Astas y cuernos conforman, junto a las garras, los dientes o los picos, algunas de las más temibles armas del reino animal. Estas lanzas naturales que poseen los animales en la cabeza son muy distintas, y muchas veces se confunden.
¿Qué son los cuernos?
Muchas veces llamamos cuernos a cosas que no lo son: rinocerontes, cabras o vacas poseen unas estructuras afiladas en la cabeza, pero no todas ellas son cuernos.
Cuando hablamos de cuernos, nos referimos a estructuras formadas por hueso, que salen de los huesos frontales del cráneo y son permanentes. Esto quiere decir que los cuernos no se caen nunca salvo que se fracturen; además, nunca son ramificados.
Posteriormente, los cuernos están cubiertos por un exterior de queratina, la misma proteína que conforma el pelo. Los cuernos siempre tienen punta y están presentes en todos los machos de bóvidos como los antílopes o los toros, si bien están presentes en muchas hembras también.
El crecimiento de los cuernos se produce a través del tejido conectivo. Posteriormente, se produce la fusión del núcleo con los huesos frontales del cráneo; el resultado es que los cuernos están firmemente unidos al cráneo.
¿Qué son las astas?
Astas y cuernos tienen algo en común: ambas son dos estructuras óseas que salen de los huesos frontales. Sin embargo, las astas son estacionales y cambian cada año.
Además de la estacionalidad, otra de las diferencias entre astas y cuernos es que las primeras son ramificadas, y en este caso únicamente las hembras de reno las poseen. En el resto de casos, las hembras nunca son astadas.
Las astas las presentan los cérvidos como el ciervo; estos elementos crecen a partir de unas estructuras óseas conocidas como los pedicelos. El crecimiento se inicia en primavera junto al aumento de las horas de luz.
Al principio, las astas están recubiertas de piel y terciopelo, por lo que tienen sensibilidad e incluso irrigación sanguínea. Posteriormente, el hueso se compacta y el terciopelo va muriendo. En este momento, cercano ya a la época de celo, los machos comienzan a frotar las astas contra los troncos y la vegetación, con el objetivo de eliminar la piel muerta y pulir sus armas.
Tras la época reproductiva las hormonas disminuyen, el pedicelo pierde calcio y se debilita la unión entre el asta y el cráneo, lo que hace que las astas se caigan sin suponer dolor para el animal.
Normalmente, cada nueva muda de astas hace que estas aumenten en una ramificación, por lo que las astas ramificadas indican mayor edad en los animales que las portan.
¿Para que sirven las astas y los cuernos?
Las astas y los cuernos son usados por los machos durante la era reproductiva para sus exhibiciones, por lo que chocan estos elementos para demostrar su fuerza.
En el caso de las cabras o los ciervos, las astas y los cuernos tienden a bloquearse, lo que impide que los animales se hieran fácilmente. En el caso de otros animales con cornamenta, como los toros, esto es más complicado, aunque también permite una mayor defensa frente a los depredadores.
Algunos casos curiosos de astas y cuernos
Aunque hay varios animales en peligro por la medicina oriental debido a sus cuernos, muchos de ellos no tienen en realidad cuernos verdaderos. Es el caso del rinoceronte, cuyo ‘cuerno’ no tiene núcleo de hueso ni cubierta, es simplemente un acumulo de fibras córneas encima de los huesos nasales.
Las jirafas tampoco tienen cuernos verdaderos, a pesar de que son estructuras pares en el cráneo. En realidad se llaman osiconos, y es una de las grandes curiosidades de la jirafa. Estos son permanentes y están siempre recubiertos de pelo y piel.
Otro caso llamativo es el del berrendo, que posee algo a medio camino entre astas y cuernos. Anatómicamente son cuernos, pero son ramificados y sus cubiertas de queratina se recambian anualmente como en el caso de las astas.