El oso pardo (Ursus arctos) puede parecer un mamífero letal, pues cuando se pone a dos patas, hasta el humano más intrépido siente pavor. A pesar de su imponente aspecto, ver cómo cuidan las osas de sus hijos es un espectáculo tanto enternecedor como evolutivamente fascinante.
Además de su instinto natural, las presiones evolutivas han hecho que las osas adopten nuevas tácticas para esquivar los peligros que supone la especie humana. Si quiere saber cómo cuidan las osas de sus hijos en un mundo globalizado, te animamos a seguir leyendo.
Sobre el oso pardo
Antes de sumergirnos en las tácticas maternales de esta especie, es necesario que conozcamos algunos de los datos más relevantes sobre el oso pardo. Estamos ante un mamífero de la familia Ursidae que es propio de Eurasia y Norteamérica. Presenta un rango morfológico bastante marcado, pues su longitud varía del metro y medio a los 2,95 metros y su peso de 100 kilogramos hasta los 675 kilogramos.
Estos animales son omnívoros, ya que presentan cuatro caninos afilados en su aparato mandibular típicos de los carnívoros, pero también unos incisivos y molares aptos para el corte de hierbas y tallos.
En lo que a la reproducción se refiere, los osos procrean entre mayo y julio y la gestación dura unos dos meses. Durante el periodo de cuidado parental, es común ver a las hembras viajando en núcleos familiares con sus cachorros (de una a tres crías, si bien más de la mitad de los grupos están conformados por dos cachorros y la madre). En este periodo, que dura un año y medio de forma aproximada, reparten su actividad de la siguiente forma:
- Más del 60 % del tiempo es invertido en la búsqueda de alimento.
- El 22 % corresponde al movimiento de la familia, usualmente asociado a actividades de forrajeo.
- Invierten muy poco tiempo en descansos (un 9,4 %), en procesos de lactancia (1, 2 %) y lo que menos hacen es jugar (1 %).
Nuevas técnicas adaptadas a nuevos tiempos
A pesar de la impronta genética que poseen las diversas especies animales, estas se adaptan al medio y sus diversos cambios. A continuación, te mostramos cómo cuidan las osas de sus hijos en un ambiente altamente modificado por el ser humano.
Las osas utilizan a los humanos como una “barrera”
Un estudio publicado en la revista Royal Society permitió el descubrimiento de un comportamiento inusitado por parte de las osas con crías. Aunque parezca increíble, las hembras con hijos (localizadas en Suecia) se acercan a los núcleos poblacionales humanos para evitar agresiones por parte de los machos.
Es frecuente que los machos de oso pardo elijan matar a los cachorros de una hembra con la que no han procreado, pues así es posible que se muestre más receptiva sexualmente en menos tiempo. Por ello, la selección de un hábitat adecuado por parte de la osa madre influenciará de forma directa la supervivencia de su descendencia.
En este estudio, se observó que las madres más exitosas eran las que elegían hábitats cercanos a los seres humanos. Estas eligen zonas próximas a núcleos poblacionales con suficiente vegetación para protegerse a sí mismas y a sus familias, pues los machos en celo no se aventuran tan lejos de la frondosidad de los bosques. Así pues, estas valientes madres nos usan como escudo para evitar que sus crías sean asesinadas.
Las osas cuidan más tiempo de sus hijos por temor a ser cazadas
No todas las interacciones del oso pardo con el ser humano son positivas, pues este estudio de la revista Nature Commons demostró que el tiempo de permanencia de las crías con la madre aumentaba con la presencia de cazadores.
Las hembras suelen cuidar de sus oseznos durante un año y medio, pero los datos demuestran que este periodo puede extenderse hasta los 2.5 años, sobre todo en las áreas donde la caza supone una amenaza para su supervivencia. Por legislación, las madres que van acompañadas por sus cachorros están protegidas de la caza, por lo que cuanto más tiempo permanezcan con su descendencia, más aumentarán sus posibilidades de supervivencia.
Este es un caso claro de trade – off evolutivo, pues cuanto más tiempo permanezcan las hembras con sus crías, menos podrán reproducirse, pero más tiempo vivirán.
El riesgo de una hembra de ser cazada es cuatro veces mayor cuando va sola que cuando está acompañada por sus hijos.
Las dos caras de la moneda
Cómo hemos podido ver, los seres humanos pueden ser tanto beneficiosos como perjudiciales para una hembra de oso pardo con crías. A pesar de que estos mecanismos adaptativos resulten fascinantes, no podemos dejar de pensar que, como especie, resulta problemático que nuestra actividad sea tan dañina como para generar cambios en conductas ancestrales de otras especies.
Bibliografía
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- Steyaert, S. M. J. G., Leclerc, M., Pelletier, F., Kindberg, J., Brunberg, S., Swenson, J. E., & Zedrosser, A. (2016). Human shields mediate sexual conflict in a top predator. Proceedings of the Royal Society B: Biological Sciences, 283(1833), 20160906.
- Van de Walle, J., Pigeon, G., Zedrosser, A., Swenson, J. E., & Pelletier, F. (2018). Hunting regulation favors slow life histories in a large carnivore. Nature communications, 9(1), 1-10.