El uro euroasiático: un mamífero enorme

El uro euroasiático es un animal extinto que guarda muchas similitudes con vacas y toros domésticos, y con ingeniería genética, podría ser traído de nuevo al mundo.

Uro euroasíatico.

El uro euroasiático (Bos primigenius primigenius) es el antepasado de las vacas y toros domésticos. Campaba libremente por las llanuras euroasiáticas hasta su desaparición en 1627. Aquí te contamos las impresionantes características de este enorme mamífero.

¿Uro o bisonte? El debate taxonómico.

Hasta el siglo XVII, la mayoría de científicos y naturalistas europeos consideraban que el uro y el bisonte eran la misma especie. y le suponían ancestro común  de nuestro ganado bovino doméstico.

Sin embargo, en el siglo XVIII, algunos naturalistas comenzaron a clamar que existían dos especies diferenciadas: el uro (antepasado salvaje del toro) y el bisonte, pariente cercano vivo a día de hoy.

Por tanto, existían dos corrientes de opinión: la del bovino único y la de las dos especies separadas. Todo empezó a cambiar a raíz de varios descubrimientos de fósiles en el siglo XIX. A partir de entonces se vio como el uro euroasíatico y el bisonte eran claramente diferentes, y algunos naturalistas , como Bojanus, cambiaron de opinión y aceptaron como válida la teoría de las dos especies.

Ejemplar de bos primigenius.

Características del uro euroasiático

El uro euroasiático se asemejaba a una especie de enorme toro, de características más salvajes. Su peso podía llegar fácilmente a la tonelada y medía dos metros de altura, algo menos que su pariente, el uro americano. Por tanto, aunque similares, había muchas cosas que les diferenciaban de los bovinos  actuales:

  • Un cráneo considerablemente más grande y pesado que soportaba unos cuernos que podían llegar a medir la friolera de un metro.
  • Unas patas más largas y flexibles,a la par que musculosas.
  • Una musculatura muy atlética, destacando la de la zona del cuello, particularmente en machos.

Comportamiento y hábitat

Se cree que el uro euroasíatico vivía en manadas , dominadas por uno o dos machos. La supremacía en las mismas se establecía mediante peleas donde se ganaba estatus social. Estas peleas ocurrían, como en la mayoría de mamíferos, en la época de celo.

En cuanto a su hábitat, a parte de las mencionadas praderas, se cree que frecuentaban claros de bosque y margenes de ríos. la pérdida de este hábitat fue el principal factor de su extinción, como veremos más adelante.

Historia natural de una especie fascinante

Expansión por Eurasia

Durante el Plioceno el clima era más frío que el actual. Por ello, existían enormes praderas de herbáceas en Eurasia. Esto dio una gran ventaja adaptativa a animales como los bóvidos, ya acostumbrados al clima frío gracias a su pelaje y su condición de herbívoros. Por tanto, los uros se expandieron por toda Eurasia diversificándose en diversas subespecies, de las cuales algunas serían domesticadas.

La domesticación: origen de nuestro actual ganado

Según indican varios estudios, durante la revolución neolítica se produjeron dos domesticaciones en distintos lugares del mundo . Estas domesticaciones fueron las siguientes :

  • En el subcontinente indio, dando lugar a los actuales cebúes  (Bos primigenius indicus).
  • En europa dando lugar a las vacas y toros domésticos ( Bos primigenius taurus).

Extinción

Como la mayoría de la fauna del Pleistoceno, los uros fueron reduciendo su hábitat debido a la expansión humana. Por la caza y la expansión de cultivos, estos magníficos animales fueron encontrando cada vez menos sitio para vivir.

Su población se redujo a unos pocos cientos en la edad Media. Los últimos ejemplares vivieron en los bosques de Polonia, donde eran un trofeo de caza exclusivo de los reyes. El último ejemplar, una hembra, murió en el bosque de Jaktorow en 1627.

La “resurreción genética” del uro

Desde hace unos años, se han propuesto diversos programas para intentar obtener ejemplares lo más parecidos posible al uro original.

Esto se consigue cruzando razas domésticas con características ancestrales, algunas de las cuales ya se encuentran en franco retroceso. Algunas de estas razas serían las españolas sayagüesa, limia y pajuna, la italiana maremmana primitiva y  la portuguesa maronesa.

El material genético del uro procede de restos fósiles, y se espera que para 2025 se obtenga el ejemplar más similar hasta la fecha.

“En la actualidad estamos en la cuarta generación de cruces y, aunque se trata de un cálculo aproximado, la previsión es que para el 2025 tengamos el ejemplar definitivo, que no será al 100% como el uro pero sí muy parecido”

Ronald Goderie, director de la Taurus Foundation

Manada de uros.

Una de las cosas que, sin embargo, será difícil de recuperar será el carácter y comportamiento de los uros ancestrales, actualmente afectados por siglos de domesticación.

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