Anécdotas caseras sobre gatos

Estas anécdotas, quizás ficticias, reflejan lo divertida que puede llegar a ser la convivencia entre felinos y dueños

Anécdotas caseras sobre gatos

Los gatos son animales muy especiales, que despiertan enorme interés y curiosidad en todos nosotros. Por esta razón, son muchas las leyendas, historias y mitos de la cultura popular que involucran a estos felinos, sus habilidades instintivas y supuestos poderes ‘extrasensoriales’. A continuación, veremos algunas anécdotas caseras sobre gatos, su aspecto, su comportamiento y su relación con los seres humanos.

5 anécdotas caseras sobre gatos

Aunque en un principio puedan parecer amorosos y tranquilos, algunos gatos poseen personalidades dispares que ocasionan divertidas y raras situaciones en la vida cotidiana. Si los gatos te parecen atractivos y deseas adoptar uno, será mejor que leas algunas de las siguientes anécdotas caseras para que te prepares en esta odisea.

1. Un gato, su dueña y una visita inusual al veterinario

Un día cualquiera como hoy, una señora de cierta edad ingresa en una clínica veterinaria llevando un gato dentro de un transportín. La mujer solicita hablar con el veterinario por un problema muy urgente que contarle.

Transporte de mascotas

La mujer afirma que su hermana, durante la semana anterior, había despertado con un gusano en su cama. Al escuchar el relato, y sin entender muy bien por qué la mujer le consultaba, el profesional sugiere que su hermana busque un médico. E inmediatamente le pregunta el motivo de su visita a su clínica…

Pero la señora aún no había terminado su relato y siguió explicándole la problemática. Entonces, le dice que su hermana ya había recurrido al médico, quien le había recetado un antiparásitos. Incluso, ya había tomado la medicación el fin de semana, la noche anterior y en el mismo día.

Ya sintiéndose cansado del relato incoherente, el veterinario comenta que le parecía perfecto que la hermana siguiera las órdenes de su doctor. Sin embargo, y nuevamente, la mujer aún no había terminado su historia…

La señora sigue diciendo que su hermana había quitado al minino un parásito de tres larguísimos metros (una imagen nada agradable de imaginar). A lo que el veterinario le contesta que existen las tenias de vacas y cerdos, que pueden medir aún más.

No era el gusano, era el gato

La señora sigue con su relato, siempre muy nerviosa… Le dice que su hermana había puesto el enorme parásito en un frasco para mostrárselo a su médico. Lógicamente, el veterinario le pregunta sobre qué le había dicho el médico al ver semejante gusano.

Pero la mujer le dice que no pudieron llegar al médico con el parásito, porque se lo había comido su gato. Entonces, su consulta real al veterinario era saber qué podría hacer con su felino tras ese asqueroso episodio con el gusano.

2. Un hogar coqueto, una gatita regordeta y un final inesperado

En el quinto piso de un edificio muy coqueto vivía una señora de casi 60 años. La mujer, que siempre estaba muy bien vestida, era la orgullosa propietaria de una gatita negra llamada Cindy.

Gato negro

Cierto día, la señora concurre a la clínica veterinaria muy preocupada por el sobrepeso y el nerviosismo de su minina. Según ella, Cindy había ganado peso rápidamente y se mostraba más inquieta de lo habitual.

El veterinario realiza algunas preguntas para verificar los síntomas, pero no encuentra ningún indicio de enfermedad. Entonces, pregunta a la señora si su minina estaba entera o había sido castrada. A eso la señora le contesta que no le gustaba castrar a sus animales y que Cindy jamás se había operado.

El veterinario procede con un minucioso examen físico, en especial en el abdomen de la gatita. Tras palpar su panza y detectar la presencia de fetos en pleno desarrollo, el médico mira a la mujer y le dice: “Pero señora, ¿está su gata embarazada y usted no me ha dicho nada?”.

Mostrando cierto enfado frente a la pregunta del profesional, la señora contesta: “No, señor, eso es imposible. Cindy jamás sale de mi apartamento”. Por supuesto, el veterinario pone una cara consternada y, por algunos segundos, duda de su propio diagnóstico.

Pero Cindy no estaba tan sola…

El veterinario, al mirar por su ventana, observa a un gran y bello felino en la ventana de un apartamento vecino. De esa forma, pregunta a su clienta: “Perdón, señora, pero usted no me ha dicho si tiene otro gato en su apartamento”.

“Si usted no me ha preguntado eso, doctor. Sí, de hecho, tengo otro gato en casa”, contesta la mujer con un tono entre cansado y enfadado.

-“Le pido perdón, señora, pero cuénteme, ¿este gato es macho o hembra?” Pregunta el veterinario con un claro alivio al constatar que sus conocimientos veterinarios no habían fallado.

Como ya imaginarás, la mujer le contesta que tiene un gato macho. Con una semisonrisa en el rostro, el veterinario le pregunta si el otro minino está castrado.

“Doctor, ya le dije que no me gusta castrar a mis animales. Es entero mi gatito”, contesta la señora nuevamente, con algo de enfado en su tono de voz.

Frente a esta respuesta, el veterinario le comunica que sus gatos se habían apareado y Cindy estaba embarazada. Con total y sincero horror al escuchar esta afirmación, la señora afirma con mucha seguridad:

“Imposible, doctor, él es su hermano”.

Aprovechando estas graciosas anécdotas caseras sobre gatos, te recordamos la importancia de mantener un efectivo control reproductivo en nuestros mininos. Además, recuerda ofrecer una adecuada medicina preventiva a tus mascotas durante toda su vida.

3. El gato manipulador

Una señora y su nieto vivían en el tercer piso de un edificio de departamentos. Como era de esperarse, compartían su hogar con una hermosa gata. Cierto día, la dueña tenía planeado cocinar pescado, por lo que saco del refrigerador un paquete congelado para dos personas y lo puso al sol en su balcón.

Por supuesto, la gata detecto con rapidez el aroma que emanaba del delicioso festín, de manera que en algunos minutos urdió un plan para robar la comida. En un momento que la señora estaba distraída y nadie más estaba vigilando el pescado, corrió veloz hacia el balcón. Sin embargo, no contaba con que su dueña no tardaría mucho en darse cuenta de su objetivo.

Justo antes de que la gata pudiera hincarle el colmillo a su preciado botín, la señora la atrapó en el acto. Al no tener otra salida, el felino decidió saltar por el balcón, lo cual asustó mucho a su dueña porque no creía que sobreviviera a tal caída. Con lágrimas en los ojos y una profunda tristeza, habló para sí misma diciendo:

– “Mi pobre gata, yo podría haberte comprado pescado todos los días”.

Acto seguido, intentó bajar al primer piso para recuperar a su pobre gata muerta, pero justo en la puerta del departamento algo la sorprendió. Era su pequeña amiga que regresaba a casa como si nada hubiera pasado. Por supuesto, la señora la abrazó y la beso con mucho cariño, feliz de que no tuviera ninguna herida. Ese día, todos comieron un poco de pescado, incluyendo a la minina.

El único problema es que la pequeña gata aprendió a manipular, pues desde entonces cada cierto tiempo hace exactamente lo mismo. Roba comida y se tira por el balcón para espantar a su familia. Como resultado, la señora llora de nuevo su supuesta muerte y termina recompensándola con un delicioso manjar.

4. Gasto excesivo

Un joven soltero que vivía con su gato se percató que su factura del agua había aumentado bastante. Conforme pasaba el tiempo, comenzó a sospechar que alguno de sus vecinos había aprovechado para conectarse a su toma y perjudicarlo, por lo que llamó a un fontanero para revisar. Contrario a lo que esperaba, el profesional no encontró nada extraño en su toma de agua.

Pasaba el tiempo y el joven aún se preguntaba qué podría ser lo que consumía tanta agua. Cansado de buscar sin tener ninguna respuesta, llegó a la conclusión de que algún familiar o amigo era el que entraba a su casa y gastaba agua sin su permiso. Por lo tanto, decidió colocar cámaras de video para atrapar al curioso ladrón.

Cuando comprobó el video no pudo creer lo que estaba viendo. Resulta que su querido y afelpado gato había aprendido a abrir la llave del grifo de la cocina. Y no solo eso, mientras no estaba su dueño, se subía diario a la tarja para ver cómo caía el agua durante 6 horas al día. ¿Por qué no se dio cuenta el joven? Fácil, la llave se cerraba sola después de un tiempo, así que era básicamente el crimen perfecto.

5. Las palabras mágicas

La gata Vanessa vivía con una familia amorosa que la cuidaba y mimaba bastante. Nunca le habían gritado, pues incluso cuando se portaba mal, las llamadas de atención eran suaves y comprensivas. Un día, su dueño tenía una importante entrevista de trabajo por videollamada. Así que procedió a cambiarse y a preparar su computadora para realizar el enlace.

Minutos antes de iniciar la llamada, aparece a su lado la pequeña Vanessa. En cuanto escuchó hablar al entrevistador, decidió comenzar a maullar y a ronronear cerca de la computadora. Esto no le hizo gracia a su dueño y se sintió apenado por la situación. Por su parte, el entrevistador comenzó a reír y lo tomó con muy buen humor.

Finalmente, el dueño tomo un respiro y volteó a ver a Vanessa. Con la voz más tranquila del mundo y gran delicadeza le dijo lo siguiente:

“Vanessa, es un placer tenerte conmigo, pero me temo que no es el momento adecuado, tengo que pedirte que te vayas”.

Acto seguido, la gata volteó su cuerpo y camino en dirección a la salida. Casi como si fueran palabras mágicas, la pequeña Vanessa había entendido a la perfección lo que su dueño le pedía.

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