Las mascotas son excelentes compañeros de vida que ofrecen experiencias increíbles e inolvidables. Sin embargo, se debe elegir a la que más se adecue a tu personalidad y tu estilo de vida. Por ello, es bueno saber las diferencias que existen entre los animales domésticos más comunes, pues solo así podrás identificar cuál de ellos se acopla bien a tus necesidades.
A simple vista, existen diferencias físicas entre perros y gatos, pero también las hay a nivel emocional, de conductas, de hábitos y alimentarias. Sigue leyendo este artículo y descubre qué es lo que distingue a cada uno de estos animales de compañía.
¿Cuáles son las diferencias entre perros y gatos?
Quizás quieres adoptar una mascota y no sabes cuál elegir. Los perros y gatos son hermosos, pero difieren en algunas cuestiones importantes. No todas las personas somos ‘aptas’ para tener unos u otros en casa. Entre las diferencias entre perros y gatos destacamos:
1. Comportamiento
Como primera gran diferencia entre un gato y un perro debemos saber que el primero es un cazador solitario –como el resto de los felinos– y que el segundo prefiere vivir en manadas, debido a que desciende del lobo.
Los gatos no tienen problema de pasarse horas solos en casa, mientras que los perros necesitan estar acompañados, de lo contrario se deprimen o se enferman. Además, los canes harán todo lo que esté a su alcance para agradar al dueño –que para ellos es el líder de la manada– y los gatunos jugarán en solitario cuando les apetezca.
2. Alimentación
Si bien perros y gatos comen pienso cuando viven en casa, también encontramos diferencias en sus dietas y en cómo se alimentan. Los felinos acechan a su presa, son sigilosos y cazan de manera efectiva aves, roedores o insectos; solo ‘aceptan’ cierto tipo de comida, que incluye pescado y paté.
Los canes, por su parte, al ser omnívoros cuentan con un menú un poco más amplio. Pueden consumir algunas frutas y verduras, carnes rojas o blancas y hasta legumbres. Incluso, en una situación de supervivencia pueden mantenerse llevando una dieta ‘vegetariana’, aunque esto no es adecuado para su vida diaria.
El pienso canino no puede dársele a un gato y viceversa. Esto se debe a que están formulados para sustentar la nutrición de cada animal, la cual por ser especies diferentes es bastante distinta.
Y otro dato curioso: un perro puede pasar más tiempo sin comer que un gato. Los caninos utilizan su propia grasa corporal para producir energía. Por eso, es más común que los canes devoren la comida de su plato en cuestión de minutos –sobre todo algunas razas glotonas como el labrador– y que los gatunos ‘dosifiquen’ lo que tienen en la bandeja durante todo el día.
3. Higiene
Otra de las principales diferencias entre perros y gatos es el aseo. Los primeros no lo hacen por sí solos y, si no se los baña con cierta asiduidad, desprenden un olor bastante fuerte. En cambio, los felinos pueden pasarse todo el día acicalándose. Es poco probable que ‘apesten’ y, si eso sucede, es una señal de que algo no está bien con el animal y haya que llevarle al veterinario.
4. Domesticación
El gato es más salvaje y, por lo tanto, suele ser más difícil enseñarle –y que aprenda– ciertos hábitos. Podríamos decir que ‘hará lo que le venga en gana’ según la ocasión. El perro es todo lo contrario: entrenado desde cachorro puede ser más que obediente en cualquier situación, ya sea en casa como en el parque o en la playa.
De nueva cuenta, los perros actúan de esta forma por su necesidad de complacer las órdenes de su líder. Por el contrario, los gatos suelen tener una conducta de superioridad, de modo que los tutores se acoplan a la mascota y no al revés.
5. Trepadores contra terrestres
Los gatos poseen una gran agilidad en sus piernas, por lo cual tienden a preferir escalar diferentes sitios para distraerse. Por ello, varios de los juguetes comerciales se basan en torres para escalar. En contraparte, los perros están más adecuados a correr grandes distancia y de manera rápida. Es por esta razón que los paseos son fundamentales para ellos.
6. Complicaciones al detectar problemas en su salud
Todos los animales domésticos tienen cierto grado de dificultad al intentar detectar sus problemas de salud. Sin embargo, los gatos tienden a evitar cualquier signo de debilidad por naturaleza, ya que para ellos sería como invitar a sus depredadores a que le hagan daño. Por el contrario, en los perros es un poco más fácil de reconocer cualquier problema de salud, aunque se debe ser muy observador en ambos casos.
7. Momentos de convivencia
Otra gran diferencia que se puede ver entre los gatos y los perros, es su preferencia y disponibilidad a jugar con sus tutores. Los felinos solo juegan o interactúan cuando ellos se encuentran dispuestos, pues de lo contrario evitarán por completo estar siquiera en la misma habitación. En contra parte, los caninos siempre están contentos de convivir o recibir caricias de sus tutores.
8. Territorialidad y protección
Una de las primeras cosas que hará un gato cuando llega por primera vez a su nuevo hogar es dejar sus aromas por doquier. ¿Cómo? Refregándose contra los objetos, muebles, paredes y hasta personas. En el caso de los perros, a excepción de que haya más de uno en casa, no marcarán un territorio como propio.
En cuanto a la protección, el can no dudará ni un instante en cuidar de su amo, donde se encuentre y sin importar el peligro que le aceche. Por el contrario, el único momento en que el gato atacará es si considera que su territorio está siendo invadido. Es más, no importa si quien se acerca es alguien de la casa o un desconocido.
Perros y gatos son completamente diferentes, eso nadie puede negarlo. Sin embargo, son las mejores mascotas que podemos tener en casa. Ten en cuenta sus necesidades específicas y ofréceles tu amor. A cambio, ellos te darán su compañía. ¡Y no dudes en tener un felino y un canino! Se convertirán en mejores amigos.
Bibliografía
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