrops). Las víboras de coral y cascabel comprenden un menor porcentaje de mordeduras que las de yararás.

Por ello, países de América del Sur, en los que se encuentran los géneros mencionados, producen todos los antivenenos ofídicos necesarios para los tratamientos de emponzoñamiento.

Antiguamente, se creía que la forma que adoptaba la pupila –vertical o redonda– era un indicativo del tipo de serpiente. No obstante, esto hace referencia a los hábitos de la misma, ya sean nocturnos o diurnos.

Ante todo, el principal rasgo que hay que tener en cuenta en una identificación es la foseta loreal. En ocasiones, el patrón de diseño también puede permitir distinguir entre una serpiente venenosa o no.

Hay serpientes no venenosas que imitan a las que sí lo son como una técnica de supervivencia. Un ejemplo son las falsas corales, cuyo patrón de bandas es incompleto. Las bandas de una serpiente de coral son negras, completas y definidas, y pueden ir de una en una o de a tres.

A pesar de que existan varias características que distinguen a las serpientes venenosas de las no venenosas, la mejor opción siempre será no molestarlas y evitar el contacto. Recuerda que estos reptiles son muy miedosos y huidizos, de modo que solo te atacarán si se sienten en riesgo.


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