Aunque las más ‘famosas’ sean las cigüeñas o los flamencos, existen diferentes especies de aves zancudas las cuales viven en todos los continentes a excepción de la Antártida. En este artículo les contaremos algunas de las características en común que tienen todos los ejemplares de esta gran familia, así como también ciertas diferencias entre si.
Aves zancudas: aspectos comunes
Las aves zancudas se caracterizan por contar con largas y finas patas –llamadas tarsos– sin plumas y por sus majestuosos vuelos, gracias a los cuales recorren grandes distancias para buscar el calor del verano y la primavera.
Mayormente se las pueden ver de abril a septiembre en el hemisferio norte y de octubre a marzo en el sur; su estilo de vida nómada les permite conseguir los mejores sitios para alimentarse, reproducirse y refugiarse.
Cuando hace mucho calor y el lugar se llena de gente u otros animales, las aves zancudas emigran a áreas más tranquilas y poco pobladas con el fin de criar a sus polluelos y proveerse de buena cantidad de alimento.
Les gusta alimentarse en aguas no demasiado profundas, aunque tienen picos lo suficientemente largos y fuertes como para encontrar peces, crustáceos y otros manjares; prefieren quedarse en las orillas de estuarios, playas, costas y marismas.
Una de las particularidades de las aves zancudas –a diferencia por ejemplo de las rapaces que viven en parejas o en solitario– es que se agrupan en grandes bandadas para protegerse y estar más seguras.
Los grupos de aves evitan que los predadores pretendan atacar o que su tarea sea más complicada. Incluso se pueden ver bandadas mixtas –compuestas por aves de diferentes especies– si esto les provee de mayor protección.
El maravilloso vuelo de las aves zancudas
En cuanto al vuelo, también es otro de los aspectos más destacados de las aves de este grupo, ya que se trata de un espectáculo maravilloso. Cientos de ejemplares se colocan muy cerca de sus compañeros y se mueven como si estuviesen en un ‘sube y baja’ en el aire.
El mecanismo es asombroso: el ave que es protagonista como ‘piloto’ o ‘capitán’ se coloca delante de las demás y realiza un movimiento o maniobra específica; todas comienzan a imitarle sabiendo que de esto dependerá su supervivencia.
Muchas aves zancudas viajan durante miles de kilómetros hacia las costas más alejadas y que consideren adecuadas según la época del año. Deben atravesar océanos durante su migración y, como no pueden nadar, tampoco descansan sobre el agua.
Para conseguir la energía suficiente para tan tremenda odisea, unas semanas antes acumulan grasas al consumir todo lo que encuentran en las costas. En un par de días pueden doblar su peso. ¡Eso sí que es proveerse de combustible para el viaje!
Pero no todo es tan fácil para las zancudas durante la travesía: deben enfrentarse a cientos de peligros. El más dañino, por supuesto, es el hombre. La población de varias especies se ha visto mermada por la caza de miles de ejemplares.
La desaparición de grandes superficies de agua, marismas y lagos podemos indicar que no solo los hábitos de estas aves ha cambiado, sino también que su tasa de supervivencia ha descendido notablemente en los últimos años.
Aves zancudas: ciconiformes y gruiformes
Dentro de esta gran familia podemos dividir a sus ejemplares en dos grupos. Por un lado los ciconiformes, que incluyen a las garzas y las cigüeñas entre otras, y por el otro lado a los gruiformes, donde se hallan las grullas y gallaretas.
Las primeras son aves de gran tamaño, cuello largo, acuáticas y con la capacidad de volar grandes distancias, que se alimentan de peces, ranas y pequeños mamíferos y que habitan tanto en regiones cálidas como templadas de Europa, Asia y África (solo tres especies pueden encontrarse en América).
Las segundas son terrestres o zambullidoras, de menor tamaño y muy diferentes entre sí. Suelen ser tímidas, habitan en ambientes de vegetación densa y húmeda como lagos y pantanos, y corren velozmente gracias a sus fuertes patas.