Durante años, la clasificación de los seres vivos ha sido motivo de controversia dentro de la comunidad científica. Para organizar a los distintos organismos, los expertos se han basado en características concretas que compartían y los llevaban a formar parte del mismo grupo.
En la actualidad nos parece fácil saber de qué hablamos cuando nos referimos a animales, plantas y hongos, pero ¿dónde incluimos las bacterias, parásitos y virus? En las siguientes líneas te lo mostramos.
Aclarando algunos conceptos
Antes de exponer uno de los métodos por el que se clasifican los seres vivos, debemos tener en cuenta algunos conceptos. Por un lado, cuando hablamos de bacterias y virus nos referimos a ellos como esos organismos unicelulares que son tan pequeños que para observarlos debemos echar mano de un microscopio.
En cambio, si hablamos de parásitos estamos refiriéndonos al modo en que un organismo establece una relación simbiótica con otro. Es decir, dentro del conjunto de seres que constituyen todos los organismos vivos, existe un modo de clasificación basado en el fenómeno de simbiosis.
La simbiosis es la asociación entre dos organismos de especies diferentes. Esta relación puede darse de distintas maneras:
- Mutualismo: ambos individuos salen beneficiados.
- Comensalismo: uno de los organismos se beneficia del otro, quien simplemente no es ni perjudicado ni beneficiado.
- Parasitismo: en este caso un organismo (el parásito) se beneficia de otro que sale perjudicado (huésped).
Así pues, cuando hablamos de parásitos nos podemos estar refiriendo tanto a gusanos intestinales como al virus del herpes o a la bacteria Helicobacter pylori, que colonizan al huésped durante una gran parte de su vida.
Por tanto, cualquier organismo que establezca este tipo de relación se considera un parásito, y, como vemos, puede estar incluido en los animales (gusanos), en los procariotas (bacterias) y en los seres acelulares (virus).
Pero entonces, ¿quiénes pertenecen al mundo animal? Para dar respuestas, primero debemos tener claro dónde situamos a los animales.
Los 3 grandes dominios de clasificación de los seres vivos
Antes de que se conocieran los microorganismos, los seres vivos se clasificaban en reino animal y reino vegetal, hasta que se encontraron unos seres microscópicos que no se integraban en estas definiciones. Desde entonces, los seres se clasifican en:
- Procariotas.
- Eucariotas.
Los procariotas son organismos formados por una sola célula, es decir, unicelulares. Su material genético no se encuentra encerrado en un núcleo, sino que está disperso en el citoplasma. Son los organismos más abundantes de la Tierra. Las arqueas y bacterias pertenecen a este grupo.
Los eucariotas son organismos constituidos por una o más células (pluricelulares) y con una estructura mucho más compleja. Además, el genoma está envuelto y protegido por un sistema membranoso denominado núcleo.
Hasta aquí parece fácil el modo de clasificación. Sin embargo, la cantidad y variedad de seres en la biosfera han generado la necesidad de establecer un método mucho más complejo. De esto se encarga la taxonomía.
Siempre ha existido una gran controversia entre los científicos para crear una clasificación, hasta que Carl Woese, en 1978, estableció un sistema que agrupaba a los organismos en dominios, basados en su organización celular.
Dominio Arquea
Formado por aquellos microorganismos procariotas que se caracterizan por soportar condiciones extremas. Por ejemplo, la temperatura ideal para el crecimiento de Pyrolobus fumarii está entre los 90 y 113 ºC.
Las arqueas también son capaces de prosperar en ambientes muy salados, como lo hacen las denominadas halófilas extremas, e incluso de producir metano (arqueas metanógenas).
Dominio Bacteria
Esta categoría incluye al conjunto más amplio y con mayor número de especies de todos los procariotas conocidos. De hecho, en numerosas ocasiones decimos procariotas cuando nos queremos referir a las bacterias (lo cual no es correcto).
Las bacterias se caracterizan por estar recubiertas por una pared celular constituida por un complejo de hidrato de carbono y proteína denominado peptidoglucano. Este complejo no está presente en las arqueas con paredes celulares, lo cual nos ayuda a diferenciar unas de otras.
Dominio Eucariota
Este grupo es el que más modificaciones ha sufrido debido a la complejidad y diversidad de sus constituyentes. Los avances científicos han permitido el descubrimiento de nuevos linajes y es por ello que este dominio está continuamente experimentando nuevos cambios.
Está constituido por todos los seres eucariotas, que se dividen en cuatro reinos:
- Animales.
- Plantas.
- Hongos.
- Protistas: este grupo lo forman una inmensidad de seres unicelulares (y también pluricelulares) que no pertenecen a ninguno de los supergrupos anteriores pero, sin embargo, algunos de ellos sí que guardan relaciones de parentesco. Entre otros, encontramos las amebas y mohos mucosos, algas unicelulares y protozoos.
¿Y los virus, son seres vivos?
Esta es una de las grandes dudas que a día de hoy sigue sin resolverse. Cuando hablamos de virus, nos referimos a unos seres unicelulares tan simples que están formados por un material genético (que puede ser ARN o ADN) y una envuelta proteica que lo protege, la cápside.
Los virus solo pueden reproducirse al infectar a una célula huésped, que es a la que parasitan. Por eso, son considerados como seres acelulares y se dice que están entre lo “vivo” y lo “no vivo”.
Como expuso Ana Grande, doctora y licenciada en Biología, en una entrevista para El País sobre si los virus son inmortales:
“En ocasiones se habla de ellos como estructuras al límite de la vida. Pero vayamos a lo que sí son con toda seguridad: agentes infecciosos que necesitan de un organismo vivo para multiplicarse, es decir, parásitos.”
¿Animales o no?
Volviendo al punto de partida, podemos concluir que las bacterias no son animales, que los parásitos pueden serlo o no (dependiendo del organismo al que nos refiramos) y que los virus no son, ni siquiera, considerados seres vivos.
Bibliografía
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