Estas aves son las grandes desconocidas, un cúmulo de sorpresa y complejidad camuflado bajo refranes y libros de texto. El verdadero comportamiento de las gallinas es un enigma para cualquiera que no viva con ellas, a pesar de todos los años que llevan domesticadas en entornos humanos.
Las gallinas son aves pertenecientes al orden Galliformes, específicamente a la familia Phasianidae. Sus antepasados salvajes eran capaces de realizar pequeños vuelos, pero las especies actuales apenas pueden alzarse hasta la copa de un árbol. Son aves pequeñas, de 4 kilos a lo sumo, pero seguro que te acaban encantando después de leer este artículo.
Comportamiento de las gallinas
El comportamiento de las gallinas es diurno, pues pasan más de la mitad del día ocupadas en busca de alimento. Son aves tímidas e incluso dentro de las explotaciones humanas tienen depredadores, como zorros, mustélidos o lobos. Cuando no están forrajeando, es común verlas mostrar algunos de estos comportamientos si se encuentran en un entorno adecuado:
- Aleteo: baten con fuerza las alas, pero sin alzar el vuelo. Es un movimiento destinado a desentumecer y fortalecer las alas, así como para dejar caer las plumas viejas y comprobar si tienen parásitos.
- Acicalamiento: mediante la extracción del aceite de su glándula uropígea con la cabeza y el pico, las gallinas dan lustre, colocan y limpian sus plumas.
- Termorregulación: las gallinas son muy sensibles a las altas temperaturas, de forma que tienen varias conductas para refrescarse cuando hace calor. Algunas de ellas son beber agua en lugar de comer, separar las alas o jadear con el pico abierto. Cuando tienen frío, suelen ahuecar las plumas para retener aire entre ellas y mantener así el calor.
- Baños de arena: este acto tiene funciones sociales —se las puede ver bañándose en grupo—, de termorregulación y de autocuidado, pues con ello las gallinas también se deshacen de ácaros y otros parásitos que puedan tener en las plumas.
Comportamiento social
Son aves gregarias que se organizan de forma jerárquica. Mediante el orden por picoteo, las gallinas establecen su dominancia hasta que queda una alfa, que suele ocupar los mejores sitios para dormir y comer, normalmente al lado del gallo dominante. La conducta de sumisión se muestra agachando la cabeza y huyendo con las patas algo flexionadas.
Los gallos tienen su propia jerarquía, paralela a la de las hembras, que también incluye conductas de territorialidad y amenaza entre ellos.
Por lo general, los grupos se componen de un gallo dominante, quizá algún gallo joven subordinado a él y las gallinas. Los machos cumplen el papel de protectores del grupo y las hembras los siguen dentro del territorio que estos marcan como suyos. Es común ver a todas las gallinas descansando alrededor del macho, que se mantiene de pie y vigilante.
Cuando los grupos oscilan alrededor de los 25 individuos, el orden por picoteo es suficiente para mantener la paz en el grupo. Sin embargo, en lugares en los que se hacinan más de 80 ejemplares —como en la industria de la explotación— son más habituales las agresiones y la jerarquía se basa en en el tamaño corporal y de la cresta.
Además, estas aves son capaces de distinguir si otro ejemplar es su familiar directo o no. Suelen formar alianzas más fácilmente con aquellas gallinas consanguíneas, por lo que introducir nuevos miembros al grupo puede dar lugar a agresiones graves si no se hace correctamente.
La comunicación en el comportamiento de las gallinas
Se han documentado más de 30 vocalizaciones diferentes en gallinas, todas ellas con su propia función: poner huevos, fomentar la monta, avisar de peligro e incluso transmitir tranquilidad cuando descansan todas juntas. Los gallos son los que emiten los famosos cantos al amanecer, aunque es común oírlos de forma esporádica durante todo el día.
Comportamiento reproductivo
Las gallinas son aves poligínicas, es decir, que el macho dominante es el que se reproduce con las hembras del grupo. No obstante, en grandes agrupaciones se pueden llegar a ver algunas parejas monógamas, en las que el gallo protege a su compañera de otros machos. Las conductas más comunes en la reproducción de la gallina son 3:
- Cortejo: el gallo exhibe el tamaño y color de su cresta y la pechuga. Posteriormente, baja una ala hasta el suelo y se mueve en círculos a modo de baile de cortejo. Las hembras, si se muestran receptivas, agachan la cabeza y alzan la cola.
- Puesta: una vez fecundadas, las gallinas buscarán lugares a ras de suelo, protegidos por matorrales y con una temperatura adecuada.
- Incubación: durante este periodo, se dice que la gallina está “clueca”. Puede llegar a perder peso y algunas plumas en la región pectoral y abdominal, lo que le facilita la transmisión del calor a los huevos. La incubación dura alrededor de 20 días, durante los cuales la gallina solo abandonará el nido para dar un corto paseo, alimentarse y beber.
Comportamiento alimenticio
Las gallinas pasan la mayor parte de su vigilia forrajeando en busca de alimento, para lo cual rascan el suelo con las patas y después picotean lo que encuentran entre la tierra removida. A pesar de ser fundamentalmente granívoras, también pueden consumir pequeños insectos.
Su comportamiento es diferente dependiendo del alimento que estén consumiendo: si se trata de un insecto, las gallinas primero lo picotearán para ver su reacción. Si se defiende y lo consideran peligroso, lo dejarán en paz y se alejarán.
Comportamiento de las gallinas bajo estrés
El estrés en gallinas se ha observado en explotaciones avícolas, donde viven hacinadas y no pueden llevar a cabo sus conductas naturales. En estos lugares, es común ver agresiones graves y otros comportamientos como los siguientes:
- Picaje: consiste en arrancarse las propias plumas a través del acicalamiento excesivo. Se identifica gracias a que deja a la vista zonas de piel.
- Canibalismo: a veces, los picotazos entre gallinas se vuelven tan insistentes que acaban por perforar la piel y consumir secciones enteras de tejidos.
- Histeria aviar: en otros casos, el estrés es tan intenso que las gallinas acaban por dar vuelos cortos o aletear descontroladamente. Es un pánico que suele extenderse al resto de aves que hay alrededor.
Como ves, el comportamiento de las gallinas no se reduce a cacarear y a rascar el suelo. Las personas que cuidan de ellas saben que su jerarquía es compleja y su comunicación, eficiente. Verlas más allá de su estigma de animales destinados al consumo implica descubrir unos organismos sociables, curiosos, empáticos y con un increíble instinto maternal.
Bibliografía
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