Los koalas, de nombre científico Phascolarctos cinereus, son mamíferos herbívoros pertenecientes a la familia de los marsupiales. Si bien su apariencia puede asemejarse a la de un pequeño oso, los koalas no tienen ningún parentesco con los osos. En realidad, comparten su familia con los canguros y con los murciélagos, animales muy distintos entre sí.
Características físicas del koala
El cuerpo del koala tiene forma de huevo y no posee cola, una característica muy peculiar de esta especie. Su cara es ancha, con grandes ojos, y orejas redondas y pilosas. Las manos de este marsupial tienen garras y pulgares oponibles que le sirven para agarrarse mejor a los troncos de los árboles.
La piel de este animal está cubierta mayormente por pelos en forma de felpudo, de tonalidades que varían de grisáceas a corizas. No obstante, su dorso muestra una felpa blanca, mientras su cadera suele ser jaspeada. Este pelaje es resistente a la humedad y le permite mantenerse caliente ante las bajas temperaturas.
A pesar de su cabeza de gran tamaño, los koalas tienen uno de los cerebros más pequeños entre los mamíferos. Esta peculiaridad sirve para que los expertos suelan considerarlos como animales primitivos, que conservan muchos aspectos originales desde de su nacimiento como especie.
Dimorfismo sexual
Los koalas presentan un notable dimorfismo sexual, lo que facilita diferenciar machos y hembras. Los machos suelen ser más largos que las hembras, con una cabeza y una nariz más grandes. Además, su pecho es amplio y tiene un color café.
En el caso de las hembras, se distinguen por su bolsa abdominal (o marsupio), que desempeña una función fundamental en la crianza de sus cachorros.
Hábitat del koala
Los koalas son originarios de Australia y representan una de las especies más características y populares de la Oceanía. Su hábitat natural se encuentra en los bosques de eucaliptos del continente australiano, que son popularmente conocidos como ‘bosques de goma’.
El koala suele vivir en colonias compuestas por múltiples individuos, pero difícilmente conviven entre sí. Cada koala transita entre los árboles que comprenden su territorio y suelen respetar los límites de sus semejantes para evitar peleas.
A pesar de su aspecto gentil, los koalas son territoriales y no tienen un buen nivel de sociabilidad. Para defender su territorio, un koala puede realizar severas peleas con sus semejantes y ser agresivo con los seres humanos. Por ello, viven aislados gran parte de su vida, y realizan algunos encuentros oportunos durante la época de apareamiento.
Hábitos y alimentación del koala
El koala mantiene hábitos nocturnos y su alimentación se basa en el consumo de hojas, principalmente las de eucalipto. Generalmente, pasa cuatro o seis horas por noche comiendo, lo que se traduce en el consumo de al menos medio kilo de hojas. No obstante, su metabolismo es tan lento que el animal puede tardar días para digerir los alimentos consumidos.
Las hojas de eucalipto son muy importantes para el koala, ya que no solo les sirven de comida sino también como un medio para hidratarse. Esta es la razón por la que no se les suele ver tomando mucha agua. Además, almacenan su comida en unas pequeñas bolsas que tienen en sus mejillas para comerlas luego si es necesario.
A pesar de comer un gran volumen de hojas, la dieta del koala es muy pobre en calorías. Por ello, su organismo está desarrollado para conservar el máximo de energía posible a través de un metabolismo reducido. Un koala adulto puede dormir hasta 18 horas por día, principalmente en los horarios de mucho calor.
La energía generada por su organismo es utilizada para transitar entre los árboles, marcar territorio y conseguir más alimento. Con sus movimientos lentos, los koalas reafirman su dominio sobre los árboles de su entorno, y dejan en ellos sus olores y rasguños.
Se estima que un koala pasa cerca del 90% de su vida en lo alto de los árboles. De forma diferente de los monos y otras especies, los koalas no se balancean en las ramas de los árboles. Con sus potentes garras, consiguen sujetarse en los árboles y escalarlos con mucha facilidad.
Reproducción del koala
La llegada del verano en los bosques australianos anuncia el inicio de la época de apareamiento para el koala. Durante el periodo de reproducción, las parejas se encuentran en estos territorios compartidos para aparearse.
La gestación de los koalas dura cerca de 34 días. Como son mamíferos marsupiales, el desarrollo de sus cachorros comienza en el útero de la ‘mamá’, y pasa posteriormente a su bolsa abdominal (o marsupio). Los koalas recién nacidos son pequeños, no tienen pelos ni orejas y sus ojos todavía están cerrados.
En sus primeros seis meses, los koalas bebés viven en el marsupio y se alimentan solo de leche materna. A partir de su cuarto mes de vida, su curiosidad natural los lleva a asomar su cabeza para ‘reconocer’ su entorno.
A partir de su séptimo mes, el koala está preparado para salir al ambiente externo y empezar su vida independiente. En su vida silvestre, los koalas pueden vivir entre 10 y 13 años; las hembras más longevas que los machos.
Problemas de conservación
Entre 1920 y 1930 estos marsupiales fueron cazados de manera indiscriminada, por lo que se encontraron en grave peligro de desaparecer. Para evitarlo, se llevaron a cabo diversos programas de reintroducción y conservación que resultaron exitosos. Esto sirvió para salvarlos de la extinción, al menos por un tiempo.
Los koalas siguen enfrentando un riesgo inminente en la actualidad, aunque en esta ocasión el problema es la pérdida de su hábitat. Los incendios forestales, la deforestación y la tala indiscriminada han ocasionado que gran parte de su hogar desaparezca. Por si fuera poco, entre 2019 y 2020 ocurrió una temporada de incendios que termino por mermar la estabilidad de su población.
Según la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza, el koala es una especie vulnerable que tiene un gran riesgo de desaparecer. Por esta razón, el gobierno australiano ya se encuentra trabajando para lograr rescatar a este hermoso animal. El único problema es si será capaz de lograrlo a tiempo, pues el tiempo no se detiene y el conflicto parece que se agrava más.