Actualmente se han descrito, de forma aproximada, unos 2 millones de especies de seres vivos. Parece que el ser humano no ha hecho más que descubrir la« punta del iceberg» en lo que a biodiversidad se refiere, pues se calcula que existen casi 9 millones de especies en la Tierra. Para mantener el equilibrio en los distintos ecosistemas terrestres, el nicho ecológico es clave.
Este término tan aparentemente complejo hace referencia al lugar que ocupa un organismo en un ecosistema dado, con todas las interacciones que ello conlleva. Si quieres aprenderlo todo sobre este parámetro biológico tan importante, sigue leyendo.
¿Qué es el nicho ecológico?
Dicho de forma sencilla, el nicho ecológico de una especie es el rol que esta juega en un ecosistema dado. El término describe cómo una especie interactúa y sobrevive en un hábitat, por lo que se trata de un valor hiperdimensional que incluye a todos los factores abióticos —no vivos— y bióticos —vivos— del entorno del animal en cuestión.
Desde un punto de vista más utilitario, un nicho es todo aquello que una población de una especie dada necesita para sobrevivir. Esto comprende a todos los recursos presentes en el ambiente, competencia y depredación con otros seres vivos, las adaptaciones del organismo estudiado y otras muchas cosas más.
La distribución de una especie
Uno de los puntos claves para entender el nicho ecológico de un organismo es su patrón de distribución. El área de distribución se define como la fracción del espacio geográfico donde una especie está presente e interactúa de manera no efímera con el ecosistema. Se distinguen 2 variantes de este concepto:
- Distribución realizada: los lugares geográficos que ocupa una especie en la actualidad.
- Distribución potencial: comprende los lugares donde una especie podría encontrarse debido a parámetros ambientales ideales, pero por un motivo u otro, no ha llegado a ellos.
Por ejemplo, una isla puede ser un hábitat ideal para un mamífero terrestre, pero la especie nunca ha llegado a la región porque es incapaz de nadar. Por otro lado, también puede que ya exista una población establecida de otro animal que expulsaría a su competidor en cuanto pisase la tierra: este concepto se correlaciona completamente con el nicho ecológico.
Nicho ecológico fundamental y realizado
El nicho ecológico fundamental es aquél que representa las condiciones bajo las cuales una especie podría vivir, mientras que el realizado engloba las condiciones en las que esta realmente prolifera. Como podrás ver, estos términos son casi iguales que los presentados en el apartado anterior.
Seguramente, al colonizar un ambiente, un animal podría explotar distintos nichos con base en sus adaptaciones preexistentes. Por desgracia, esto no sucede casi nunca, ya que existen seres vivos ya establecidos en casi todos los ecosistemas que se han especializado aún más para explotar una zona concreta del hábitat.
Cuando la competencia no merece la pena, un ser vivo puede ser desplazado a explotar otros nichos. Dicho de otro modo, 2 especies no pueden ocupar nunca exactamente el mismo nicho, pues una de ellas terminaría por extinguirse o abandonar la lucha por los recursos.
Además, el nicho no solo representa un hábitat concreto, sino el conjunto de comportamientos de una especie. Estos nunca van a ser iguales en 2 o más taxones distintos.
Un ejemplo teórico
Pongamos un ejemplo teórico, que no tiene por qué estar basado en una realidad. Sobre el papel, un murciélago diurno insectívoro podría competir con una especie de ave paseriforme del ecosistema por comida. Ambos depredarían sobre invertebrados de forma inespecífica y habitarían las copas de los árboles.
El hecho de que estas 2 especies ocupen el mismo nicho espacial es un problema. Ninguna de ellas gana, ya que ambas deben gastar más recursos y energía en ser más eficientes e, incluso, en tratar de ahuyentar a los miembros de la otra especie. La competencia puede ser directa o indirecta, pero en ambos casos, sus efectos son cuantificables.
Por ello, lo más esperable es que las especies implicadas tomen caminos evolutivos distintos. Los murciélagos podrían evolucionar hacia la nocturnidad: esto les permitiría adquirir un sentido del oído inusitado y, a cambio, perderían capacidad visual por el camino.
Por otro lado, las aves podrían ocupar un nicho temporal diurno y, así, evitarían competir por las mismas presas con los murciélagos. Estas sacrificarían la agudeza de otros sentidos por una buena vista, que les permitiría ver a los insectos en los pastos durante las horas de sol.
Este es un ejemplo idílico, pues también es posible que directamente una especie esté más adaptada que otra y expulse a la vulnerable.
Como puedes ver, el nicho ecológico es un concepto etéreo pero esencial para la ecología. Este no solo describe los espacios que ocupa una especie, sino todas las interacciones que esta tiene con el medio. Por otro lado, también permite estimar los posibles riesgos a los que se tendrá que enfrentar dicho organismo en el tiempo.
Bibliografía
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- Levene, H. (1953). Genetic equilibrium when more than one ecological niche is available. The American Naturalist, 87(836), 331-333.
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- Peterson, A. T. (2011). Ecological niche conservatism: A time‐structured review of evidence. Journal of Biogeography, 38(5), 817-827.