Los 4 mamíferos con más apetito

Los mamíferos con más apetito no son glotones por gusto: por diferentes razones, necesitan grandes cantidades de comida.
Los 4 mamíferos con más apetito
Sara González Juárez

Escrito y verificado por la psicóloga Sara González Juárez.

Última actualización: 14 octubre, 2022

Mantener el calor corporal no es gratis, pues requiere una quema de energía constante. Este es el caso de los animales endotermos y, más concretamente, de los mamíferos con más apetito que vas a conocer en este artículo.

Ya sea por su velocidad metabólica o por su tamaño, estos animales ingieren grandes cantidades de comida. Muchas veces, no obstante, estas proporciones son enormes más allá del volumen, sobre todo si se tiene en cuenta la relación de la ingesta con respecto al peso del animal. ¿Te ha picado la curiosidad? Sigue leyendo.

Los 4 mamíferos con más apetito

Los mamíferos son animales con una propiedad que se conoce comúnmente como «de sangre caliente», es decir, que mantienen la temperatura corporal mediante procesos internos —la quema de energía— y no dependen del ambiente para ello.

Lo opuesto a esto es la ectotermia: presente en reptiles y otros animales, los ectotermos necesitan buscar o alejarse de fuentes de calor según sus necesidades.

¿Qué implica esto? Pues que un cuerpo que tiene que quemar energía para mantenerse caliente necesita mucho más combustible en forma de materia orgánica. Por eso, los mamíferos que te presentamos en las siguientes líneas comen grandes cantidades de comida.

1. Ballena azul (Balaenoptera musculus Intermedia)

Lo lógico era empezar por las cifras más altas: la ballena azul, el animal más grande del planeta, puede llegar a consumir hasta 4 toneladas de krill al día. ¿Te parece mucho? En realidad, en comparación con su peso, no es demasiado, pues este cetáceo pesa alrededor de 180 toneladas.

Además, las ballenas azules son muy selectivas con su comida. El gasto energético que hacen para nadar rápidamente hacia los bancos de krill tiene que valer la pena: si juzgan que uno de ellos es demasiado pequeño, pasan de largo.

La reproducción de las ballenas.

2. Uno de los animales más voraces: el tigre (Panthera tigris)

Este gran felino no come todos los días, pero cuando lo hace, es a lo grande: los tigres pueden llegar a consumir hasta 40 kilos de carne en una sentada. Su gran tamaño, unido a su poca velocidad —son más trepadores que corredores— hacen que la caza sea poco efectiva, así que deben comer todo lo que puedan.

Comparado con otros felinos grandes —como el león—, el tigre consume mucha más carne. Su estilo de vida solitario supone que no tiene que compartir su presa con nadie. Aunque otras especies coman menos cantidad, el trabajo en equipo supone mayor éxito a la hora de conseguir presas.

Un tigre en un zoológico.

3. Elefante africano (Loxodonta africana)

El animal terrestre más grande del mundo también es de los mamíferos con más apetito: el elefante africano consume unos 200 kilos de comida al día, concretamente. Estos paquidermos gigantes pasan la mayor parte del día alimentándose y, además, gran parte de la materia vegetal que ingieren no se aprovecha, sino que se expulsa con las heces.

Esto puede ser poco provechoso para los paquidermos, pero beneficioso para la tierra: gracias a esto, son grandes dispersadores de semillas.

El elefante es uno de los mamíferos con mayor apetito.

4. Musaraña enana

El último animal de esta lista tenía que batir el récord: la musaraña enana es considerado el animal con más apetito. A pesar de que no suele pesar más de 30 gramos, pasa la mayor parte del día alimentándose de insectos. Si hablamos de proporciones, este pequeño mamífero ingiere 3 veces su peso al día.

Su pequeño tamaño implica un metabolismo muy rápido, por lo que debe alimentarse continuamente para seguir quemando energía. Cada momento que esta musaraña no está comiendo, corre peligro de morir de inanición.

Una musaraña sobre un palo.

Últimas consideraciones sobre los mamíferos con más apetito

Como has visto con este último ejemplo, cuánto come un animal depende en gran medida del ritmo al que queme energía para mantener su homeostasis. Por ello, en la naturaleza se encuentran otros animales extremadamente voraces por esta misma razón, como los colibríes.

Además, si echas un vistazo más de cerca, todas las especies tienen alguna manera de mantener el equilibrio con su entorno, independientemente de cuánto coman: cazan poco a menudo, se alimentan de recursos muy abundantes —como el krill o la vegetación— o simplemente son muy pequeñas. Hay mucho que aprender a este respecto.


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