Este subcontinente es famoso por su biodiversidad, tanto en flora como en fauna. Con el Amazonas como principal ecosistema, pero con otras áreas que incluyen montañas y desierto, alberga a miles de especies. En este artículo nos enfocaremos en los anfibios de Sudamérica: los hay de todos los tamaños y colores.
Ejemplos de anfibios de Sudamérica
Existen más de 100 especies de anfibios de Sudamérica, muchos de ellos poco conocidos debido a sus hábitats y comportamientos. ¡Incluso se dice que hay decenas de subespecies aún no vistas por el hombre! Entre las que sí se han observado podemos destacar:
1. Ranita amarilla común
Como su nombre indica, esta rana de pequeño tamaño es completamente amarilla, a excepción de los ojos, que son negros. Esta especie de anfibio pertenece a la familia de los Hylidae y habita en casi todo Sudamérica, a excepción de Chile.
La ranita amarilla común –foto que abre este artículo– prefiere los bosques tropicales y subtropicales, sabanas húmedas, praderas inundadas, jardines rurales, marismas de agua dulce y áreas urbanas donde haya canales, diques o estanques.
2. Escuerzo común
Es uno de los anfibios de Sudamérica más famosos debido a su tamaño –17 centímetros en las hembras, que son más grandes que los machos– y a su gran colorido: vientre blanco y manto verde con manchas negras. Además, el escuerzo presenta boca enorme, ojos saltones y dos protuberancias en la cabeza como si fuesen cuernos.
Para poder alimentarse se oculta bajo el barro y la tierra, y deja fuera los ojos. Puede permanecer estática durante horas a la espera de una presa, la cual puede ser desde un insecto hasta un pájaro u otros anfibios. Por su voracidad, algunos escuerzos mueren asfixiados cuando intentan tragar la comida de un solo bocado.
Otro dato muy curioso sobre esta especie es que las larvas tienen la capacidad de emitir sonidos bajo el agua para defenderse. Cada año, las hembras ponen cerca de 2 000 huevos, que necesitan dos semanas para convertirse en renacuajos.
3. Ranita cantora
Esta especie es conocida de diferentes maneras según el país donde vive: ranita blanca, ranita platanera o ranita capina. Es un anfibio que se lo puede encontrar en Venezuela, Trinidad y Tobago, Surinam, Panamá, Guayanas, Colombia y Brasil. Además, está presente en México.
Los hábitats naturales de la ranita cantora –de ojos saltones amarillos– son los bosques tropicales, las sabanas húmedas, los ríos y lagos de agua dulce, los manantiales, los deltas fluviales y las áreas con mucha irrigación o inundadas.
4. Rana de hojarasca
Este anfibio sudamericano vive tanto en las selvas del Amazonas como en bosques tropicales de Venezuela, Bolivia, Ecuador y Colombia, siempre y cuando estén a menos de 400 metros sobre el nivel del mar y cuenten con muchas hojas donde esconderse.
Como otros anuros de la región, la rana de hojarasca es pequeña –unos 40 milímetros en las hembras y 30 en los machos– y su cuerpo es compacto. Los colores preponderantes son el dorado en el dorso y el marrón claro en el vientre. También presenta manchas oscuras y ojos negros. De hábitos nocturnos, se alimenta de hormigas y pone alrededor de 400 huevos al año.
5. Rana criolla
El último de los anfibios de Sudamérica de esta lista se encuentra bastante desplazado por todo el subcontinente. No está presente ni en Chile ni en Ecuador. Prefiere bosques tropicales secos o húmedos, sabanas, pastizales, praderas, ríos, humedales, pantanos, lagos y huertos o jardines urbanos.
La hembra de la rana criolla es más grande que el macho –la primera alcanza los 11 centímetros y el segundo no supera los nueve– y se aparean entre septiembre y febrero. Tras la cópula se forma un nido de miles de huevos negros que flota en la superficie del agua y está protegido por una especie de espuma.