Curiosidades de la mula
Quizás hayas oído alguna vez la frase ‘terco como una mula’, pero no sabes bien a qué o a quién se refiere. Por eso, en este artículo te contaremos curiosidades de la mula, un animal que surgió tras la cruza de dos especies y que, como dato curioso, es estéril.
La esterilidad de la mula
Este equino híbrido resultó de la cruza entre una yegua –hembra del caballo– y un asno o un burro o al revés; es decir, de un caballo macho y una burra o asna. Sus genes dependerán de quién ha sido el padre o la madre, pero en todos los casos se tratará de un animal estéril, que no puede reproducirse.
Por ser el resultado de la unión de dos especies diferentes se los llama ‘híbridos’ y ese es el principal motivo de su imposibilidad para dejar descendencia. El problema radica en el emparejamiento de los cromosomas, el cual es defectuoso.
Sin hablar demasiado en términos científicos, podemos explicar que los caballos cuentan con 64 cromosomas y los burros con 62. Esa es la primera incompatibilidad y, por otra parte, porque los genes no se distribuyen de la misma manera en ambas especies. Esto significa que no se pueden determinar aspectos fundamentales como tamaño de las orejas, color del pelaje o largo de la cola.
Si las mulas pudiesen procrear, ya sea entre ellos o con otras especies, el resultado serían ejemplares defectuosos, enfermos y con nulas posibilidades de sobrevivir. Por el momento, no se han conseguido salvar estos problemas y las mulas continúan sin dejar descendencia pura.
Hay que saber que solo los machos son completamente estériles, debido a una malformación de la glándula seminal. La hembra, en cambio, produce óvulos fértiles en muy escasas ocasiones, los cuales pueden ser fecundados únicamente por un caballo para engendrar un potro, o por un burro para dar a luz un pollino.
Características de las mulas
En cuanto a su apariencia, la mula es similar al burro: cabeza corta y gruesa, patas alargadas y finas, orejas largas echadas hacia atrás, melena corta y pezuñas estrechas y pequeñas. La cola no presenta pelo en la raíz.
Sin embargo, también presenta algunas características de los caballos, como es la forma del cuello, los dientes, la altura, la grupa, la uniformidad del pelaje y la robustez del cuerpo. Además, el sonido que emite puede ser una mezcla entre sus progenitores: comienza como un rebuzno –como el burro– y termina como un relincho (típico del caballo).
La mula y su relación con el hombre
Debido a su gran fuerza y resistencia, las mulas han sido usadas por el hombre desde hace siglos, ya sea para transportar mercadería u objetos, para arar los campos, para sacar agua de pozos, etc.
Desde tiempos antiguos se dice que son tercas y eso no es algo ‘malo’, sino todo lo contrario, ya que también se lo relaciona a lo resistente que son a ciertas enfermedades típicas de los caballos. Por lo tanto, si te dicen que “eres terco como una mula”, en vez de enfadarte, puedes tomarlo como un gran cumplido.
Los granjeros las usaban en suelos arenosos y arcillosos por sus pezuñas duras. La población a mediados del siglo XX era de millones solo en Estados Unidos, aunque con la llegada de los vehículos motorizados los dejó en un segundo plano en las tareas agrícolas.
Las mulas no se llevan muy bien con los perros cuando son demasiado ruidosos o activos y pueden intentar defender a sus jinetes contra ellos. También se han conocido casos de protección contra leones y otros animales feroces. Pueden patear en cualquier dirección con sus cuatro patas y, con su fuerza, alejar varios metros incluso a personas de gran tamaño.