La gacela saltarina (Antidorcas marsupialis) es una especie de antílope de tamaño medio que se puede encontrar en el sur de África. Estamos ante un caso atípico a nivel de conservación, pues no solo la gacela saltarina no se encuentra en peligro de extinción, sino que sus poblaciones aumentan de tamaño con el tiempo.
Se estima que, a día de hoy, existen 1 750 000 ejemplares reproductores en su ambiente natural. Además, esta especie ha sido introducida en México con fines de aprovechamiento, donde ocupa unas 17 000 hectáreas de terreno. Si quieres conocerlo todo sobre este bóvido tan grácil como bello, te animamos a seguir leyendo.
Taxonomía y sistemática de la gacela saltarina
En primer lugar, cabe destacar que la gacela saltarina es un mamífero, es decir, pertenece a la clase Mammalia. Si continuamos en su rama filogenética, vemos que esta especie pertenece al orden de los artiodáctilos (Artiodactyla), grupo de animales ungulados cuyas extremidades terminan en un número par de dedos, de los cuales apoyan al menos 2.
Este mamífero de aspecto grácil está englobado en la familia de los bóvidos (Bovidae), donde también se encuentran las cabras domésticas, las vacas, las ovejas, los bisones y el resto de antílopes. La gacela saltarina es la única representante de su género, pero se escinde en 3 subespecies diferentes. Estas son las siguientes:
- Antidorcas marsupialis angolensis: se puede encontrar en el suroeste de Angola. Es de tamaño medio, en comparación con el resto de subespecies descritas.
- Antidorcas marsupialis hofmeyri: se puede encontrar en el suroeste de África, más específicamente, en las regiones de Berseba y Namaqualand. Es la subespecie más grande.
- Antidorcas marsupialis marsupialis: se distribuye principalmente por el Cabo de Buena Esperanza y zonas anexas. De las 3 subespecies descritas, es la más pequeña.
Descripción física
Curiosamente, a pesar de su nombre, la gacela saltarina no pertenece al género Gazella. Este bóvido es muy similar a las gacelas típicas de forma externa, pero presenta 5 pares de dientes masticatorios en la mandíbula, mientras que los representantes del grupo Gazella poseen 6 pares.
Además, las gacelas saltarinas tienen un pliegue cutáneo que se extiende por toda la línea media dorsal hasta la cola, rasgo no presente en sus parientes. Por lo demás, estos animales son de talla media, pues miden unos 70 u 80 centímetros desde las extremidades a los hombros. En cuanto a longitud, alcanzan unos 150 centímetros, con unos 25 centímetros de cola.
Existen diferencias de tallas y pesos entre subespecies, pero generalmente comprenden un rango entre los 27 y 40 kilogramos de masa corporal. Su color general es café canela, con una suerte de «antifaz» blanco en la región del morro y ojos, con un par de rayas marrones que surcan desde el lacrimal hasta la comisura de la boca.
Además de diferencias en peso y talla, las distintas subespecies también muestran variaciones cromáticas en su pelaje.
Hábitat y costumbres
Estos animales habitan en las sabanas del África austral, así que están perfectamente adaptados a soportar el calor y la falta de agua. Su actividad depende del clima, pues realizan la actividad de forrajeo por la noche en los momentos más calurosos, mientras que en los meses más fríos, su pico de actividad es durante el día.
La gacela saltarina es eminentemente hervíbora y, por ello, su única fuente de alimento es vegetal. Cuando puede realiza actividades de pastoreo, es decir, se alimenta de plantas herbáceas de tallo bajo. Cuando la falta de agua domina el ecosistema y las hierbas se secan, pasa a una estrategia ramoneadora y consume hojas de ciertos árboles.
Como curiosidad, cabe destacar que estos bóvidos pueden estar mucho tiempo sin beber agua, pues son organismos completamente adaptados a las temporadas de sequía. Las gacelas saltarinas obtienen prácticamente todo el contenido hídrico que requieren de su alimento, pudiendo incluso llegar a sobrevivir toda una vida sin beber agua.
Los leones y leopardos son los depredadores principales de estas gacelas. Para poder escapar, han desarrollado velocidades de carrera inusitadas: hasta 88 kilómetros por hora.
Mecanismo reproductivo de la gacela saltarina
Las hembras están receptivas a la reproducción a lo largo del año, pero son más proclives a juntarse con un macho cuando los recursos son abundantes, durante la época lluviosa. Además, las hembras alcanzan la madurez reproductiva a los 7 meses de edad, mientras que los machos no son capaces de producir esperma hasta los 2 años.
Estos animales presentan estructuras sociales de tipo harén, con machos dominantes y un claro desbalance entre sexos. Los machos suelen pelearse entre ellos por hembras y territorio y, además, destinan gran parte de sus energías a impresionar a sus parejas potenciales, con saltos de hasta 2 metros sobre el suelo —conducta conocida como pronking—.
Las hembras embarazadas tienen de 1 a 2 crías por parto, pero el período de gestación es muy corto, de unos 5 meses.
Una especie en estado saludable
Sorprendentemente, las poblaciones de esta especie a día de hoy se consideran estables. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (IUCN) considera a la gacela saltarina como un animal de preocupación menor, pues no hay factores que amenacen su supervivencia.
Vamos más allá, pues se ha demostrado que es uno de los pocos antílopes que muestran tendencias poblacionales positivas en la actualidad. Por suerte, parece que la gacela saltarina va a seguir tiñiendo nuestros ecosistemas de color y gracilidad por muchos años más.
Bibliografía
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