¿Por qué los animales venenosos no se mueren con su veneno?

Los venenos están compuestos por numerosas proteínas especiales que se encargan de atacar ciertas células del cuerpo.
¿Por qué los animales venenosos no se mueren con su veneno?
Cesar Paul Gonzalez Gonzalez

Escrito y verificado por el biólogo Cesar Paul Gonzalez Gonzalez.

Última actualización: 02 agosto, 2022

Los animales venenosos son bastante temibles y peligrosos, pues poseen un mecanismo de defensa y ataque que hace temblar hasta a los depredadores más feroces. De hecho, algunos ejemplares son resistentes al veneno de otras especies. Por lo tanto, se podría decir que producir este tipo de toxinas les provee una gran ventaja ante la naturaleza.

En este punto, puede surgir la pregunta sobre cómo es posible que los animales venenosos no se mueran con su propio veneno. Aunque la respuesta puede parecer un poco obvia, la realidad es que existen algunos mecanismos internos que les ayudan a evitar esta complicación. Sigue leyendo este espacio y descubre todo sobre este tema.

El origen del veneno

La producción de veneno tiene diferentes orígenes según el grupo de animales que se trate, puesto que cada uno posee una historia evolutiva distinta. Mientras que algunos ejemplares crearon dicho mecanismo para defenderse de sus agresores, otros lo desarrollaron como un mecanismo de digestión que se convirtió en toxinas (serpientes).

A pesar de la gran diversidad de orígenes, es curioso que el proceso evolutivo siempre genere toxinas (proteínas) similares. De hecho, la mayoría de los venenos contienen una o varias de las siguientes familias de proteínas: fosfolipasas, hidrolasas, metaloproteinasas y proteasas de serina.

¿Cómo se produce el veneno?

La producción del veneno suele ser un poco diferente en cada especie, pero varios presentan glándulas especializadas que secretan esta sustancia. Dicha estructura glandular está conformada por un tipo de células musculares especiales que se comprimen para liberar las toxinas. Sin embargo, están a la espera de un estímulo específico, como una mordida, para poder secretarla.

La ubicación de la glándula venenosa difiere entre la gran cantidad de animales que la poseen, por lo que puede formar parte de la piel, de la boca o del sistema digestivo. Es más, su localización dentro del cuerpo también sirve como un indicativo para determinar su origen evolutivo.

Tipos de venenos

Por cuestiones de sencillez y para tratar mejor a los pacientes, los venenos se clasifican según su efecto en el organismo. De manera general, se pueden encontrar tres tipos:

  • Neurotóxicos: capaces de afectar el sistema nervioso central y los sentidos. Bloquean la comunicación de los receptores nerviosos.
  • Citotóxicos: afectan o destruyen las células cercanas a la zona de inoculación. Por lo común, generan necrosis.
  • Hemotóxicos: se transportan a través de la sangre y ocasionan efectos tóxicos en uno o varios órganos del cuerpo. Esto lo hacen al reducir el transporte de oxígeno, al modificar la composición de la sangre o al eliminar ciertas proteínas o enzimas.

¿Es lo mismo un animal tóxico y uno venenoso?

Los términos “veneno” y “toxina” suelen utilizarse como sinónimos sin ninguna restricción. Sin embargo, cuando se habla de animales, el concepto cambia y tienen diferentes implicaciones. Por un lado, los animales venenosos son capaces de inyectar sus toxinas por medio de algún objeto punzocortante como los colmillos. Este es el caso de varias especies de serpientes o escorpiones.

Escorpión emperador: veneno

Al contrario, los animales tóxicos no poseen algún mecanismo de inyección, por lo que solo secretan sus toxinas de forma pasiva a través de la piel o saliva. Un ejemplo de esto son los sapos o las ranas que se “bañan” en su propio veneno para evitar ser depredados.

¿Cómo es posible que los animales venenosos no se intoxiquen a sí mismos?

Es posible que parezca contradictorio, pues el veneno que producen estos animales es capaz de matar a varias presas con una pequeña cantidad. Sin embargo, tanto las especies tóxicas como las venenosas han desarrollado estrategias para evitar ser afectados por su propia toxina. Estas se listan a continuación:

  • Presencia de la glándula: como se mencionaba, las glándulas funcionan como un reservorio de las toxinas para evitar que entre en contacto con otros órganos del cuerpo. Gracias a esto, los animales no se intoxican a sí mismos.
  • Inmunidad: el proceso evolutivo también propició la generación de anticuerpos especiales que nulifican la acción de las toxinas. De hecho, esta característica les permite ser resistentes a otros venenos diferentes y se ha utilizado para generar antídotos contra el envenenamiento.
  • Modificaciones metabólicas: las proteínas que conforman el veneno tienen una acción específica en el metabolismo de los vertebrados, de manera que los animales venenosos modifican ciertos aspectos de su organismo para evitar ser afectados. Por lo común, se cambia la conformación de receptores celulares que son los objetivos principales de las toxinas.

El impacto del proceso evolutivo

Los animales no comenzaron a producir el veneno en unos cuantos días o meses, sino que es producto de un proceso evolutivo que conllevo millones de años en realizarse. Por ello, con el paso del tiempo se volvió eficiente y generó las estructuras necesarias para evitar perjuicios al organismo. En otras palabras, los mecanismos se han especializado y han mejorado para que la especie aproveche bien esta habilidad.

Una serpiente venenosa.

Como te podrás dar cuenta, el veneno es una capacidad única entre los animales tóxicos y los venenosos que les otorga diversas ventajas. Además, su mecanismo es tan complejo que incluso aún no se entiende por completo, lo que ha ocasionado que no existan antídotos adecuados para muchas toxinas. Es claro que aún existen varios enigmas sobre este tema, pero se espera que pronto puedan ser desvelados todos.


Todas las fuentes citadas fueron revisadas a profundidad por nuestro equipo, para asegurar su calidad, confiabilidad, vigencia y validez. La bibliografía de este artículo fue considerada confiable y de precisión académica o científica.


  • Lomonte, B. (2012). Venenos de serpiente: de la investigación al tratamiento. Acta Médica Costarricense, 54(2), 86-96.
  • García, F. (2020) El mundo de los venenos y antivenenos. Elementos, 118, 3-8.
  • Suranse, V., Srikanthan, A., & Sunagar, K. (2018). Animal venoms: Origin, diversity and evolution. eLS, 1-20.
  • Fabre, R., Truhaut, R., Neves, A. C., Ribeiro, J. A., & Oliveira, J. J. N. (1976). Toxicologia. Vol. I, Paraninfo, Madrid.
  • Nogués, M. P., Solís, C. R., de Vicente Ruiz, M. L., & Cerezo, M. T. E. (2008). ESTUDIO DEL VENENO DE SERPIENTES: TIPOS Y TRATAMIENTOS/SNAKES VENOMS: KINDS AND TREATMENTS. Revista Complutense de Ciencias Veterinarias, 2(2), 100.

Este texto se ofrece únicamente con propósitos informativos y no reemplaza la consulta con un profesional. Ante dudas, consulta a tu especialista.