¿Qué son los anélidos?

De variados tamaños, marinos o terrestres, estos animales tienen recubierto su cuerpo de una final piel, a través de la que respiran; su nombre viene de que su cuerpo se divide en anillos muy similares entre sí

Lombrices: curiosidades

En este post hablaremos de una de las familias más numerosas del reino animal –compuesta por más de 16 000 especies– y que tienen como características comunes un cuerpo segmentado por anillos con forma de gusano. ¡Aprende sobre los anélidos a continuación!

¿Cómo son los anélidos?

Se trata de un gran grupo de animales invertebrados veriformes, cuyo cuerpo está compuesto por anillos similares entre sí. Los anélidos pueden vivir tanto en el mar como en agua dulce y también en ambientes húmedos, y medir desde un milímetro hasta tres metros.

Se los conoce popularmente como ‘gusanos’. pero son mucho más que eso… ¡Incluso existen gusanos que no pertenecen a esta familia! Nos referimos a las orugas y ciempiés, solo por citar dos ejemplos.

Pero volviendo a los anélidos, debemos saber que su cuerpo está recubierto de una piel muy fina mediante la cual respiran y que se pueden reproducir tanto de forma sexual como asexual. En el primer caso puede ser con ejemplares hermafroditas o no, y en el segundo a través de la escisión o partición de su propio cuerpo.

Ejemplos de anélidos

Para entender un poco mejor cómo son los anélidos, echa un vistazo a las especies más famosas o representativas de este gran grupo:

1. Lombriz de tierra

Sin lugar a dudas es el anélido más conocido. La lombriz de tierra –foto que encabeza este artículo– vive en galerías subterráneas que ella misma excava en el suelo. Necesita estar en áreas húmedas para poder llevar a cabo su respiración, y es probable que salga a la superficie por la noche para explorar.

La lombriz es muy beneficiosa para la tierra, ya que convierte los deshechos y partículas del suelo en abono orgánico. Si bien no posee dientes, dispone de una gran boca en forma tubular que le permite comer a cada paso que da. ¡En un mismo día puede comer hasta el 90% de su peso!

Se reproducen muy fácilmente. Son hermafroditas, pero necesitan aparearse con otro ejemplar para poner huevos, situación que se lleva a cabo cada dos meses aproximadamente. Una lombriz puede vivir hasta cinco años.

2. Sanguijuela

Su nombre científico es Hirudinea, y también son unos anélidos bastante populares. Pueden vivir en el mar, en la tierra o en los árboles, aunque la mayoría elige el agua dulce. Tienen una longevidad excepcional de 27 años y se alimentan de gusanos, crustáceos, larvas, renacuajos… ¡Son unos voraces depredadores!

Sanguijuela

Algunas subespecies de sanguijuelas poseen tres mandíbulas y otras ninguna; sus cuerpos están divididos en dos segmentos: cabeza y tronco. La ventosa ventral, la capacidad de succionar con sus bocas y la viscosidad que las ‘envuelve’ son sus principales características. Al igual que las lombrices, son hermafroditas.

3. Gusano árbol de Navidad

Su nombre científico es Spirobranchus giganteus y lleva ese mote tan curioso debido a su forma –como si fuese un árbol– y a sus colores. Este anélido se introduce en los corales vivos o muertos, maderas y conchas de aguas tropicales en los océanos Atlántico y Pacífico y en los mares Rojos, Caribe y Mediterráneo.

Gusano árbol de Navidad

Como los demás de su familia, el gusano de Navidad tiene dos aparatos muy desarrollados: el digestivo y el circulatorio. Para alimentarse, expone sus abanicos branquiales y atrapa plancton y partículas en suspensión.

Al momento de la reproducción lanzan el esperma y los óvulos para que se fertilicen. Las larvas se incrustan en el sitio que les parece adecuado y allí se desarrollan como gusanos tubícolas.

4. Mizostómidos

Se trata de unos parásitos que se aprovechan de los equinodermos (se aferran con cinco garfios), que tienen forma aplanada y redonda ,con bordes cubiertos de ‘pelos’ llamados cirros.

Mizostómidos

La mayoría de los mizostómidos son hermafroditas y sus órganos reproductores son rudimentarios. Pueden ser de diversos colores y habitar siempre en el mismo huésped durante toda su vida, ya sea aferrados en un órgano o zona específica, o bien desplazándose por su cuerpo.

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