Las relaciones interespecíficas son aquellas que tienen lugar entre diferentes especies de seres vivos. Estas interacciones pueden ser muy diferentes e intrincadas y, además, determinan la función de los ecosistemas y su estructura.
Las relaciones interespecíficas tienen características muy diversas y afectan a todos los seres vivos, tanto a nivel de individuo como especie. En las siguientes líneas te presentamos una definición amable del término y los tipos que este engloba. No te los pierdas.
¿Qué son las relaciones interespecíficas?
Una relación intraespecífica es aquella que se establece entre dos o más individuos de la misma especie. Aunque no siempre, la gran mayoría de estos comportamientos están orientados a la obtención de alimento y a la reproducción.
Por otro lado, una relación interespecífica es aquella que sucede entre dos o más individuos de especies diferentes. Para comprender estas relaciones, primero es necesario entender las redes tróficas, por las que fluye la energía en los ecosistemas.
En la naturaleza, la energía es captada del Sol por los organismos fotosintéticos —plantas y bacterias—. Posteriormente los herbívoros consumen la energía almacenada por los productores primarios. Estos herbívoros serán comidos por depredadores y así sucesivamente hasta completar la red trófica.
Como es lógico, para que esta energía sea transferida, los animales y plantas realizan entre sí una serie de pautas de comportamiento para obtener el alimento. A continuación, destacaremos algunas de las más importantes.
Relaciones interespecíficas beneficiosas
En la naturaleza, existen una serie de relaciones entre individuos de distintas especies que pueden ser beneficiosas. Esto es así porque ambos participantes ganan algo de la interacción o, como mucho, les es indiferente. Te presentamos los distintos tipos dentro de esta categoría.
Mutualismo
El mutualismo entre animales consiste en la interacción beneficiosa entre individuos, sin que esta sea necesaria para su desarrollo vital. Es una de las relaciones más estudiadas y reporta beneficios a ambas especies implicadas.
Un ejemplo claro de mutualismo es el de las abejas y las flores: mientras que la abeja obtiene el néctar de la flor como alimento, las plantas consiguen dispersar su polen en los pelos de las abejas.
Comensalismo
Llamamos comensalismo a la relación interespecífica en la que uno de los individuos obtiene un beneficio, mientras que el otro no se ve ni perjudicado ni beneficiado. Como ejemplo de esto podemos pensar en los pájaros carpinteros, que ubican su nido en los troncos de los árboles. En este caso, el árbol es indiferente ante esto.
Simbiosis
La simbiosis es una relación interespecífica muy estrecha en la que ambos simbiontes se benefician. Sin embargo, a diferencia del mutualismo, los simbiontes establecen una interacción tan cercana que solo pueden vivir de esta manera.
La simbiosis es una de la relaciones interespecíficas más estudiadas, debido a su gran complejidad. En animales, una de las más importantes es la que establecen los corales con un tipo de algas denominadas zooxantelas. Mientras que los corales ofrecen protección y refugio a estas, las algas les ayudan en la obtención de energía mediante fotosíntesis.
Relaciones interespecíficas perjudiciales
En este tipo de relaciones, conocidas también como antibiosis, siempre existe un perjudicado. Te contamos los tipos.
Parasitismo
El parasitismo es una de las relaciones perjudiciales más conocidas y estudiadas. Ocurre cuando el parásito se beneficia del hospedador, alimentándose o cobijándose en él, hecho que le causa algún daño. El parasitismo es una de las interacciones más comunes de la naturaleza: se calcula que el 50% de las especies animales presentan parasitismo.
Los tipos de parasitismo son muy variados: existen parásitos de alimentación y parásitos de cría. Los últimos son especialmente interesantes, pues hacen que otras especies críen a sus juveniles: son los casos de la urraca y el críalo.
Los animales parásitos tienen enormes consecuencias para la evolución. Los parásitos y sus hospedadores evolucionan a la vez, los primeros para sortear las defensas que los hospedadores presentan y estos para evitar ser parasitados, lo cual da lugar al famoso fenómeno de la carrera de armamentos evolutiva.
Depredación
La depredación, al igual que el parasitismo, es un fenómeno muy común y estudiado en la naturaleza. Consiste en la alimentación por parte de una especie (depredador) de otra (presa). Existen numerosos ejemplos en la naturaleza que todos conocemos, como por ejemplo el lobo y el conejo o el león con los antílopes en las sabanas africanas.
Cabe destacar que las interacciones de los depredadores siguen una relación de doble vía. En otras palabras, los depredadores necesitan que haya cierto número de presas para poder alimentarse.
Asimismo, curiosamente se necesita que los depredadores regulen el número de presas con el fin de que no crezca indefinidamente su número: si esto ocurriese, la población de presas acabaría colapsando por exceso de individuos. Esto es lo que se conoce como equilibrio de Volterra-Lotka.
Competencia
Finalmente, llegamos a la competencia. La competencia es una relación interespecífica negativa, ya que los individuos compiten por recursos y se estorban entre ellos en el proceso. Este es el caso de los leones y las hienas, que compiten por el mismo tipo de presas.
La competencia también puede darse de manera intraespecífica, en la que los individuos de una misma especie compiten por recursos, refugio y apareamiento. Este tipo de relación también suele ser negativa.
Como hemos podido ver en estas líneas, existe una enorme variedad de relaciones interespecíficas, las cuales modelan y determinan la manera en la que funcionan las redes tróficas en la naturaleza.
Bibliografía
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