El sistema digestivo en gatos

El sistema digestivo está conformado por diferentes órganos del cuerpo –boca, estómago, intestinos, entre otros– que permiten al animal realizar la digestión para poder obtener energía del alimento y llevar a cabo sus funciones vitales
El sistema digestivo en gatos
Elsa M. de Arribas

Escrito y verificado por la bióloga Elsa M. de Arribas.

Última actualización: 12 diciembre, 2022

El cuerpo de los gatos está constituido por diferentes sistemas, cada uno tiene un papel fundamental en la funcionalidad del cuerpo. Asimismo, todos están interconectados y trabajan en armonía, pues dependen de su propio trabajo para mantener estable el metabolismo del felino.

El sistema digestivo es quizá uno de los más importantes en el organismo, ya que se encarga del procesamiento y obtención de nutrientes. Así, el organismo puede mantenerse sano y realizar sus funciones vitales.

¿Qué es el sistema digestivo?

El sistema digestivo está formado por un conjunto de órganos en el cuerpo que se encargan de procesar y descomponer los alimentos y los líquidos. Después, el organismo utilizará estas sustancias como fuente de energía, en el crecimiento o para la reparación de tejidos.

Las sustancias que no son procesadas se convierten en desechos. Los desechos, como no pueden ser aprovechados por el cuerpo, son eliminados en las evacuaciones intestinales.

Componentes del sistema digestivo en gatos

El aparato digestivo se compone de los siguientes elementos:

  • Boca.
  • Faringe (garganta).
  • Esófago.
  • Estómago.
  • Intestino delgado.
  • Intestino grueso.
  • Recto.
  • Ano.
Componentes del sistema digestivo de los gatos

El sistema digestivo incluye también las glándulas salivales, la vesícula biliar y el páncreas. Su función es producir enzimas y jugos digestivos que faciliten la absorción de los nutrientes y líquidos.

Funcionamiento del sistema digestivo

La función principal del sistema digestivo es degradar los componentes de los alimentos ingeridos para obtener y asimilar sus nutrientes. El proceso de digestión se inicia en la boca, con la segregación de saliva.

Allí, las enzimas salivales son producidas por cuatro tipos de glándulas que poseen los gatos y los perros. La función de la saliva es humedecer los alimentos, para facilitar su paso. La enzima alfaamilasa, que comienza el proceso de descomposición en los humanos, no está presente ni en perros ni en gatos.

Deglución

Una vez que se ha formado el bolo de alimentos, se desplaza a la laringe, donde tienen lugar las contracciones faríngeas. Estas permiten el desplazamiento del bolo.

La epiglotis bloquea la tráquea y evita que los alimentos pasen a los pulmones, mientras que el movimiento de contracción continúa en el esófago.

Si el primer movimiento peristáltico no consigue impulsar los alimentos y líquidos al estómago, se produce un segundo movimiento. En los gatos, la velocidad de deglución de los líquidos es de uno a dos centímetros por segundo. 

Por ello, a la hora de administrar oralmente pastillas sin agua, hay que tener cuidado. Si no, las pastillas tienden a quedarse en el esófago y el gato puede desarrollar esofagitis.

Gato comiendo

Estómago

El estómago se encuentra situado en el lado izquierdo del cuerpo y se divide en cinco partes. Su función principal es secretar ácido clorhídrico y pepsinógenos que, junto con las enzimas, facilitan la digestión de los alimentos.

Las enzimas digestivas más importantes son la pepsina y la lipasa. La pepsina actúa cuando el pH es de 2,0 y ‘corta’ las proteínas en unidades más pequeñas llamadas péptidos.

La pepsina digiere mejor las proteínas cárnicas que las vegetales. Por ese motivo, es más relevante la pepsina en el perro que en el gato, pues el can suele ingerir una mayor cantidad de carne.

Por su parte, la lipasa gástrica es una enzima que se encarga de descomponer los ácidos grasos de cadena larga. Su función es menos valiosa que la lipasa pancreática.

Los gatos ingieren una menor cantidad de comida que los perros, pero de manera más frecuente a lo largo del día. Por otro lado, los perros ingieren grandes cantidades de comida.

Intestino delgado y páncreas

El intestino delgado del gato presenta una longitud de 1,3 metros y se divide en tres regiones: duodeno, yeyuno e íleon. En él ocurre la mayor parte de la digestión enzimática de los alimentos, que en el gato dura entre dos y tres horas.

La superficie del intestino delgado tiene diferentes modificaciones que le permiten ampliar su área de absorción. Un ejemplo son las microvellosidades de la superficie luminal.

Dispone de enzimas que le permiten digerir disacáridos, oligosacáridos y péptidos de pequeño tamaño. Además, hay proteínas que transportan sustancias importantes como el calcio o el hierro.

La capa mucosa del intestino actúa como un manto protector frente a agentes patógenos. No obstante, puede atrofiarse ante el uso de algunos medicamentos o la carencia de la vitamina B12 (cobalamina) o de folatos.

El páncreas secreta enzimas esenciales para la degradación de los carbohidratos, las proteínas y los lípidos. Normalmente, secreta precursores inactivos de estas enzimas, como la tripsina, que se activan y actúan en el intestino delgado.

Intestino grueso

El intestino grueso se compone del colon, el ciego y el recto; en un gato adulto tiene una longitud de 0,4 metros. Su función principal es la absorción de electrolitos y agua.

Además, cabe señalar que se encarga de fermentar los nutrientes no absorbidos. Por ello, el tránsito a lo largo del intestino grueso es más lento.

El último paso del aparato digestivo es la eliminación de todos aquellos desechos que no pueden ser aprovechados por el organismo.

Curiosidades del sistema digestivo

Las enzimas de las microvellosidades se ven afectadas por diferentes factores como la edad, la dieta y diferentes enfermedades. Un ejemplo es la disminución de la lactasa.

Gato bebiendo leche

La lactasa es una enzima que digiere la lactosa, un disacárido de la leche. Al disminuir esta enzima, los individuos adultos pueden no tolerar la leche igual que las crías. 

Contrario a lo que se suele creer, los gatos no están preparados para procesar la leche de vaca. La mayoría de los felinos nacen sin producir la enzima lactasa, lo que los convierte en intolerantes a la lactosa. A menos que la leche sea una fórmula especial para tu mascota, evita dársela o podrías causarle problemas en su digestión.

Otra circunstancia que desajusta el intestino es un cambio en la dieta, y es que las enzimas tardan unos dos días en adaptarse a dicho cambio. Por eso, es posible que se incremente la cantidad de hidratos de carbono sin digerir. Y esto puede desembocar en una enteritis y manifestarse como diarrea en el animal.

Cuidando bien la alimentación del gato, se conseguirá que su sistema digestivo funcione correctamente y que, así, el animal esté feliz y sano.


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