Ubirajara jubatus: el dinosaurio con melena

Este dinosaurio cuenta con una ostentosa melena y extrañas varillas laterales. No se conoce ningún otro animal con estas características.
Ubirajara jubatus: el dinosaurio con melena
Francisco Morata Carramolino

Escrito y verificado por el biólogo Francisco Morata Carramolino.

Última actualización: 14 octubre, 2022

En la actualidad, numerosas aves presentan estructuras llamativas y complejas, que cumplen un rol importante en el comportamiento social y reproductivo, así como en la comunicación. El saco gular rojo de las fragatas pelágicas (Fregata minor) o las plumas de los pavos reales (Pavo cristatus) son ejemplos claros de ello.

Estas estructuras son costosas de producir, mantener o utilizar. Además, pueden dificultar en cierta medida la vida del animal. Así, sirven como una señal honesta de la calidad del individuo que las porta y son muy utilizadas como sistemas de selección de pareja en el mundo animal.

Sin embargo, estas estructuras apenas se habían encontrado entre los dinosaurios, al menos hasta hace poco. Una investigación reciente y cargada de controversia ha descubierto a Ubirajara jubatus, un depredador que las muestra orgulloso. Aquí te lo contamos todo sobre él.

Características de Ubirajara jubatus

Ubirajara jubatus es una especie de compsognátido, una familia de terópodos cuyos miembros más famosos son Compsognathus y Sinosauropteryx. Como tal, es un dinosaurio relativamente pequeño: solo medía 0,5 metros de alto y 1,40 metros de largo, cola incluida.

Al igual que el resto de compsognátidos, este dinosaurio era bípedo. Contaba con unas patas traseras largas y poderosas, diseñadas para correr. La cola era larguísima, con una longitud mayor que todo el resto del cuerpo combinado.

Las patas delanteras eran cortas, pero no hasta el punto de las de un tiranosáurido. Estos animales ya extintos portaban 3 largos dedos acabados en garras. El cuello también estaba bastante elongado y la cabeza era pequeña, delgada y afilada.

Plumas y otros aspectos extravagantes

Los aspectos más llamativos del antiguo reptil se encontraban en el exterior. Ubirajara jubatus estaba completamente cubierto de plumas arcaicas, de modo similar a un pájaro actual. A veces llamadas protoplumas, estas estructuras eran filamentosas, más parecidas a pelos desde la distancia.

A pesar de ello, estas protoplumas no tienen nada que ver con los pelos reales, que solo aparecen en los mamíferos. Los brazos y dedos del animal también estaban cubiertos de ellas, pero no portaban plumas desarrolladas. Esto ocurre en los dromeosáuridos, las aves y otros tipos de dinosaurios alados.

Los filamentos eran especialmente largos tras la base del cuello, recorriendo el lomo del animal. Estos formaban una melena impresionante que podría replegarse o erizarse, gracias a músculos superficiales.

Dicha melena es única entre los dinosaurios, pero Ubirajara jubatus cuenta con un rasgo aún más extraño: un par de estructuras sólidas situadas en cada hombro. La superior medía sobre 15 centímetros de largo y 4,5 milímetros de ancho. La inferior, 14 centímetros de largo y 2,5 milímetros de ancho.

Estas “varillas” surgían del mismo punto en cada hombro. Es posible que pudiesen contraerse y desplegarse a voluntad. Así, podrían cumplir una importante función en la comunicación social y la reproducción del compsognátido.

Hasta el momento, no se ha encontrado ninguna estructura similar en otras forma de vida. Los autores del estudio, publicado en Cretaceous Research en 2020, señalan al ave del paraíso de Wallace​ (Semioptera wallacii) como el caso más parecido.

Descubrimiento y controversia detrás de Ubirajara jubatus

Ubirajara jubatus vivió en el actual Brasil, hace unos 110-120 millones de años. El fósil fue encontrado en el noreste de este país, probablemente por un trabajador de las canteras de caliza de la zona. Tras ello, fue adquirido por investigadores europeos en 1995 y transportado a una colección en Alemania.

En este último paso radica un grave problema, que ha levantado controversia y ha provocado la retirada del artículo de la revista científica que lo publicó. De acuerdo con la ley brasileña, los fósiles del país son públicos. Su venta a otros países es ilegal desde 1942.

Esta ley surgió para combatir la exportación desmedida de fósiles hacia Europa o Norteamérica, que roba a los paleontólogos brasileños la oportunidad de estudiarlos y realizar sus propios descubrimientos. Además, priva a Brasil y otros países similares de mantener su propio patrimonio paleontológico.

A pesar de ello, un profundo mercado negro lleva décadas sacando fósiles del país. Estas reliquias suelen pasar a manos de paleontólogos de países primermundistas, que publican sus descubrimientos sin contar con profesionales brasileños. Los fósiles nunca regresan a su país de origen.

La respuesta de los autores

El equipo detrás del descubrimiento de Ubirajara asegura que el fósil se consiguió bajo autorización oficial, pero los científicos e instituciones brasileñas lo ponen en duda. Para ellos, esta situación es muy frecuente y harto conocida. Piden que se lance una investigación tras este caso y que se devuelvan los fósiles ilegales.

Cabe destacar que uno de los paleontólogos detrás del descubrimiento, Dave Martill, está vocalmente en contra de las leyes brasileñas. Estas leyes están diseñadas para eliminar la prolongada historia de colonialismo científico, pero en su opinión son demasiado estrictas y obstaculizan la ciencia.

Según Martill, comprar fósiles los asegura para el estudio científico. Este autor ha estado involucrado en otros escándalos similares, que implican fósiles de origen dudoso. Además, ha sido acusado de evitar colaborar con paleontólogos brasileños.

Ubirajara simboliza lo mejor y lo peor de la ciencia. Por un lado, es un descubrimiento fascinante que ayuda a reconstruir la historia evolutiva del planeta. Por otro, ilustra las prácticas carentes de ética que se utilizan en su nombre.


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