El abadejo: hábitat, características y curiosidades

Es muy probable que solo conozcas al abadejo a través de páginas de recetas. Aquí encontrarás datos de su verdadera identidad: la del pez en libertad.

Son muchos los habitantes del mar que, por ser de interés pesquero, no reciben atención más allá de cómo explotarles más. Es el caso del abadejo, un pez que no parece guardar muchas sorpresas por su aspecto, pero que es más interesante de lo que crees.

Si buscas por internet, la mayoría de fotos les muestran muertos en la cubierta de un barco, pero aquí podrás conocer su verdadera naturaleza. No te pierdas nada, pues todo animal es digno de ser observado sin la tachadura de su posible utilidad para el ser humano.

Taxonomía y características del abadejo

El abadejo, también conocido como cuna aguají, recibe el nombre científico de Mycteroperca microlepis. Del orden de los perciformes, pertenece a la familia Serranidae y al género Mycteroperca, conocido también como el género de las micropercas y que contiene 13 especies.

En cuanto a su aspecto, no es especialmente llamativo, ya que sus colores les sirven para camuflarse en el fondo marino y en las formaciones rocosas entre las que se mueven. Muestran colores pardos mezclados con moteados negros y manchas blancas en la aleta caudal.

Los adultos alcanzan los 145 centímetros de longitud y llegan a pesar unos 36 kilogramos.

Se trata de un animal que tiene una cabeza algo desproporcionada en tamaño frente al resto del cuerpo, puesto que es bastante grande. Las narinas posteriores son mucho más grandes que las anteriores y la mandíbula se proyecta hacia delante.

Hábitat

Este pez habita los mares que rodean Carolina del Norte hasta la Península del Yucatán. También es posible encontrarlo en las Bermudas, Cuba, la costa de Brasil y Massachusetts. En el Caribe, aunque se ha avistado sin problema, no es tan común como en las otras zonas.

Se trata de una especie que se encuentra principalmente en arrecifes y fondos rocosos, así como en vegetaciones marinas densas, cuando es adulto. Los juveniles, por su parte, suelen preferir estuarios y praderas marinas para resguardarse y alimentarse. En ambos períodos vitales se les encuentra en profundidades que van desde el área de la costa hasta los 40-80 metros.

Algunos avistamientos se han hecho a 167 metros de profundidad, pero son menos habituales.

Alimentación del abadejo

La dieta de este pez es estrictamente carnívora. Las presas varían según la etapa vital del animal, como puedes ver a continuación:

  • Juveniles: al ser de un tamaño menor, así son también las presas. Se alimentan de crustáceos propios de las praderas marinas, como copépodos, anfípodos, camarones de hierba y camarones peneídos. También consumen peces más pequeños que ellos.
  • Adultos: se alimentan de presas más grandes, como cangrejos, cefalópodos y camarones. A veces incluso capturan peces más grandes.

Comportamiento

Estos peces se han avistado tanto en solitario como en bancos que alcanzan los 50 individuos. No obstante, lo normal es que no haya menos de 5 abadejos en un grupo, ya que asociarse les proporciona un extra de protección a la hora de despistar a posibles depredadores.

Las hembras suelen nadar en alturas mayores dentro de la columna de agua.

La jerarquía dentro del grupo es evidente en esta especie: está encabezada por un individuo dominante, generalmente el de mayor tamaño. Se trata de peces territoriales que defenderán su área de alimentación de otros animales y también entre los miembros del grupo. No hay diferencia entre sexos, ya que se trata de una especie hermafrodita.

Reproducción del abadejo

Como se decía más arriba, el abadejo es un pez hermafrodita. Sus gónadas no se definen hasta que alcanzan la madurez sexual, momento en el que se desarrollan como hembras. Esto ocurre a los 5-6 años de edad, pero no será hasta los 10-11 que algunas de ellas cambien al sexo masculino. Esto hace que la proporción de hembras sea mucho mayor, concretamente de 6 a 1.

El desarrollo de gónadas ocurre entre diciembre y mayo, pero no es hasta febrero y marzo que forman las congregaciones reproductivas en los arrecifes. En estos momentos se observan comportamientos específicos destinados a encontrar pareja y ahuyentar a machos competidores. Las hembras depositan más de un millón de huevos y los machos los fertilizan de manera externa.

Estado de conservación

Aunque esta especie ha sido catalogada como vulnerable (VU) hasta hace pocos años, en la actualidad se encuentra en estado de preocupación menor (LC). Como has leído anteriormente, el abadejo tiene una tasa de reproducción bastante alta, lo que protege en cierta manera a las poblaciones.

No obstante, la proporción hembras-machos se desajusta en zonas pesqueras debido a la explotación, haciendo que sea de 15 a 1 en lugar de 6:1. Esto aumenta el riesgo de endogamia, lo que se suma a que las flotas pesqueras suelen atacarlos cuando se congregan para la reproducción, lo que altera el ciclo y pone en peligro las siguientes generaciones.

Aunque la legislación de países como México y Estados Unidos establecen una talla mínima para su pesca, lo cierto es que no se suelen identificar las especies que se extraen del medio. Es por ello que no se les debe dejar de proteger, pues ninguna población está totalmente a salvo: sigamos trabajando para su conservación.

Bibliografía

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