El Sáhara es el mayor desierto del mundo. Sin embargo, sus miles de kilómetros de arena ardiente esconden más vida de la que podemos imaginar. A pesar de ser uno de los ecosistemas más duros del planeta, los animales que viven en el Sáhara han logrado sobrevivir a las más duras temperaturas.
El varano del desierto
También denominado Varanus griseus, este reptil escamoso –imagen que encabeza este artículo– puebla el norte de África y el Sur de Asia. El veneno de esta criatura del Sáhara es altamente tóxico y puede llegar a compararse con el de la víbora del desierto.
Como animal de sangre fría, el varano del desierto soporta bien las altas temperaturas y tiende a tolerar más bien poco la rutinaria caída de las temperaturas de cada noche en el desierto.
Las hembras pueden poner hasta 30 huevos, que entierran en diferentes agujeros y cubren con tierra y restos de materia orgánica para protegerlos de las inclemencias del tiempo del Sáhara.
Las mortíferas víboras cornudas también son animales que viven en el Sáhara
Esta víbora puede encontrarse tanto en Oriente Medio como en el sur de Europa. Normalmente habituada a reptar por la arena, su dieta se compone principalmente de pequeños roedores, lagartos y aves. Se alimentan únicamente por la noche.
Las hembras, contrariamente a lo que suele suceder en el reino animal, tienen un tamaño mayor. Se mantienen activas en las horas más calurosas del día, y cuentan con un característico cuerpo sobre el hocico que les da su nombre.
El veneno de esta serpiente contiene hemotoxinas con propiedades coagulantes, así como neurológicas, que la convierten en una de las serpientes más peligrosas que existen.
El sorprendente hábitat del avestruz
Las avestruces, otros de los animales que viven en el Sáhara, se encuentran dispersas por distintos parajes naturales. La morfología de sus patas les permite moverse con soltura por las inestables arenas del desierto, aunque se ha documentado la existencia de manadas incluso en bosques ecuatoriales.
Su estilo de vida nómada y el hecho de que tampoco necesiten grandes cantidades de agua para sobrevivir les ha permitido lidiar con éxito con las duras condiciones de vida del Sáhara.
Durate la temporada de apareamiento su comportamiento tiende a ser agresivo, lo cual ha dificultado en ocasiones su seguimiento por parte de la comunidad científica. Las madres tienen un instinto protector que puede derivar en prácticas violentas con otros ejemplares.
El jerbo del desierto
Originarios del desierto de Mongolia, también podemos encontrar a estos pequeños roedores morando por las dunas del Sáhara. Actualmente podemos encontrarlo en los desiertos de los continentes africano y asiático.
Este animal nocturno se desplaza en zigzag para evitar a sus depredadores. Esta forma de moverse por su hábitat también le permite encontrar comida de forma eficiente, pero supone un importante gasto de energía para el animal.
La dieta del jerbo se compone de insectos y pequeñas plantas que va encontrando en su día a día por el desierto. Los depredadores a los que se suele enfrentar son búhos, gatos salvajes, zorros y serpientes, como la víbora cornuda de la que hablábamos antes.
El dromedario
La morfología del dromedario le convierte en uno de los mamíferos y de los animales que viven en el Sáhara mejor preparados para soportar las duras condiciones de vida del desierto. La joroba, característica de su especie, le permite almacenar grandes cantidades de agua, lo que supone que puede pasar hasta dos meses sin beber.
Su cuerpo cuenta, además, con unas abundantes reservas de grasa. Sin ellas, no podrían viajar los cientos de kilómetros requeridos para encontrar comida y para huir de las habituales tormentas de arena del desierto. Sus pestañas, largas y tupidas, mantienen sus ojos libres de arena.