El letargo en perros es un síntoma muy común, dada la gran cantidad de factores que pueden provocarlo. Observar su frecuencia, la presencia de posibles dolencias asociadas o si ha habido un cambio drástico en el entorno podrá ayudar a comprender el origen del malestar.
El letargo es un estado de adormecimiento o cansancio profundo, motivado por patologías, cambios estacionales u otras alteraciones del ambiente. Esta conducta apática también puede responder a la propia pereza del animal, situación que no debe prolongarse más allá de unos días.
Sin embargo, cuando la somnolencia del can afecta a sus salidas diarias, su apetito y a su grado de alegría, conviene acudir al profesional.
Causas principales del letargo en perros
Entre las causas patológicas más habituales destacan:
- Las infecciones, incluidos el parvovirus, el moquillo, la tos de perrera y la leptospirosis.
- Los trastornos metabólicos, las enfermedades cardíacas, hepáticas, la diabetes y la hipoglucemia.
- La anemia.
- La presencia de parásitos intestinales.
- El envenenamiento por ingesta de sustancias tóxicas o en mal estado.
- El dolor por lesión o enfermedad.
- Las reacciones alérgicas.
Para determinar si el letargo procede de una enfermedad subyacente habrá que observar una serie de síntomas como vómitos, quejidos, diarreas, etc. Informar al veterinario de todo suceso fuera de lo normal ayudará a la valoración global del can.
Otras posibles razones que pueden originar el letargo en los perros son las experiencias traumáticas, como la enfermedad de un dueño o los cambios de domicilio. El estrés, el miedo o la preocupación pueden fomentar actitudes apáticas en el animal, de forma que este renuncie a placeres habituales como las salidas o la comida.
Además, este estado de somnolencia puede producirse debido a la reacción adversa de un medicamento o tratamiento antiparasitario. Estos últimos, sobre todo los de formato tópico, suelen tener formulaciones con olores muy agresivos que pueden fomentar el aturdimiento. Por ello, conviene tener en cuenta el tamaño del can y administrar la dosis adecuada en la frecuencia estipulada.
Signos de alerta
El letargo se caracteriza por el cansancio profundo y constante del animal, aunque este no siempre es el primer síntoma. Antes de ello es posible detectar una reducción en la tolerancia al ejercicio, por lo que comienza a jugar menos, a cansarse más rápido y a observarse con menos entusiasmo que antes. Además, aparecen jadeos fuertes o una respiración forzada siempre que se termina una sesión de ejercicio.
Estos pueden ser signos sutiles o imperceptibles si no sueles llevar un régimen de ejercicio con tu can. Sin embargo, los cambios en el comportamiento habitual pueden darte indicios de que existe un problema con su salud. Asimismo, el conjunto de todos los síntomas ayudará al profesional a diagnosticar mejor a tu perro.
Cómo abordar la falta de actividad
Una vez diagnosticada la causa del cansancio, el veterinario mandará la medicación o el protocolo pertinente. En casos de estrés, si el animal no consigue adaptarse a la nueva situación, puede ser necesario acudir a un entrenador o etólogo capaz de reconducir una conducta depresiva.
Hasta que la mascota vuelva a su estado anímico habitual, con el ejercicio y el dinamismo apropiados, habrá que vigilar su alimentación para evitar un exceso de peso. Aun así, los períodos de letargo en los perros suelen venir acompañados de inapetencia, por lo que el sobrepeso no debe ser la principal preocupación.
Para determinar la existencia real de letargo, conviene ser consciente de la necesidad de descanso recomendada. Un promedio de 10 horas de sueño diarias entra dentro de la normalidad. Todo ello hace que la probabilidad de encontrar al can durmiendo sea aproximadamente del 50 %. En este contexto es importante comprobar si el reposo nocturno es el adecuado.
Por otra parte, es importante tener en cuenta la edad de la mascota. Los cachorros, al igual que pasan más tiempo comiendo, también deben dormir más. Así, si durante los primeros meses alcanzan las 15 o 20 horas de sueño, no habrá por qué inquietarse. De la misma manera, los perros, a medida que envejecen, van teniendo más dolencias debido al propio desgaste del cuerpo, siendo totalmente normal la demanda de un mayor reposo.
El letargo en perros, como en las personas, es una respuesta natural del cuerpo ante situaciones de estrés o cambio. Sin embargo, cuando este se prolongue más allá de lo normal, habrá que hacer una revisión que ayude a recuperar el estado anímico y la actividad del animal.
Bibliografía
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