7 comportamientos de dolor en perros
De acuerdo con la International Association for the Study of Pain, el dolor puede definirse como experiencia sensorial y emocional negativa, que afecta la salud y el bienestar de los animales de compañía. No obstante, identificar el dolor en perros puede ser todo un desafío, ya que no actúan ni responden de la misma manera a una dolencia que los seres humanos.
Por esta razón, te invitamos a revisar una serie de señales de malestar canino. Este abanico de indicios —que comprende desde cambios de apetito hasta muestras de agresividad exagerada— te ayudará a entender un poco mejor qué le ocurre a tu mascota. ¡No te pierdas este contenido!
El dolor: una sensación que comparten todos los animales
Desde un punto de vista clínico, el dolor no es más que una respuesta fisiológica del organismo, que anuncia la presencia de un estímulo potencialmente dañino. En otras palabras, se podría considerar como un aviso de que algo no anda bien. En esencia, su función es protectora.
Todo animal que posea un sistema nervioso central tiene la capacidad de sentirlo, debido a que las terminaciones nerviosas —llamadas nociceptores— perciben el dolor. De acuerdo con un artículo de la revista Veterinary Medicine, estos receptores del dolor están ubicados en diferentes partes del cuerpo:
- piel,
- músculos,
- articulaciones,
- pulpa dental,
- córnea,
- meninges,
- pared de algunos órganos.
Como lo expone la Asociación Mundial de Veterinarios de Pequeños Animales (WSAVA) en su guía para el reconocimiento, evaluación y tratamiento del dolor, se pueden reconocer dos tipos:
- Dolor agudo: es el que se produce de manera inmediata. Su objetivo es modificar de forma rápida el comportamiento del animal, para evitar o minimizar un potencial daño. Puede provocarlo una lesión o enfermedad específica como cortes, fracturas, quemaduras o úlceras corneales.
- Dolor crónico: se consideran aquellos dolores que persisten por más de 3 meses. A diferencia del agudo, no tienen un propósito biológico ni un punto final claro. Se presenta en enfermedades como osteoartritis, displasia de cadera y cáncer.
¿Cómo saber si un perro está sufriendo dolor?
De acuerdo con lo anterior, se podría pensar que es fácil identificar el dolor agudo en un perro, debido a que se hace evidente el origen o causa del mismo. No obstante, hay enfermedades agudas que provocan dolor como la pancreatitis o la torsión gástrica, que no se ven a simple vista.
Incluso, un estudio del Journal of Veterinary Internal Medicine sugiere que, al igual que los seres humanos, los canes también pueden sufrir de episodios de migraña. Por lo tanto, es importante que —como tutor— conozcas los siguientes 7 signos de incomodidad en tu perro.
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1. Agresividad
Quizás esta es la manifestación más común de dolor en perros. Se produce como un acto defensivo de las mascotas para evitar a toda costa el contacto con personas o animales que desencadenen el estímulo doloroso.
Se observa tanto en patologías crónicas como agudas, y se caracteriza por ser un cambio drástico en el comportamiento de quien lo padece.
En particular, perros que antes eran sociables y amigables, pueden adoptar conductas agresivas como morder o gruñir, cuando se les acercan. También se presentan en casos de canes —con un mal temperamento— que manifiesten la exacerbación de su agresividad.
Por ejemplo, como se expone en el artículo Pain-related agression in dogs: 12 clinical cases, los perros que no muestran una conducta agresiva previa, tienden a ser más impulsivos y a adoptar posturas corporales defensivas, frente a estímulos dolorosos. Mientras que, en el mismo contexto, los de un mal temperamento expresan su agresividad con mayor intensidad.
2. Miedo
En este caso, los perros —que padecen o han padecido dolor— crean asociaciones entre las experiencias traumáticas y los estímulos negativos, lo que deriva en una respuesta de temor a situaciones específicas. Incluso, como se explica en una publicación de la revista Animals, el miedo permanece hasta en la ausencia del dolor, ya que la mascota puede predecir una situación similar en los mismos contextos.
Los canes que desarrollan este comportamiento pueden presentarse más cautelosos y silenciosos en su hogar.
Además, muestran señales de miedo —sin motivo aparente— a objetos, personas, animales o escenarios, ante los que no solían reaccionar de esta manera. Un estudio de la revista Companion Animal respalda esta asociación. En esta investigación se reportó que dos canes padecían miedo a ciertos estímulos no convencionales. En ambos casos, las acciones tomadas para resolver el miedo no funcionaban.
No obstante, luego de una exploración clínica, fueron diagnosticados con enfermedades musculoesqueléticas que les producían dolor. Una vez instaurado el tratamiento analgésico y resueltos los desencadenantes del miedo, los pacientes se recuperaron por completo.
3. Ansiedad
De acuerdo con el artículo de la revista Animals, citado en líneas anteriores, los perros con dolor también pueden manifestar ansiedad. Esta se expresa con cambios comportamentales como los siguientes:
- hiperactividad,
- jadeo constante,
- ladridos excesivos,
- destrucción de objetos del hogar, sobre todo, cuando se quedan solos.
Además, de acuerdo con esta publicación, los canes que experimentan dolores crónicos tienen más probabilidades de sufrir ansiedad. Sumado a esto, se plantea que al igual que en los seres humanos, ocurre un fenómeno conocido como «sesgo cognitivo».
En este, dicen los autores, los canes con una fuente de ansiedad adicional —como la ansiedad por separación— presentan una respuesta exagerada a estímulos neutros o fuentes irreales de dolor, lo que empeora aún más el estado. Es decir, tienen una visión negativa o pesimista de su entorno. Sin embargo, con el tratamiento adecuado suele resolverse.
4. Trastornos alimenticios
Es uno de los signos más comunes asociados al dolor en perros. Se relaciona al malestar que producen diferentes enfermedades crónicas y agudas que llevan a la anorexia. Puede ser producto de dolores puntuales como una lesión en la boca o la fractura de un diente, hasta patologías sistémicas como pancreatitis, gastroenteritis o torsión gástrica.
El animal pierde el apetito por completo o solo consume alimentos que resulten muy apetecibles. De igual forma, un dolor puede incapacitar al can para moverse de forma adecuada, como es el caso de la displasia de cadera. Por lo tanto, optará por no ir hasta donde se encuentra su comida.
5. Comportamientos compulsivos
Ciertas situaciones que producen estrés, ansiedad y conflicto en los perros generan la aparición de «vicios» o conductas anormales, que no tienen función alguna.
Como se pudo apreciar con antelación, el dolor—sobre todo, cuando es crónico— puede desencadenar este tipo de sensaciones en las mascotas, lo que lleva a la aparición de dichos comportamientos repetitivos.
A modo ilustrativo, según el artículo Pain and Problem Behavior in Cats and Dogs, el lamido excesivo y continuo de las extremidades o de la cola suele ser un indicativo de dolor articular en perros. Como lo exponen sus autores, es posible que se deba a que el animal dirige su atención a la zona que está ocasionando el malestar.
De igual modo, otra de las conductas compulsivas reportadas ocurre cuando el can enfermo adopta una posición de «mirar las estrellas». En este estado, el animal presenta una elevación de la cabeza y del cuello hacia arriba, con la mirada fija en el techo.
Se asocia a problemas gastrointestinales como gastritis erosiva con esofagitis por reflujo.
También se puede originar el comportamiento que se conoce como «cazar moscas», en el que el perro observa algo inexistente que pretende morder. Se ve de la misma manera en patologías gástricas.
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6. Alteraciones del sueño
Existe una relación directa entre los episodios de dolor y la incapacidad de dormir bien en una mascota. Se puede observar como el perro no logra descansar bien en la noche y deambula por el hogar, en busca de atención. O, por el contrario, permanece en su cama más de lo acostumbrado.
Es posible que se presenten estas alteraciones en dolores agudos, crónicos y en perros de cualquier edad. No obstante, una publicación del Journal of The American Veterinary Medical Association, sugiere que los canes de avanzada edad tienden más a manifestar desórdenes relacionados con el descanso.
7. Defecación y micción inapropiada
Debido al dolor —en especial cuando es crónico— el perro puede optar por no acudir al lugar donde debe hacer sus necesidades. De nuevo, los investigadores del estudio Pain and Problem Behavior in Cats and Dogs, informan que esto se asocia a problemas musculoesqueléticos y dolores articulares que dificultan el acceso a estas zonas. Por lo general, el problema se resuelve con la terapia médica indicada.
¿Qué hacer cuando un perro se queja de dolor?
Ver a una mascota bajo estas condiciones puede resultar angustiante para sus tutores. No obstante, es importante tener en cuenta que no se debe acudir a la automedicación para tratar el dolor en perros. En este sentido, suministrar medicamentos de manera empírica agrava la situación o la enfermedad que esté causando el malestar.
Por el contrario, ante alguno de estos cambios comportamentales, debemos acudir a un médico veterinario capacitado. En cuanto a su manejo, un documento del Journal of the American Animal Hospital Association precisa que el dolor agudo se puede tratar con AINES, como el meloxicam u opioides, como el tramadol.
En cuanto a los dolores crónicos, se utilizan los mismos medicamentos, junto con ciertas estrategias como la modificación del entorno, la reducción de peso y la fisioterapia. Además, otros tratamientos poco convencionales como la acupuntura, pueden resultar beneficiosos en el manejo de diferentes tipos de dolor.
Atención a las señales de dolor en perros
Ahora que ya conoces los principales comportamientos asociados al dolor en perros, es tu deber evitar que tu mascota sufra de manera exagerada una dolencia. Tenerlos en cuenta ayudará a identificar una enfermedad a tiempo y así prestar una atención oportuna.
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