Los reptiles se han convertido en las mascotas llamativas del siglo XXI. Entre ellos destacan las iguanas, por lo extravagante de su piel. No obstante, estos animales son propensos a infecciones, quemaduras, estrés y un sinfín de dolencias que pueden ser irreparables.
Tener a esta mascota requiere de preparación, cuidados y la elaboración de un ecosistema controlado. Al fin y al cabo todos los padecimientos que pueda padecer el animal dependerán de factores externos propios del entorno: aseo, fuentes de calor, etc.
Pero en principio, debemos saber cuáles son las enfermedades de la iguana y los síntomas que nos ayudan a identificarlas.
Las enfermedades infecciosas pueden ser muy peligrosas
En primer lugar, los virus, los parásitos y las bacterias pueden hacerle un gran daño a nuestra mascota. La combinación de luz, agua, minerales, comida y desechos son el caldo de cultivo para la propagación de protozoos.
Además, las amebas y gusanos pueden afectar al reptil. Infecciones tan letales como la salmonella causarían gran daño en el ejemplar y pueden ser transmisibles a los seres humanos.
Por tanto, lo que marcará la diferencia es lo fortalecido que este el sistema inmunitario del animal y su nivel de estrés. En caso de infecciones gastrointestinales, que son las más comunes, los síntomas de alerta son vómitos y diarrea. Si observamos esto lo idóneo es dirigirnos al veterinario.
La falta de calcio puede perjudicar a las iguanas
Uno de los problemas característicos de la especie tiene que ver con dificultades para absorber el calcio de los alimentos. Todo esto tiene origen en el metabolismo y las consecuencias pueden ser notorias.
Otra causa de esta dolencia tiene que ver con la falta de luz ultravioleta tipo B. Básicamente, el síntoma de este cuadro clínico se observa en el aspecto de las patas traseras del animal. Estas se hinchan y lucen un poco más resecas de lo normal.
Como solución disponemos de un par de alternativas: complementar la alimentación del ejemplar con suplementos de calcio y proveer de luz solar y fluorescente el hábitat de la iguana. Así evitaremos fracturas y debilidad ósea.
Quemaduras
Como hemos visto, la luz artificial y solar son indispensables para el correcto desarrollo de este tipo de reptiles. Cuando colocamos fuentes de iluminación y calor en el terrario las iguanas tienden a quemarse.
Por ello, lo ideal es que las fuentes de luz y calor estén fuera del alcance de estos animales. La piel de las iguanas quemadas puede tornarse negra, grisácea o rojiza en las zonas afectadas.
Las quemaduras leves se curan por sí solas. En contraste, las de mayor gravedad necesitan tratamiento médico, en especial si producen ulceras en el animal.
Prolapso en los reptiles
El prolapso es, en términos médicos, el decaimiento o caída de algún órgano interno. Este cuadro clínico afecta a las iguanas en el colon, oviducto, vejiga e, incluso, en su órgano reproductor el hemipene.
El problema es notorio porque órganos que deben encontrarse al interior de su organismo de repente salen y se ven desde el exterior. En este caso lo correcto es mantener lo más aseada posible la protuberancia y acudir al veterinario.
Debemos tener presente que las complicaciones derivadas de este padecimiento son las infecciones. Generalmente, la salida del órgano se produce por parásitos o patógenos, pero el cuadro siempre puede agravar. Esta emergencia en iguanas y lagartos debe ser atendida con rapidez.
Dedos rotos: un accidente común
Serán varias las ocasiones en que nuestra iguana se romperá los dedos y uñas. Por lo general, el motivo de este tipo de heridas son los accidentes. El animal cae en una rejilla o mete la pata entre dos rocas, etc.
El propio temor del ejemplar al quedar atorado juega un papel trascendental en la situación. Lo central es fijarnos en la profundidad y gravedad de la herida. En este sentido, hay heridas que al presionarlas no general dolor en la mascota.
Pero, si por casualidad existe una herida abierta a simple vista, lo correcto es ir al veterinario. Como hemos podido vislumbrar, casi todas las enfermedades de la iguana son tratables si se diagnostican a tiempo, pero únicamente bajo atención veterinaria especializada.
El estrés es la peor de las enfermedades de la iguana
Este es un ejemplo de animal en donde los factores psicológicos y exteriores pueden generar estragos a nivel biológico. Si una iguana no está a gusto y tiene problemas de adaptación en el ecosistema entrará en estrés.
Y el estrés es una puerta de entrada para todo tipo de enfermedades. Por ello, es indispensable crear un ecosistema bien planificado y estar atentos a cualquier comportamiento extraño. Si deseamos evitar enfermedades de la iguana, lo correcto es que se sientan en armonía con el entorno.
Fuente de la imagen principal: Amy the Nurse