El caracol cono es un depredador con desplazamiento lento, pero muy peligroso. Se vale de sus mejores atributos para conseguir alimento, sus toxinas. A pesar de que parezca un animal débil e indefenso, es de armas tomar. ¿Quieres conocerlo?
Los caracoles cono pertenecen a la familia Conidae, en la que se incluyen alrededor de 19 géneros y 1136 especies. Estos animales son pequeños; sin embargo, pueden ser muy tóxicos al ser humano. Si quieres aprender sobre ellos, estás en el lugar correcto, ya que este artículo está dedicado a estos lentos pero audaces depredadores.
Características del caracol cono
Estos moluscos son animales marinos. Habitan las aguas tropicales del planeta, hasta los 400 metros, en una variedad de ambientes. Poseen un tamaño que puede oscilar desde apenas unos pocos centímetros hasta los 29 de longitud. Son solitarios, con hábitos nocturnos, ya que es de noche que salen en la búsqueda de alimento. Durante el día se mantienen escondidos en la arena.
Una característica que resalta en estos moluscos es su ornamenta, porque sus conchas cónicas resultan muy hermosas y llamativas para los coleccionistas.
En cuanto a su alimentación, estos caracoles son ágiles depredadores, a pesar de su típica lentitud, por el hecho de que producen toxinas venenosas para poder capturar a sus presas. Estas son variadas, incluyen gusanos, crustáceos, moluscos y peces.
¿Cómo cazan los caracoles cono?
Los cónidos son invertebrados con una apariencia inofensiva, por su pequeño tamaño y la lentitud en su desplazamiento. A pesar de eso, son audaces y letales depredadores, dotados de un aparato venenoso sofisticado.
Aparato venenoso del caracol cono
Todos los caracoles poseen una rádula, es decir, una estructura cubierta de diminutos dientes quitinosos y empleada para raspar los sustratos y conseguir alimento. Sin embargo, en el caso de los conos, dicha estructura se encuentra modificada con dientes puntiagudos y huecos que disparan como un arpón. Asimismo, están cubiertos de veneno, lo que garantiza el éxito del ataque.
En concreto, el aparato venenoso está integrado por un saco radular, donde se forman los dientes; un bulbo o propulsor y un conducto en el que se producen las toxinas. Algunos autores mencionan que en el bulbo puede existir biosíntesis del veneno.
Detección de presas
Estos invertebrados encuentran a sus presas gracias a los estímulos que llegan a un apéndice que bombea agua, el sifón. De allí, pasan al osfradio, un órgano olfativo. Algunas especies también poseen tallos oculares, pero, por lo general, su visión es deficiente. Además, que cazan en horas de la noche.
Técnicas de caza
Como hemos mencionado, estos caracoles disparan su arpón cubierto de veneno sobre sus víctimas y con las toxinas los inmovilizan para poderlos atrapar e ingerir. Dicho arpón o diente radular sale disparado por la probóscide y también sirve para la captura, ya que la presa queda atada a través del diente que se encuentra equipado con fuertes púas. La acción rápida del veneno permite la inmovilización de la víctima.
Sin embargo, aunque la estrategia de arpón es la más popular, no es la única existente. Algunas especies, como el cono geógrafo (Conus geographus), engullen a sus presas antes de inyectar el veneno a través del diente radular. Esto lo logran porque liberan en el agua algunos componentes que generan privación sensorial e hipoglucemia. Compuestos encargados de adormecer a sus presas para poderlas tragar.
La estrategia mencionada permite engullir varios peces a la vez, como una red de pesca captura múltiples peces. Así, recibe el nombre de red o engullimiento de red.
Ciertos caracoles venenosos golpean a sus presas e inyectan las sustancias en los tejidos, sin atarlas. Así, retraen su probóscide y esperan que las toxinas cumplan su tarea, acechando de cerca. Una vez inmovilizadas, las víctimas son engullidas.
Otros caracoles cono pueden emplear sus toxinas como un anzuelo para atraer a los gusanos, ya que imitan a las feromonas que estos producen durante la reproducción.
Velocidad
Las presas que consumen los caracoles conos pueden ser muy veloces, pero a pesar de la lentitud típica de estos animalitos, su ataque es rápido y certero. Se estima que el disparo del arpón venenoso se produce a tan solo 1 milisegundo y que entre la expulsión y el contacto con la presa transcurren de 250 a 300.
Estas velocidades lo convierten en uno de los seres vivos con los movimientos más rápidos del mundo, un hecho increíble por tratarse de un caracol.
El veneno del caracol cono
El veneno de estos caracoles contiene muchos compuestos distintos. Además, que es altamente variable entre las diferentes especies. Está constituido por proteínas llamadas conotoxinas o conopéptidos. Las principales características de estas moléculas son las siguientes:
- Poseen elevada especificidad.
- Pueden ser más pequeñas que las presentes en otros venenos (como en serpientes o arañas), por lo que tienen una mayor difusión. Esto genera una acción más rápida.
- Las conotoxinas son moléculas bastante estables, gracias a los enlaces disulfuro que presentan.
Algunas de estas sustancias, pueden tener efectos sobre el ser humano, unos causan una pequeña picadura, mientras ciertas especies de caracoles cono venenosos pueden generar parálisis e incluso la muerte. Entre los más peligrosos para el ser humano tenemos al geógrafo (también conocido como caracol cigarrillo), cuyo efecto puede producir insuficiencia respiratoria y cardíaca.
Además, ciertos compuestos son considerados valiosos fármacos, ya que participan en las vías del dolor, como el conopéptido ziconotida. Aislado de Conus magus y aprobado desde el 2004 como un medicamento analgésico intratecal. Otras toxinas también se han empleado en tratamientos con desórdenes neurodegenerativos.
A pesar de las investigaciones y aplicaciones de estos compuestos, falta mucho por descubrir, ya que se estima que existen alrededor de 50 000 conopéptidos diferentes y solo el 0,1 % ha sido caracterizado.
El caracol cono es un animal pequeño y de lento desplazamiento, pero con un gran éxito evolutivo. Todo gracias a la presencia de un sistema sofisticado de producción de veneno y captura de presas, con movimientos rápidos e inigualables. De igual manera, sus toxinas son potentes, letales y verdaderos tesoros farmacológicos, de las que falta mucho por descubrir.
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