El lenguaje de los caballos

Aunque se pueda pensar que los equinos no son tan expresivos como otros animales, lo cierto es que hay determinados gestos que propician la comunicación entre congéneres; en este sentido, también cabe reseñar que hay una lengua que practican los humanos con ellos, y que combina vocalizaciones y señas
El lenguaje de los caballos
Eugenio Fernández Suárez

Escrito y verificado por el veterinario Eugenio Fernández Suárez.

Última actualización: 19 marzo, 2018

A pesar de que compartimos la vida con muchos animales domésticos, desconocemos muchas características de su inteligencia y etología. Un buen ejemplo es el lenguaje de los caballos, mucho más complejo de lo que se piensa y que demuestra la inteligencia de estas criaturas.

Aunque estamos acostumbrados a conocer mejor la relación entre caballo y jinete, lo cierto es que los caballos poseen de forma natural una vida social muy intensa, basada en un núcleo de individuos que tienen fuertes vínculos afectivos, y esto aún se puede observar en especies asilvestradas como el caballo przewalski (foto que encabeza este artículo).

Las manadas de caballos poseen un comportamiento armonioso que evidencia sin duda una capacidad comunicativa efectiva y fluida, que permite anticipar a otros ejemplares el comportamiento del resto del grupo.

La importancia del cuerpo en el lenguaje de los caballos

Es cierto que el lenguaje corporal es muy importante en los caballos, y aunque luego daremos otras pinceladas reveladoras sobre su comunicación, es imposible hablar del lenguaje de los caballos sin hablar de la importancia del contacto físico y el lenguaje corporal.

Criar caballos

Los caballos usan mucho el contacto físico con otros, a través de roces y ligeros toques con la cabeza. La posición del cuello y la cabeza también influye, y el mayor o menor arqueado de estos puede indicar situaciones de alerta o aburrimiento.

La cola del caballo también es una parte con mucha expresividad, y movimientos bruscos en caso de que no se estén espantando moscas pueden indicar nerviosismo e irritación. El mantenerla baja o incluso entre las piernas, de forma similar a los perros, puede indicar miedo o sumisión.

La boca también es muy expresiva, y la retracción de los labios mostrando dientes y encías indica amenaza o que estamos ante un caballo asustado, e incluso puede acompañarse de bocados al aire; mientras que los labios caídos indican relajación.

En general, toda la actitud del caballo nos dará un reflejo de su estado de ánimo. Si alarga la cabeza para olernos o lamernos indica que está relajado y curioso, mientras que si nos da la espalda y relincha debemos alejarnos.

Hablar el lenguaje de los caballos

Aunque parezca increíble, existen aproximaciones al lenguaje de los caballos por parte de los humanos o, al menos, eso creían los indios que se relacionaban con los indómitos caballos en el lejano oeste.

Caballo asustado

Así, los indios chickasaw se las ingeniaron para hablar equs, un lenguaje que se basaba principalmente en señas con alguna vocalización, y que tenía muy en cuenta la propia comunicación del caballo.

De hecho, los nativos americanos enseñaron esta forma de lenguaje a muchos colonos, por lo que algunas de las señas tradicionales de la doma clásica americana beben de este lenguaje de los caballos y los hombres.

Las orejas, la clave del lenguaje de los caballos

Recientemente, un estudio ha demostrado que una de las formas de comunicación más importantes de los caballos es el movimiento que realizan con las orejas. Se ha evidenciado que los caballos son incluso capaces de apuntar puntos de interés con el movimiento de sus orejas.

Una de las cosas que más observan los caballos de otros individuos de su especie es la expresión de los ojos y de las orejas, cuando antes se pensaba que tenía mucha más importancia la posición corporal. De hecho, durante años se descartó que la mirada de otros caballos tuviera interés en esta especie a la hora de comunicarse.

Para descubrirlo se rodaron rostros de caballos junto a los relinchos y movimientos corporales, y se descubrió que sin la información que aportaba el rostro era complicado para otros caballos entender el mensaje que se les trasmitía.

Gracias a esta labor, se ha realizado un diccionario equino, actualmente en fase de desarrollo, pero que podría terminar por descifrar el lenguaje de estos animales, tan relacionados con el ser humano.


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