La reproducción del caracol es desconocida para la mayoría de la gente. Aunque por tratarse de moluscos nadie dudaría de que ponen huevos, el misterio radica en su reproducción. Esto es debido a que la gran mayoría de las especies de caracoles son hermafroditas; es decir, cada individuo posee órganos genitales femeninos y masculinos.
Es cierto que circula un mito en torno a estos animales de lento andar. Se creía que los caracoles no necesitaban aparearse para reproducirse, pero realmente esto es falso. Lo que ocurre es que, después de la copulación, ambos individuos serán capaces de gestar y poner sus propios huevos.
¿Cómo se lleva a cabo la reproducción del caracol?
Este molusco invertebrado madura sexualmente a los seis, siete u ocho meses de vida, lo que sucede en el marco de un promedio de vida de alrededor de seis años. Su época de apareamiento tiene que ver con el clima; al preferir temperaturas templadas y húmedas, es en la primavera o en el otoño cuando se da la reproducción del caracol.
Los caracoles tienen un proceso de seducción previo al apareamiento. Este consiste en un reconocimiento del otro a partir de recorrerlo con el cuerpo. Un caracol se posa sobre otro y hace círculos sobre el caparazón y la zona blanda. Este proceso puede durar hasta 15 o 20 minutos; responde a la necesidad de estímulo de los órganos de copulación y reproducción.
El aparato reproductivo del caracol presenta complejos sistemas tubulares. Es principalmente a partir del interés de estos animales para la cría y consumo gastronómico el motivo por el que se ha destinado un estudio científico exhaustivo.
El momento de la cópula
Para que tenga lugar la reproducción del caracol es necesario que uno de los ejemplares inserte su dardo en el aparato femenino del otro. Sin embargo, aún faltarán dos pasos desde la llegada del líquido hasta la fecundación:
- En primer lugar, es preciso que este semen se inserte en la bolsa vaginal.
- En segundo lugar, el acto reproductivo concluirá cuando los óvulos estén maduros, al cabo de 10 o 12 horas.
Por la necesidad de permanecer en contacto durante tantas horas, los caracoles se aparean de noche. Se separan una vez que los espermatozoides han sido recibidos por los óvulos.
En el transcurso del proceso, ambos individuos envían cadenas de ADN mediante el carbonato cálcico. Estas cadenas se disuelven una vez recibidas por el aparato reproductor femenino, lo que da lugar a la liberación del esperma.
Lo novedoso y extraordinario de la reproducción del caracol es que ambos individuos resultan fecundados. El paso de ADN y la liberación de esperma tiene lugar de manera simultánea en ambas cavidades vaginales, de forma que los dos caracoles serán capaces de poner huevos.
Los huevos y las crías de los caracoles
Los caracoles gestan a sus huevos durante dos o tres semanas. Al cabo de ese periodo, buscan una zona de tierra blanda donde cavan un agujero; allí estará el nido donde irán a guarecer sus huevos fecundados. El número de huevos puede ascender a 80 y no bajar de 50 unidades, de alrededor de 2,5 milímetros de diámetro.
Esto en referencia al caracol común, porque algunas especies –en China– despiden por sus genitales hasta 200 huevos. También se conoce que una especie de molusco invertebrado oriundo de África llamado Achatina es capaz de poner hasta 700 huevos.
Los huevos necesitarán entre dos y cuatro semanas más para romper. El primer alimento de las crías, al eclosionar la cáscara, es la membrana de esta. Para el pequeño ser, el cascarón posee todas las proteínas y minerales que necesita para comenzar a vivir; también ingieren la tierra que contornea el nido. Después de cinco días abandonan el nido.
Los caracoles de jardín pueden tener una esperanza de vida de cinco a seis años. Al llegar las bajas temperaturas, se esconden en su caparazón y ‘cierran la puerta’ cubriendo el orificio con una capa de baba.
Cuando hay sequía, los caracoles pueden incluso permanecer en su escondite todo el verano. No es de extrañar que estos animales hayan sobrevivido a lo largo de 600 millones de años.
En conclusión, la reproducción del caracol ha sido desentrañada, en parte, gracias a los estudios con fines industriales para consumo culinario. Conociendo un poco más de esta especie quizás logren el lugar de respeto y privilegio que estos ancestros de nuestra naturaleza se merecen.