De las 45 especies de zorros que habitan en el planeta, solo una elige la península ibérica en general –y España en particular– como su hogar: el zorro rojo o común. Entérate sobre él en el siguiente artículo.
Características del zorro rojo español
Pertenece a la familia de los cánidos –donde también hallamos a los lobos y a los coyotes– y a la subespecie Vulpes vulpes silacea. Se caracteriza por ser de menor tamaño que los zorros que podemos hallar en el resto del continente europeo.
Con cráneo alargado y hocico muy puntiagudo, el zorro rojo español tiene las orejas triangulares y grandes, cola larga densamente cubierta de pelo –con la punta blanca– así como pelaje de coloración rojizo o pardo, aunque también gris según la época del año.
Presenta cuatro dedos en las patas traseras y cinco en las delanteras y, a diferencia de los felinos, las especies de zorros no tienen uñas retráctiles. Las huellas que podemos encontrar de este animal son similares a las de un perro pequeño.
Para regular su temperatura, actúa igual que uno de sus primos lejanos (el perro): utiliza la respiración, el jadeo y la lengua. Otra de las curiosidades de esta especie es que no tiene músculos faciales para enseñar los dientes, como sucede con los demás cánidos.
Hábitat y alimentación del zorro rojo
El zorro español está presente en toda la península ibérica, pero no se lo encuentra en las Islas Canarias ni en las Baleares. Elige zonas boscosas, aunque también puede vivir en áreas abiertas, cerca de asentamientos humanos o basureros, donde busca alimento.
En lo relativo a la alimentación, debemos saber que las especies de zorro son omnívoras, es decir, que pueden ingerir todo tipo de comida.
Otra cuestión a tener en cuenta es que la dieta del zorro ibérico puede cambiar según la época del año: en otoño e invierno se alimenta de una gran cantidad de frutos, ya que no hay demasiados animales disponibles, y en verano o primavera su platillo favorito son los conejos.
Además, este mamífero consume insectos, crías de mamíferos pequeños, huevos de ave, desechos de origen humano, bayas, frutos y aves de menor porte que los gansos.
Hábitos y reproducción del zorro común
En cuánto a su comportamiento, la mayoría de las especies de zorros que habitan en el planeta –y la ibérica no es la excepción– tienen hábitos crepusculares y nocturnos. Si bien su vista no es del todo buena, se guían por el oído y el olfato. Es bastante solitario, aunque en ocasiones se unen en parejas o en grupos de un macho y hasta tres hembras.
Este animal es conocido por su discreción y sigilo, puede permanecer horas oculto entre la maleza o en las madrigueras que él mismo cava en la tierra o entre rocas. Pasa la mayor parte de su vida en el mismo territorio y no se ‘aventura’ más allá de los límites imaginarios fijados.
Los zorros pueden ser monógamos o no; la época de celo tiene lugar entre diciembre y febrero y las hembras son receptivas por no más de tres semanas. La cópula se produce en 30 minutos y la gestación dura alrededor de 53 días.
El parto se lleva a cabo en marzo o abril, y cada madre puede dar a luz dentro de su madriguera entre tres y ocho cachorros. Los zorreznos no abren los ojos hasta dos semanas después y recién al mes salen de la cueva.
Se alimentan de leche materna hasta los dos meses y abandonan el hogar materno –solo la hembra se encarga del cuidado de las crías– a las 10 semanas.
Alcanzan la madurez sexual antes del año y pueden reproducirse en la siguiente temporada después de su nacimiento. Los machos jóvenes suelen dispersarse por todo el territorio y las hembras quedarse en los alrededores de su lugar de crianza.